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Calle 13 atrapó a Viña con su fiesta interminable

El dúo siguió actuando con las luces del escenario ya apagadas, pero con la Quinta Vergara tan llena como al principio. Los puertorriqueños dieron tantos regalos como los que recibieron.

24 de Febrero de 2008 | 02:55 | Sebastián Cerda, enviado especial a Viña del Mar
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Visitante y Residente jugaron con todas sus armas y se llevaron los tres trofeos del público.

Cristián Carvallo, El Mercurio

VIÑA DEL MAR.- Intentaron desmarcarse del reggaetón tras su arribo a Viña del Mar, asegurando que lo suyo era verdaderamente otra cosa, pero al final nada de eso sería necesario. Porque apelando al estilo más penetrante de los últimos años, el dúo Calle 13 desató una de las mayores fiestas que tendrá esta versión del Festival de Viña del Mar.


Sin embargo, no se puede decir que lo de los puertorriqueños Residente y Visitante haya sido simple ritmo, rimas y perreo. La agrupación hizo evidente sobre el escenario de la Quinta Vergara las razones que los han llevado a ubicarse varios escalones artísticos más arriba que todos los "reyes" que el estilo tiene.


El dúo paró cerca de una decena de músicos en el escenario para dotar las bases de complejidad e intención, característica que se hizo especialmente notoria en canciones como "El tango del pecado" y sus aires de murga, aportados sobre todo por el trío de bronces.


Una fiesta muy ad hoc en un día en que Residente celebraba además sus 30 años de vida. El público, en conocimiento de ese singular detalle, le cantó el cumpleaños feliz después de la muy coreada "Atrévete-te", y terminó por regalarle, además, dos antorchas y una gaviota.


Pero los puertorriqueños respondieron con creces: zapatillas de Residente y una camiseta de la selección chilena al público, él mismo recorriendo la platea en medio de la gente, un dueto con Vicentico, chinchineros porteños, malabares con fuego y cuatro chicas bailando sobre el escenario. Pero ni con eso se conformaron. Cuando ya la producción dio por terminado el show y apagó las luces y el audio, vino el último obsequio del dúo:


Visitante no se movió del escenario. Siguió alentando al público hasta la salida de Residente y ambos no se movieron hasta que les devolvieran el audio. "Que la producción encienda el sonido para cantarle a esta gente bonita", pidió el calvo cantante, antes de entonar un tema, ahora en penumbras, pero con la Quinta tan repleta como al inicio de su show.


Fue el final de una presentación que desde ya se anotó en los resúmenes de lo más notable de esta edición del certamen. El epílogo de una de esas noches que hacen que el Festival tenga algo que, nos guste o no, también lo hace entrañable.

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