Columna de Amanda Kiran
Medalla dorada
Viernes 13 de diciembre de 2002, 18:03


El hockey césped es un deporte poco conocido en este país, y aunque es considerado de élite y se enseña en colegios privados e ingleses no es un deporte caro.

Poco a poco ha ido aumentando la cantidad de jugadores y seguidores, y los medios le dan más pelota, sacrificando la propia pelota más importante, la de fútbol.

Me agrada saber que la gente sabe de qué le hablo cuando les cuento que juego hockey, me miran rápidamente las piernas y otras partes del cuerpo que se desarrollan mucho por la posición constante al jugar, pero finalmente eso es mejor a que te pregunten ¿dónde están los patines?

Desde pequeña que heredé esta pasión. De mi abuela, luego de mi madre y ahora yo, la más fanática de las tres. Le he dedicado horas, días, noches, años, he sacrificado tiempo y personas, pero es inevitable.

Ahora, en mi equipo, me rodeo por fanáticas igual que yo. Tenemos un equipo joven y enamorado, además de talentoso, y eso es bueno y entretenido.

Todos los días la Caro llega a contarme qué pasa con Las Leonas -las jugadoras de la selección argentina-, y vibra cuando le cuento que jugué
 
Medalla dorada
(13
.12.2002)


Seis letras
(28.11.2002)


Ha llegado carta
(13.11.2002)

Maratón matrimonial (05.11.2002)

Vuelta a toda velocidad (24.10.2002)

Mi ventana
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Gol de penal
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Amanda Mundial
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.07.2002)
contra ellas (aunque nos ganaron por más de tres goles).

En fin, estas niñas siguen más el deporte de afuera, tienen sus ídolos, y eso es bueno, es motivador, es pasión por el deporte, una pasión que no había visto antes.

Con todo eso, ese sábado en la mañana me levanté con el cosquilleo en el estómago, con las ganas que sólo te provoca jugar una final, la de nuestro torneo nacional.

Eso bastaba para que no fuera igual que todos los sábados, ni para mí ni para las otras trece que componen el equipo conmigo, más nuestro entrenador y preparador físico.

Nos juntamos a las doce, almorzamos y escuchamos música. Dejamos todo lo demás por este almuerzo y esta unión que sirve en momentos claves como éste, así que entre todas preparamos tallarines con una salsa suave y de postre plátanos para no sentir calambres ni molestias.

El nervio en compañía se siente menos; el tema se entrelaza, estamos unidas en una pasión, y somos mujeres que sienten el deporte, que saben lo que es juego en equipo, que creen en la que está al lado, que trabajan por estar ahí. Nada es gratis, al contrario.

Lo mejor es que nunca perdemos la esencia de ser mujeres, pretenciosas, lindas y absolutamente vivas.

Así, de la misma forma, ese sábado nos paramos en la cancha.

Recordamos la música del almuerzo y fuimos más atrás. Recordamos los mil entrenamientos del año, las preparaciones físicas que nos impuso nuestro profesor, las tácticas que nos enseñó el entrenador, unimos las fuerzas y el apoyo, dentro del campo, entre nosotras y fuera de la cancha, con nuestros padres, parientes y amigos.

Finalmente, a nivel nacional, categóricamente fuimos mejores, ganamos por cinco a uno, derrotamos los miedos y la vergüenza, superamos todas las barreras.

Fuimos un verdadero equipo y supimos saltar para celebrar.

Como un equipo, hoy viernes nos colgarán las medallas que nos ratifica como las mejores jugadoras de hockey césped del país, y a cualquier nivel, ser campeonas es una de las sensaciones más exquisitas que se pueden sentir y por eso agradezco día a día por ser parte de eso.

Me salí del contexto, me salí del formato, todo para celebrar y felicitar a mi equipo y cuerpo técnico, que hoy celebra su bicampeonato.

Amanda Kiran
   
     
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