HEIDI KLUM / SEAL

Seal, de la tempestad al éxito

Sealhenry Olumide Adeola Samuel nació el 19 de febrero de 1963 en Londres, pero tiene sangre nigeriana y brasileña de sus padres Francis Samuel y Adebisi Samuel. Su nombre cuenta una historia particular: sus abuelos maternos habían elegido Seal, siguiendo la tradición de ese país de buscar un nombre para el primogénito, mientras que sus padres deseaban llamarlo Henry, por lo que fusionaron ambos nombres y el resultado fue Sealhenry.

El cantante y compositor británico no tuvo una infancia fácil. Su padre trabajaba como gásfiter y su madre era una dueña de casa que hacía trabajos temporales de vez en cuando. Los problemas económicos se hacían cada vez más profundos y, años después, sus padres se divorciaron. Seal era muy pequeño cuando su mamá tuvo que dejar el país, aunque en ese entonces él ya estaba bajo la protección de una familia guardadora. Tuvieron que pasar cuatro años antes que pudiera volver a vivir con su padre, hermana mayor y cuatro hermanos menores, además de su madrastra.

Pero las cosas no mejoraron. Seal padeció lupus cuando niño, enfermedad que afecta al sistema inmunológico y que lo dejó con cicatrices en su rostro. Sin embargo, peores fueron las marcas que dejaron los abusos cometidos por su padre. En una entrevista a revista “Q”, el cantante lo calificó como “una persona resentida y amargada que había perdido muchas oportunidades en la vida”. “Creo que me amaba pero era incapaz de demostrarlo”, declaró. A los 15 años dejó la casa de su progenitor.

Durante su juventud se dedicó a trabajar en distintos oficios como electricista, diseñador de ropa de cuero o poniendo avisos de líneas telefónicas eróticas mientras vivía en el “dole” o casa de asistencia de menores. Pese a todo Seal logró estudiar y sacó un diploma de dos años en Arquitectura.

Su interés por la música se generó cuando comenzó a cantar en un club. A mediados de los 80 se unió a la banda de funk llamada Push y con ellos inició una gira que lo llevaría a Japón. Luego, estando Tailandia, se integraría a una banda tailandesa de blues. Pero su travesía por el continente continuó en India, hacia donde se encaminó sin más compañía que él mismo. El viaje se convertiría en una inyección de buenas vibras que incluso le hizo cambiar su opinión de sus cicatrices: “Ahora sí me gustan. Sirven como una especie de distintivo”, comentó, haciendo memoria de esa revitalizante etapa en una entrevista.

 

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