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"Batman: El caballero de la noche"

18 de Julio de 2008 | 10:42 | Antonio Martínez, El Mercurio

Esta debe ser una de las mejores películas del hombre murciélago y se sostiene sobre una paradoja, porque nunca antes Batman (Christian Bale) se había mantenido tan en las sombras de la historia y en la periferia de un huracán de violencia que lo envuelve y confunde; nunca antes su protagonismo había sido tan menguado.

Incluso sus autos y armas tienen presencia y los efectos especiales poseen la espectacularidad del caso para una superproducción, pero quizás lo más dañino de la película, al menos para Batman, está en algo más simple: las fauces de los perros.

Lo que engulle al héroe y a sus enemigos es la naturaleza de Ciudad Gótica, una sociedad que se alimenta de la ambición, donde no hay lealtad ni buenas personas. Es una sociedad que está al borde de convertirse en un perro rabioso.

El fiscal Harvey Dent (Aaron Eckhart) y el teniente Gordon (Gary Oldman) se mueven con sus espaldas pegadas a la pared, temerosos de los infiltrados y cansados de tantos traidores, porque ambos saben que todo se puede comprar y es cosa de encontrar el precio adecuado, el dolor preciso y la moneda correcta. En este clima de corrupción, un delincuente sin pasado que no desea futuro para nadie, El Guasón (Heath Ledger), decide atacar al único grupo que aún parece tener reglas, códigos y jerarquías: el crimen organizado.

El Guasón roba sus bancos y los demuele porque desprecia sus ansias por el poder y la dependencia del dinero, y porque además carecen de un horizonte tan amplio como el suyo, un camino de anarquía, terrorismo y caos por donde la sociedad pueda volver a unos orígenes brutales, para que la desconfianza se convierta en la bandera y el gran norte consista en matarse los unos a los otros.

La película es implacable con Batman y le va cortando las salidas de escape: no logra revelar su identidad, nunca encontrará a la mujer de su vida, tampoco habrá un héroe que lo reemplace y la luz que ve al final del túnel no es la de un hombre, sino la de un animal salvaje, a lo mejor un monstruo humano. Algo evidente en El Guasón y algo trágico en Harvey Dent.

Es una gran interpretación de Heath Ledger, que debería postular a un Oscar como Mejor Actor de Reparto y así probar la suerte de James Dean, que tuvo dos nominaciones después de muerto, por "Al Este del Paraíso" (1955) y "Gigante" (1956), y así se forjó su leyenda.

"Batman: El caballero de la noche" es una película adulta, con sólidas actuaciones y es una gran aventura que habla sobre los héroes que las sociedades a veces necesitan, no siempre merecen y generalmente matan.