El Pesebre

Fue San Francisco de Asís quien popularizó la costumbre de armar un pesebre, idea que tuvo tres años antes de su muerte cuando celebraba la Navidad en la ermita de Greccio en el año 1223.

Con la autorización del Papa Honorio III y ayudado por un soldado llamado Juan de Greccio, el santo comenzó los preparativos 15 días antes del 25 de diciembre. Eligió un lugar abierto donde puso un paño blanco y una gran cantidad de heno. Luego llevó un asno, un buey y otros animales, y convocó a todo el pueblo para celebrar una misa en el lugar.

El Papa Honorio III concedió indulgencia a todos los que asistieron a la ceremonia, y el heno que se ocupó para el pesebre sirvió para sanar a las personas y a los animales.

A partir de ese momento, la idea de recrear la escena del nacimiento de Jesús con figuras hechas de barro se expandió por Italia y todo el resto de Europa, convirtiéndose en una tradición para los católicos.

En el caso de América, los pesebres fueron introducidos por los misioneros que llegaron durante la Conquista. Las representaciones fueron adaptándose a la realidad de cada país, convirtiéndose muchas veces en verdaderas obras de arte.

 

 

 

 


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