Podría pensarse que la educación es siempre igual para todos. El Gobierno y los pedagogos se encargan de recordar ese concepto constantemente. Ciertamente, esa política de no discriminación es lo ideal, puesto que la educación es un derecho, pero eso es sólo la teoría. En la práctica, el modo de enseñanza cambia dependiendo de varios factores, como los recursos, los profesores y los alumnos. Pero, indudablemente, uno de los factores que más influye en estas diferencias es la zona. A un estudiante de Visviri no se le puede enseñar lo mismo que a uno de Las Condes. Esto, al contrario de lo que pudiera pensarse, no es discriminación ni mucho menos, sino que forma parte de una adaptación a las necesidades y, principalmente, a las posibilidades que se tienen. Una de las principales características de la educación en zonas rurales es que se centra fundamentalmente en la enseñanza básica, dejando fuera, la mayoría de las veces, a la media y la formación preescolar. Otro punto importante es que, claramente, los establecimientos educacionales en las regiones aisladas son pocos e insuficientes para las necesidades de los alumnos del sector. Éste es el gran problema, pues, generalmente, la única opción de los padres es poner a sus hijos en el único colegio de la localidad y que sólo ofrece la base. No sólo los padres tienen dificultades. Los profesores también sufren el problema del aislamiento, la falta de recursos y, más importante aún, la escasez de alumnos. Ésta no necesariamente responde a defectos del sistema, sino a la progresiva migración hacia la ciudad. Por lo mismo, el educador de lugares aislados tiene una vocación a toda prueba para lidiar contra el ausentismo, las malas condiciones, la falta de recursos y, por supuesto, la casi inexistente remuneración. Por lo mismo, en la mayoría de los casos, un educador dicta todas las clases. En el caso de los alumnos, éstos tienen necesidades diferentes a los que estudian en ciudades. Antes que todo, es relativamente común que los niños ayuden en el trabajo de sus padres desde muy temprana edad, por lo que sus intereses no son los comunes. El niño que vive en regiones aisladas exige una educación más didáctica e informal, pues perciben con mayor claridad lo que les es útil y lo que no lo es tanto. En definitiva, es la realidad lo que determina la predisposición hacia la enseñanza. Cabe recordar que el mercado laboral de los campesinos, pescadores, ganaderos y otros, no se rige por el nivel educativo del trabajador, sino que por la capacidad productiva. En ese ambiente, es muy difícil satisfacer las demandas de quienes no tienen expectativas elevadas. El rol principal de la educación en las regiones aisladas debe ser, imperativamente, terminar con esa condición, o por lo menos, ayudar a hacerlo. La idea es hacer sentir al alumno que es parte del país y de la sociedad, y que su realidad no es todo lo que existe. Esto es así tanto para los psicopedagogos como para el Gobierno. Sin ir más lejos, las administraciones de la Concertación han impulsado un gran plan que busca descentralizar la educación, mediante una transferencia de poderes desde el centro hacia las municipalidades. Debido a esta estrategia, la percepción de la educación ha cambiado en las zonas rurales. Hoy, los padres consideran la enseñanza como un bien, que le ayudará a alcanzar desarrollo intelectual, prestigio e integración a la sociedad, una sociedad a la que ellos nunca pudieron acceder con propiedad. Dentro de la ofensiva del Gobierno se puede contar la capacitación de los funcionarios y maestros rurales, con el objetivo de adecuar la educación al entorno y enseñar descentralizadamente. El docente deberá estar siempre dispuesto a ayudar a sus alumnos en el proceso de aprendizaje. En cuanto a los recursos, el Estado dispuso donar los textos necesarios para propiciar una mayor rapidez en la enseñanza, y se considera prioridad que los colegios tengan una biblioteca interactiva y lo suficientemente bien surtida, así como laboratorios de ciencia para 7° y 8° básico. Asimismo, los profesores de zonas aisladas tendrán la posibilidad de superar el aislamiento mediante la implementación de Microcentros de Programación Pedagógica. Éstos consisten en reuniones mensuales, de acuerdo a la proximidad territorial, en donde puedan relatar sus experiencias y formular sus proyectos. Párrafo aparte merece la Red Enlaces. ¿En qué consiste? Es un proyecto gubernamental iniciado el año 1992 que tiene como objetivo que los jóvenes aprendan a usar las nuevas tecnologías y, principalmente, unir el centro con las regiones rurales del norte y el sur. En definitiva, busca proveer de infraestructura computacional a todas las escuelas del país. La meta aún está lejos, pero se acerca.