Trayectoria
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Cuando hacía sus primera armas en Cobresal, al joven goleador no le asustó la idea de iniciar una aventura en Europa aún sabiendo que la apuesta era altísima.

Tampoco desistió al saber que el club que lo había llevado -Bologna- ni siquiera se molestaría en evaluarlo. Zamorano era moneda de cambio para los italianos y por eso, sin siquiera preguntarle, lo mandaron a Suiza, con la intención de ganar un par de dólares. Y "Bam Bam" se fue calladito pensando que igual podría ganar algo rompiendo redes a los pies de los Alpes.

No se equivocó. Sus buenas actuaciones en Saint Gallen le abrieron la puerta del fútbol mayor. España se presentó como un desafío alto y el delantero chileno se demoró poco en ganar la partida. Sevilla fue la estación adecuada para su salto mágico al sueño de todos: ser el delantero centro de Real Madrid.

A esa altura, Zamorano ya había conquistado a sus paisanos. Y su semanal actuación con la camiseta merengue creó un grado de fidelidad de los chilenos con el equipo madridista que ya se quisieran los mentores de la globalización.

Hubo, claro, un punto de inflexión. La llegada de Valdano a la banca de Real. "Si tengo cuatro extranjeros, tú serás el cuarto. Y si tengo cinco, el quinto", le dijo el DT argentino a Zamorano.