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Jorge
Burgos. Diputado Demócrata CristianoRecuerdo haber ingresado en 1962 al Colegio San Ignacio de Pocuro, con bastante susto por lo nuevo que era. Las salas de clases aún no estaban definitivamente habilitadas, por eso los primeros días teníamos clases en el patio. El San Ignacio es un colegio grande y de muchos alumnos, donde a poco de ingresar es indispensable ganar un espacio de amistad, pero también muchas veces de defensa. Esos fueron los primeros desafíos, que en definitiva van templando la personalidad. Recuerdo con especial cariño las pichangas en canchas de tierra y polvo, entretenidas y duras, el comedor en un 3º subterráneo, oscuro, mal ventilado, donde la tarea principal era esconder de alguna forma aquella parte de la comida que, a mi juicio, era incomible. Para ello los muchos y grandes bolsillos de los overol –de esa época- eran fantásticos, aunque debo reconocer que los días viernes terminaban en trapos aceitosos y algo pestilentes. Pero al final de todo el gran recuerdo, es haber estudiado en un gran colegio, formador de valores, de esos para toda la vida. Lily
Pérez. Diputada de Renovación NacionalYo, debido a mi ascendencia judía, siempre estudié en el Instituto Hebreo. Es un colegio grande y mixto. Yo pertenecía al curso A. De esa época conservo grandes recuerdos como por ejemplo, la excelencia académica y los amigos. Siempre recordaré la gira de estudios a Israel. Fue un viaje maravilloso. Incluso, con dos compañeras causamos tanta sensación entre los beduinos que éstos le ofrecieron a mi profesor tres camellos a cambio de nosotras. María
Antonieta Saa. Diputada del Partido por la DemocraciaEstuve en cuatro colegios. El Liceo Chileno, que quedaba frente a la Plaza Yungay, el Beata Imelda, un Liceo en Quillota y el Liceo N° 7. Yo viajaba mucho porque tenía un papá notario, pero aquello no me afectó demasiado en mi desarrollo, tanto social como educacional. De hecho, casi siempre fui la primera del curso en todos los colegios donde estuve. Como experiencia divertida recuerdo que en el Liceo 7 hicimos una campaña para elegir el primer centro de alumnos de la historia del lugar y mi símbolo de campaña era un + de M.A.S, pero mis adversarios radicales lo confundieron con una cruz y me tildaron de hacer proselitismo religioso. Comenzaron una campaña para desacreditarme pero no dio resultado y finalmente resulté vencedora. Sebastián
Piñera. Presidente de Renovación NacionalYo hice toda la básica en el Verbo Divino, pero luego mi padre fue nombrado Embajador en Bélgica y nos tuvimos que ir. Recuerdo que mi papá hablaba un perfecto francés, y el director del colegio donde íbamos a estar lo notó. Por eso, asumió que sus hijos también manejábamos el idioma, por lo que nos envió a un internado. La verdad era que nosotros no sabíamos nada de francés, pero por necesidad lo aprendimos en tiempo récord. De mis años en el Verbo, recuerdo que tomábamos una hoja, le prendíamos fuego y la pasábamos por toda la clase. Una vez a mí me tocaba al final, cuando la hoja estaba casi consumida. Por supuesto me quemé y no se me ocurrió nada mejor que tirarlo al basurero, que, al estar lleno, se incendió. Ese día nos tuvieron castigados hasta las 11 de la noche. Por esos años hicimos un túnel para atravesar al Villa María. Me pregunto si todavía estará ahí. Roberto
Fantuzzi. Empresario.Yo estudié en los colegios Saint George y Pedro de Valdivia. La verdad es que nunca fui muy vivaracho. De hecho, al final de mis años escolares me saqué el premio al guevon más grande del colegio. Yo nunca salía, nunca hice la cimarra, ni tampoco llegaba atrasado a clases. Ahora las cosas son diferentes, de hecho les digo a mis hijos que si quieren faltar, simplemente ¡falten! Liliana
Ross. ActrizEstudié en un pequeño colegio de Monjas del Buen Pastor, el Rosa de Santiago Concha que fue creado a fines del 1800 con el fin de albergar a señoritas de familias venidas a menos. Su construcción, se ubica, hasta ahora, en Santo Domingo con Mac-Iver y en un área de casi media manzana de estilo gótico, con una hermosa capilla de iglesia que aún perdura. Posteriormente fue usado por la Universidad Central y ahora me he enterado con horror que será demolido con el fin de construir una de esas torres urbanas sin mayor gracia, fruto del descuido de nuestros patrimonios arquitectónicos. Rezo porque esto no suceda. Los años más felices y despreocupados de mi vida adolescente los viví en sus patios: el de los naranjos, el de cristal, donde hacíamos gimnasia, con unos feísimos pantalones tablados. y el patio de la Virgen. En el salón de actos rezábamos el rosario diario y tal vez allí comenzó mi vocación actoral ya que en su escenario comencé a descubrir mi lado de comediante. Gracias a eso y a la madre Ascensión, que no tenía nada de pacata ni anticuada, desarrollamos nuestros estilos y he podido reencontrarme con mis compañeras durante mi matrimonio en octubre, en el cual me regalaron una foto de todas ellas, vestidas como damas antiguas en color sepia que me conmovió y me hizo revivir nuestro humor y capacidad de divertirnos y cumplir con las obligaciones disfrutando de ello hasta ahora. Galo
Fernández. Sacerdote. Vicario de la Esperanza JovenYo estudié en el Colegio Notre Dame, donde había un espíritu de boy-scout y una voluntad de pasarlo bien y entregarse a las cosas buenas de la vida. Recuerdo esas tardes de campamento en el Lago Calafquen, donde de pronto nos sorprendía la lluvia y teníamos que arrancar empapados. En una de esas oportunidades llegué a mi casa y había una nana nueva, que no me conocía, así que tuve que quedarme afuera, con la ropa toda mojada. De vez en cuando nos castigaban por llegar atrasados a clase, pero a mí no me disgustaba pues teníamos que ir el sábado y yo tenía una relación muy cercana con la gente que se quedaba esos días en el colegio. Camilo
Escalona. Diputado SocialistaMis años escolares los hice en la Escuela Pública N° 24 de San Miguel y la media en el Liceo N° 7. No me destacaba por ser muy aplicado, pues en esa época ya estaba involucrado en las juventudes socialistas. Hasta tercero básico usé unas plantillas muy pesadas por un problema ortopédico que tenía. Por lo mismo me molestaban por ser el más lento de la clase. Eso, hasta que llegó el feliz día en el que me las sacaron. Desde ese momento me convertí en el más rápido del curso. José
Miguel Viñuela. Animador de TVToda mi vida estuve en el San Ignacio. Me acuerdo que nos íbamos en caravana a los colegios de mujeres, y algunos entraban a hablar con las monjas para que nos dejaran conversar con las niñas. Una vez le pedí a mi mamá que firmara un falsificativo, el cual luego borré y reemplacé por otro. En el colegio me pillaron y me tuvieron 2 meses limpiando los vidrios. De esa época quedó la mayoría de los amigos que tengo hoy. Maximiano
Errázuriz. Diputado RNEstudié en los padres franceses de Santiago y tenía como compañero a mi primo, Jaime Guzmán. Siempre jugábamos ajedrez, ya fuera en clase o en los recreos y a veces nos castigaban por eso. Una vez no resistí la tentación de amarrar el overol de Jaime a la silla, por lo tanto, cuando se paró para ir a la pizarra arrastró todos los útiles y muebles. El profesor pensó que él había sido el culpable y lo castigó. Carolina Arregui.
ActrizYo me cambiaba mucho de casa y de colegio. Estuve en el San Gabriel, en el Santísima Trinidad y finalmente, cuando me fui de la casa, entré al Liceo Amanda Labarca. Ese cambio fue muy fuerte pues yo era de clase media acomodada. En los liceos se siente la realidad mucho más cerca. Recuerdo que los primeros días, al escuchar el himno nacional, me mató el puro “shile” con el que lo cantaban, pero a medida que fue pasando el tiempo conocí a un grupo maravilloso, tanto que ahora, al cantar el himno también lo canto con Puro “Shile”, ¡y con mucho orgullo! Juan
José Gurruchaga. ActorYo estudié en el Alonso de Ercilla. Recuerdo que en los camarines jugábamos a pegarnos con las toallas y nos molestábamos por los típicos cambios hormonales, como quien era el más peludo y esas cosas. Cuando nos mandábamos una cagaa, castigaban al curso entero con reforzamiento en matemáticas. Era terrible. Me acuerdo que una vez nos pusimos a tirar el libro y rompimos un ventanal. Luego hubo que salir a buscar el libro afuera. Julio
Martínez. PeriodistaYo estudié en el Colegio San Pedro Nolasco. Recuerdo que era bueno en algunos ramos y en otros no. En castellano siempre me fue muy bien, todo lo contrario de los ramos científicos. En esa época ya se manifestaba mi vocación de periodista, porque yo publicaba el diario mural del colegio. Además de eso yo cantaba, era solista del coro. Alberto
Cardemil. Diputado RNYo entré al colegio sabiendo leer, escribir y con la capacidad de resolver las cuatro operaciones. Yo estudié en los Hermanos Maristas y en el Alonso de Ercilla. Recuerdo que los estudiantes de provincia vivíamos juntos en una casa ubicada en Bulnes con Compañía, y quienes nos quedábamos ahí teníamos una tradición: asaltar la bodega de licores que había en el lugar. Esa excursión se realizaba una vez al año. Nunca nos pillaron, pero yo creo que los curas simplemente se hacían los tontos. Benito
Baranda. Director Social del Hogar de CristoYo estudié en el Colegio San Ignacio de El Bosque. Ahí pasé unos años maravillosos. Recuerdo una vez, en noviembre 1976, cuando me nombraron "el mejor deportista en silla de ruedas del año". Elías
Figueroa. Ex futbolistaEstudié en Quilpué, en una escuela pública y luego, cuando me integré a Wanderers me cambié al liceo vespertino de la misma ciudad. Era un alumno regular, de 5.5 hacia arriba. Recuerdo que una vez para un campeonato interescolar hicieron una selección de Quilpué, en la cual yo era el único representante de mi colegio. Yo era muy joven, tenía 12 ó 13 años y las nominaciones se decidían por peso. Por eso, en mi colegio me alimentaron bastante tiempo con plátano y leche. Gracias a eso, finalmente logré el peso requerido. Leo
Caprile. AnimadorEntre otros colegios, estudié en el Salesiano de Valparaíso y en el Liceo Eduardo de la Barra de la misma ciudad. Yo no pescaba mucho el colegio, me aburría el sistema porque pedía espacios en otros lados. Quería ramos humanistas, de pintura y literatura. Definitivamente no lo pasé bien en esos años. Los curas eran muy castigadores, siempre estaban métale coscacho y métale chuleta. No era un ambiente amigable para nada. En un momento desarrollé una actitud muy contestataria, no era malo pero si muy catete. Tanto así, que un día el inspector general me llamó y me dijo "dígale a su madre que venga". Yo pregunté, ¿por qué? Y él me contestó "por nada, pero por si acaso dígale igual". Ricardo
Israel. Cientista PolíticoYo estudié en el Liceo de Hombres de Los Ángeles. Ahí lo pasaba muy bien, tengo los mejores recuerdos. No sólo por los estudios sino que también por lo secundario, como el deporte y los amigos. Era un buen alumno, pero nunca fui el mejor de la clase. Era, eso sí, muy bueno en las cosas que me interesaban y muy malo para ramos como matemáticas. Yo era muy provinciano para mis cosas, por lo que, al salir del colegio me presenté a la universidad vestido con un terno impecable. Al poco tiempo éste fue inutilizado por los huevos del mechoneo. Ítalo
Passalacqua. PeriodistaYo estudié en el instituto de Humanidades Luis Campino y era un buen alumno, siempre estuve entre los 10 mejores. El colegio era muy entretenido porque tenía muchas actividades extraprogamáticas en las que yo participaba, como por ejemplo teatro y básquetbol. Recuerdo que yo asistía a misiones todos los años. Para la primera vez, tenía 12 años y me fue a dejar mi mamá, que, por supuesto estaba muy preocupada. Ella pasaba, saludaba a los niños más grandes y les encargaba que me cuidaran. Me morí de vergüenza. Nelson Ávila.
Senador de Chile VYo estudié en las Monjas Carmelitas de Santa María de Aconcagua y luego en el Liceo Roberto Umere de San Felipe. Como estudiante, siempre estuve entreverado en la medianía de la tabla. En general me destacaba más en las composiciones. Por el contrario, las matemáticas constituían un martirio para mí. Recuerdo una vez que llevé a cabo una venganza en contra de un sacerdote que me había hecho orinar de una bofetada en el rostro. Le cambié el vino sagrado de la misa por vinagre. El cura bebió, pero el líquido hizo estragos en su paladar. Hizo una mueca de asco tan grande que quedó grabada en la historia del colegio. Luego, yo mismo me presenté como el autor de la maldad y eso casi me costó la expulsión. Si no hubiese sido por la oportuna intervención de mi padre me habrían echado. Hernán
Rivera Letelier. EscritorMis primeros tres años de instrucción los hice en la oficina salitrera Algorta, y luego, hasta sexto, estuve en una escuela en Antofagasta, debido al paro de la mina. La enseñanza media la hice a los 27- 28 años en unos cursos especial de Inacap y fue bastante sacrificado pues al mismo tiempo trabajaba en la mina. Recuerdo que, una vez, en cuarto año, faltó nuestra profesora y la reemplazaron por el profesor más complicado de la escuela: el "cara de diablo", quien inmediatamente nos pregunta por las tablas de multiplicar, cosa que nosotros no sabíamos. Al final de la clase nos iba a preguntar y si no sabíamos nos pegaría un reglazo en las manos. Como no podía aprenderme todas las tablas opté por utilizar mis habilidades de percepción y estudié sólo 7 x 5. Finalmente llegó mi turno y el profesor me preguntó, precisamente, por 7 x 5. Mi emoción fue tan grande al ver que había adivinado que se me olvidó la respuesta. Recibí el reglazo, pero me retiré contento conmigo mismo. |