Andre Agassi, un buen hijo
“La competencia sacó, en algunos casos, lo mejor de mí, pero la mayoría de las veces también sacó lo peor de mí", dijo Andre Kirk Agassian, tras 21 años de carrera en las canchas, luego de levantar ocho copas de Grand Slam, obtener 52 títulos, colgarse una medalla de oro olímpica en Atlanta 96’ y obtener 31 millones de dólares en ganancias.
A los 36 años quiso despedirse de la gloria deportiva, en el US Open del 2006, donde, a pesar de haber sido eliminado por Benjamin Becker, 23 mil personas le rindieron una ovación de 10 minutos al otrora número uno.
“Les agradezco estos 21 años, ustedes me inspiraron", dijo el conmovido el "Kid de las Vegas", quien agarró su gloria y su familia para abandonar las canchas como una leyenda respetada, un caballero con su raqueta como espada.
La oportunidad llegó en 1986, cuando hizo su debut como profesional y aunque no tuvo el rápido ascenso que su padre hubiese querido, ya para 1988 era parte de los top ten, y gozaba de una gran popularidad que inmortalizó su look juvenil, su cabellera rubia, con ese corte tan característico de la época (algo que en Chile se recuerda como el clásico chocopandero), mientras decía, con lentes oscuros, en un comercial de una cámara fotográfica: “Image (se baja los lentes y levanta galanezcamente sus cejas) is everything”.
Fue casi inevitable que Brooke Shields se fijara en él y por eso la actriz, 5 años mayor, decidió enviarle una directa carta, en 1993, proponiéndole que se conocieran.
Las hermosas cejas tupidas de la modelo, objeto de deseo de hombres y adolescentes, calaron hondo en el corazón del tenista, que para el año siguiente comenzaría una larga relación con la modelo.
Se juraron amor eterno en 1997, año exitoso para el tenista, tras haber ganado una medalla de oro olímpico en Atlanta 96’ y de haber figurado dos años antes como el número uno del ranking tenístico