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Parejas jóvenes luchan contra la tradición en la India moderna

04 de Agosto de 2010 | 16:43 |
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SULTANPUR DABAS, India.- En lo profundo de un laberinto de callejones polvorientos en una población del norte de India, una casa anónima sirve de refugio a una joven pareja que teme por sus vidas.

Ravinder Gehlaut y Shilpa Kadiyan se casaron en marzo del año pasado. Sus familias habían acordado su matrimonio de la manera tradicional: ambos habían verificado la casta, el estatus y la riqueza de cada familia. Todo parecía estar en orden.

Sin embargo, apenas unas semanas más tarde comenzaron los rumores. Los ancianos de la población empezaron a llegar a la casa del padre de Ravinder en la población de Dharana, en el estado de Haryana, afirmando que la pareja había violado un tabú social que prohíbe el matrimonio entre personas que pertenecen a la misma "gotra", al mismo clan.

Poco después, el "khap panchayat" o consejo de casta, un poderoso grupo de vigilancia conformado por ancianos, declaró que la población había sido deshonrada. Entonces le dieron a la pareja un ultimátum: divórciense y en el caso de Shilpa, que se casara con otro hombre aprobado por el consejo.

Cuando una multitud amenazó con matarlos si no obedecían, huyeron de la población.

Es un enorme contraste con la India del siglo XXI: pese a las enormes muestras de modernidad -elegantes centros comerciales, una pujante economía, una mayor educación- el cambio social marcha con una lentitud agonizante. Incluso ahora, las demandas de dote han crecido aún más, cientos de miles de fetos de mujeres son abortados cada año en una selección por género y pertenecer a una casta es factor determinante en la vida de la gente.

El matrimonio, de muchas maneras, se ha convertido en el principal campo de batalla entre la tradición y la modernidad.

En la actualidad, la gente joven escoge cada vez más a sus parejas. Son impulsados por una elite cada vez más urbanizada y en plena fiebre por películas que muestran a hombres y mujeres que se enamoran, viven juntos y eligen a su pareja.

Sin embargo, una gran parte de matrimonios aún son negociados y gobernados por códigos estrictos basados en castas, el antiguo e intrincado sistema social hindú que coloca a casi todas las personas dentro de una categoría de status.

Los padres deben buscar a la pareja de sus hijos dentro de la misma casta, pero no dentro del mismo clan.

Aquí es donde radica el problema. En la región rural del norte de India, los habitantes de poblaciones vecinas fueron vistas tradicionalmente como integrantes de un clan, y por ello como hermanas y ésa es la razón por la que el consejo de castas también exigía que Gehlaut y Kaidyan se declararan a sí mismos hermano y hermana, aunque sus clanes estén formados por decenas de miles de personas y la pareja no tuviera la posibilidad de declararse parientes sanguíneos.

Hace algunos años, los consejos de casta quizás no habrían puesto mucha atención en ello. Sin embargo ahora que están siendo marginados por el veloz cambio social, están aplicando reglas de familiaridad medieval para reiterar su dominio.

El desafío a estas leyes conlleva un alto precio. Las parejas son separadas, condenadas al ostracismo o incluso asesinadas. Hubo más de un centenar de casos similares el año pasado sólo en el estado de Haryana, de acuerdo con cifras gubernamentales.

En Dharana, una localidad ubicada a sólo 80 kilómetros de Nueva Delhi, la capital del país, las órdenes del consejo de casta pronto degeneraron en violencia.

En julio del año pasado, a la familia se le dio tres días para abandonar la población. Una turba enfurecida armada con tubos y hoces rodaron la casa de Gehlaut, amenazando con matar a la familia.

La policía llegó justo a tiempo y le dio protección a la pareja durante varias semanas pero después de recibir informaciones de que sus vidas corrían peligro, huyeron a Suntanpur Dabas, una localidad a 100 kilómetros de distancia, donde parientes de Gehlaut les dieron albergue.

"Nos hubieran matado si nos hubieran atrapado", señaló en un susurro Kadiyan, con un embarazo avanzado y que se sentaba en el suelo para preparar el té en la cocina que comparte con seis familiares.

Sin embargo, la pareja tiene más suerte que otros.

En 2007, Manoj Banwala, de 23 años, y su esposa Babli de 19 fueron secuestrados y asesinados a puñaladas por el hermano de Babli y otros familiares por casarse a pesar de que formaban parte del mismo clan.

Los asesinos fueron condenados a muerte y el jefe de la población a cadena perpetua.

Sin embargo, en vez de funcionar como disuasivo, el veredicto llevó a los consejos de las poblaciones a la acción. Ahora se está llamando a reescribir las leyes hindúes que gobiernan los asuntos familiares para incluir la prohibición de matrimonios entre personas del mismo clan.

"Ha ocurrido un resurgimiento de las aseveraciones de khap para justificar su posición en público", indicó Kirti Singh, un abogado de la Corte Suprema de India.
Singh indicó que durante el receso de verano de los tribunales de Haryana, cuando sólo se ventilan casos de emergencia, más de la mitad de los casos son de parejas jóvenes que buscan algún tipo de protección.

Algunos informes oficiales indican que 19 amantes jóvenes fueron asesinados solamente entre abril y mayo, incluida una pareja en Nueva Delhi, donde fueron electrocutados y asesinados a golpes por integrantes de la familia de la esposa por violar las leyes de casta y de gutra.

El derramamiento de sangre llevó en junio a la Corte Suprema a ordenar a los gobiernos estatales afectados que presenten informes y describan las acciones que están adoptando para frenar las matanzas. Asimismo, el gobierno indio también está buscando reformar las leyes.
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