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Trabajar juntos: ¿un fracaso inminente?

Las relaciones amorosas en el mismo lugar de trabajo parecen ir en picada en muchos casos. Aquí, varios ejemplos en la política y la televisión, demuestran que el amor no lo puede todo. Sin embargo, algunos casos escapan a la regla.

12 de Mayo de 2010 | 12:59 |
“Quiero una mujer que me interpele intelectualmente, que acepte lo que estoy haciendo, y eso no es fácil. (...) Quiero tener tres hijos más, pero antes hay que buscar una mamá. No le tengo miedo al matrimonio. Tengo 33 años y mi papá se casó a los 39 (...) Claro que si me enamoro me caso al tiro, tráiganme al cura no más...”, se confesaba, hace siete años, Fulvio Rossi con Tati Penna en el “Siete + 7”.

Carolina Tohá ya había aparecido en su vida y compartían el hemiciclo de la Cámara desde el 2002, él como socialista y ella, PPD.

“Tengo una oferta senatorial (la Octava Interior) súper atractiva, pero pienso que voy a declinarla fundamentalmente por mis hijos y el amor... (Sería) someter a la relación de pareja que estoy empezando, y con la que estoy contenta, a la tensión de una situación bien difícil”, le comentaba ya en el año 2005 Tohá a Penna en otra entrevista, antes de casarse con el diputado PS.

Pero una realidad totalmente diferente distanció a la pareja parlamentaria, luego de que hace unas semanas ambos protagonizaran lo que ha sido denominado “una teleserie” política, tras lanzar los dos su candidatura a la presidencia de sus respectivos partidos, lo que para ella fue visto como un conflicto de intereses, mientras él aseguraba que todo estaba bien.

A semanas del hecho, Tohá bajó y relanzó su candidatura y Rossi terminó por descartar la suya, al tiempo que era apuntado por varios que lo calificaron de machista.

Parece que lo que desconocían ambos era que “a no ser que tengan una relación muy consolidada y con roles bien definidos, el trabajar juntos puede significar un foco de competencia innecesario”.

El psiquiatra de Clínica Alemana, Guillermo Gabler, explica que la competitividad es inherente al trabajo. Por eso, cuando una pareja pertenece al mismo círculo laboral, es sumamente difícil que esta realidad no salga a la luz sin afectar la relación amorosa.

“Si el otro no está a la par o derechamente obstruye el desarrollo de la empresa, puede generar graves problemas para la relación. La cosa funciona si están sincronizados y enfocados, pero en algún minuto se perderá eso”.

Desde otro flanco, el psicólogo y terapeuta familiar Marco Barrientos es defensor de la idea de que el trabajo no es una variable para el quiebre de una relación. “Depende de cuan fuerte o no es el vínculo de la pareja, de cómo negocian los roles que van a cumplir cada uno en los diferentes dominios de existencia en que se desenvuelven, de lo tranquilos o no que se sientan mutuamente con las decisiones que toman”, dice el experto, cuyas palabras bien se podrían ejemplificar con casos como Claudia Di Girolamo y Vicente Sabatini, quienes llevan 15 años como pareja, trabajando hasta el año pasado juntos en teleseries.

Si bien afirma no haber conocido que se separen por trabajar juntas, Barrientos no niega que el área laboral puede ser el espacio idóneo en el que pueden expresarse los problemas de la relación.

“Si una pareja tiene problemas con su distribución del poder, es decir con el cómo y quién toma las decisiones, o uno de sus miembros es más inseguro que el otro y entra en una dinámica de envidia frente a los logros del otro, o hay desacuerdo en relación a qué se entiende por lealtad hacia la pareja, esos elementos pueden reflejarse en el trabajo, lo que puede desembocar en competencia mutua, en desautorización de las decisiones del otro y eventualmente podría darse la situación de una pareja que intente corregir en el trabajo problemas que, en verdad, se sitúan en la relación”.

Trabajo, amor y negociaciones

Es casi imposible no ser testigos del quiebre de estos dos políticos, sin recordar el desenlace de sus colegas en el Congreso y ex actores, Ramón Farías y Ximena Vidal, ambos del PPD.

Lo que el arte había unido, la política jamás separaría, era lo que esta pareja, que se conoció el año ’82 grabando la teleserie “Anakena”, aseguraba, mientras se vanagloriaban de poder compartir absolutamente todo; el hogar, el trabajo y sus intereses. Pero luego de 22 años de relación, Farías y Vidal aparecieron en el Congreso sin hablarse ni sentarse juntos, días antes que anunciaran oficialmente en un comunicado su separación.

Ese 2008, cuando los parlamentarios PPD dieron fin a su unión, el también diputado Iván Moreira (UDI) aseguraba que "las relaciones de pareja en política son una bomba de tiempo que explota tarde o temprano".

Y muy bien que sabía de lo que hablaba, cuando el 2004 se había ya separado de “La regalona”, la ex diputada RN Carmen Ibáñez.

Para Gabler, una pareja en un mismo trabajo o área laboral, es casi un fracaso inminente. La razón lo atribuye a que por un tema humano de diversidad, habrá opiniones distintas ante un mismo tema, cosa que hasta este punto no suena descabellado, ni tampoco un motivo de ruptura.

El problema se agrava cuando los acuerdos en el trabajo se transforman en negociaciones. “Eso significa que (si ganaste en el trabajo porque yo cedí) en la casa tendrás hacer la cama o hacerte cargo de los niños”.

Barrientos sabe que existen parejas que se llevan los problemas del trabajo a la casa, algo que parece casi obvio cuando los dos se desempeñan laboralmente en un mismo lugar o rubro. “(Pero) nuevamente, si la relación es lo suficientemente sólida y madura estos problemas se discutirán y se resolverán, y probablemente ocurra lo contrario si la relación está complicada”.

El terapeuta afirma que las personas se relacionan con sus parejas “tal como aman”. Es decir, “si hay problemas o si hay armonía esto se notará en la forma en que toman decisiones, en cómo crían a los hijos y también en cómo trabajan juntos”.

Un caso esperanzador: Allamand - Cubillos

“Creo que en una relación siempre ayuda el compartir proyectos, pero cuál compartes es un tema de cada pareja”, decía la ex diputada UDI Marcela Cubillos una vez asumida públicamente su relación con el parlamentario RN Andrés Allamand.

Ambos compartieron desde un comienzo sus labores, ya que el pololeo comenzó cuando los dos debieron representar a sus partidos en de la Comisión Mixta de Educación en el congreso. Hoy, su relación 'laboral' se ha traducido en dos libros escritos en conjunto: “El Desalojo” y “La Estrella y el Arco Iris”.

Dele espacio a la pareja, es el principal consejo que entrega Barrientos. Trabajar con la pareja no significa “estar en pareja”, dice, explicando que es sumamente importante, así como se agenda una reunión, agendar un momento en el día donde se pueda disfrutar en la convivencia. “Para algunos será caminar de la mano por el parque, salir a comer o arrancarse a un motel. Si usted olvida darle un espacio a la pareja, acaba por llenar ese espacio con las exigencias de la vida y olvida lo más importante, disfrutar junto a él o ella”, comenta.


Parejas de la TV que no funcionaron
Claudia Conserva y el Pollo Valdivia son una de las parejas que escapan de la regla. A pesar de haber tenido su quiebre hace varios años, hoy se muestran como un matrimonio feliz. Igual caso es el de Cristián Sánchez y Diana Bolocco, quienes esperan casarse pronto y, tal vez por suerte, dejaron de trabajar en el mismo programa de tv hace un tiempo. Pero hay otros que no corrieron la misma suerte.

Carolina Arregui - Óscar Rodríguez: En plenas grabaciones de “Marrón Glacé”, donde ella era una de las protagonistas y su marido nada menos que el director, se destapó un romance entre la actriz y Fernando Kliche, que dejó a Arregui sin contrato y sin matrimonio.

Tío Memo - Tía Pucherito: En 1983 la pareja más amada por los niños puso fin a su matrimonio. Sin embargo, debieron trabajar un año más juntos en “Los Bochincheros”.

Elena Muñoz - Rodrigo Bastidas: Luego de 17 años de matrimonio, ambos actores pertenecientes a la compañía Teatro Aparte se separaron. La crisis hizo que las mujeres del grupo montaran su propia obra, “Desatinadas”, y los hombres, “Pateados”, cada uno por su lado. Pero Muñoz y Bastidas limaron asperezas y, aunque no volvieron a juntarse en el plano amoroso, retomaron su trabajo juntos el 2006, con la obra “Ya no te gusto, ¿verdad?”, asegurando que se llevan excelente.

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