¿Qué tenía Frazier? No poseía un juego de piernas virtuoso, aunque tampoco era despreciable, tampoco la inteligencia de Alí para leer los combates, pero era un pegador nato que podía destrozar a cualquier oponente gracias a la potencia de sus golpes. Además venía de una pobreza extrema que lo hacía tener un coraje sin igual y unas ganas de pelear para alcanzar la dignidad que careció durante su infancia.
Aquel primer combate fue otorgado por puntos al campeón vigente. En el último asalto Alí cayó a la lona a causa de un gancho propinado por su rival y, para sorpresa de todos, el hombre de Luisville logró levantarse a pesar de estar en pésimas condiciones, ganándose el respeto incluso de sus detractores y demostrando que además de saber pegar, también tenía la capacidad de soportar y reponerse del castigo. Cabe además decir que ambos peleadores terminaron en el hospital finalizada la velada.
El segundo enfrentamiento se llevó a cabo en 1974 y también fue resuelto a los puntos, pero esta vez la victoria fue para Alí, aunque el título no estaba en juego.
Thrilla in Manilla
Es recordada como la mayor exhibición de box jamás realizada por dos hombres en la historia. La pelea comenzó con un Alí dominando durante los primeros cuatro asaltos, pero del quinto al undécimo Frazier logró recuperarse y tomar ventaja respondiendo con castigos que, para cualquier otro boxeador tal vez hubieran significado el final.
De ahí en más Alí sacó fuerzas desde nadie dónde sabe para reponerse y comenzar a golpear incesantemente a su rival, tanto que así que llegó un momento en que para Frazier era casi imposible abrir los ojos debido a la hinchazón en su rostro, lo que significó que desde su rincón no lo dejaran levantarse para disputar el último round. Había terminado “la pelea del siglo”.
Rugido en la jungla
En 1974 el mundo ya conocía la fuerza de George Foreman, uno de los más grandes pegadores de la historia que por aquel entonces era una temible masa de músculos que ya hacía dos años no necesitaba llegar más allá del segundo round con sus rivales. 40 victorias (38 K.O.) eran su carta de presentación.
Algunos entendidos de la época afirmaban que la capacidad demoledora de Foreman podría incluso arruinar al mismo Alí, despertando el interés de Don King que se encargó de ofrecerle 5 millones de dólares a cada uno y llevar la pelea a Kinshasa, Zaire, donde el dictador recién establecido compró la velada en mucho más de 10 millones...
Pocos apostaban por la victoria del ya veterano Alí y por eso no sorprendió que en el aeropuerto de Kinshasa hubiera un avión especialmente habilitado para viajar a Madrid en caso de cualquier problema físico que pudiera sufrir.