

Marilyn Monroe y Arthur Miller
En
1955 Marilyn Monroe se traslada a vivir a Nueva York y es
ahí donde vuelve a ver al dramaturgo Arthur Miller,
al que había conocido en Hollywood en 1951 cuando era
la amante del cineasta Elia Kazan. Miller, intelectual próximo
a los comunistas, recibe el premio Pulitzer en 1948, está
casado con una periodista y es padre de dos hijos.
Desde
el primer momento, Marilyn queda prendada de este hombre sólido,
muy alto, once años mayor que ella, el cual, turbado
por la belleza sensual de la actriz, explica en sus memorias
que en el momento prefirió huir antes que "ir
directo a su perdición". En 1955 se les ve pasear
en bicicleta por Brooklyn o asistir juntos a espectáculos.
Acosados por los periodistas niegan que hay algo entre ellos
más allá de la amistad. Aunque muy enamorado,
Miller duda si divorciarse para volverse a casar.
La
boda se celebra el 29 de junio de 1956. La pareja se marcha
a Londres, Miller considera a Marilyn una mujer-niña
imprevisible a la que compadece y teme las consecuencias de
sus exigencias emocionales en su propia vida creativa. Monroe
pone todas sus esperanzas en el nacimiento de un hijo: "un
bebé une al matrimonio", afirma. Por desgracia
ningún embarazo llega a su fin.
En
Nueva York a llevar una vida más tranquila y a desempeñar
un nuevo papel: el de la esposa perfecta de un escritor. Compran
en Connecticut una casa que decora con entusiasmo, pero la
atmósfera de fracaso aumenta. Ella está deprimida,
bebe y engorda. Tras un exceso de barbitúricos y alcohol,
tienen que hospitalizarla.
Tiene
un nuevo disgusto de un aborto natural y entra en un círculo
vicioso de noches de insomnio, medicamentos y despertares
difíciles a lo que se añade un psicoanálisis
desestabilizador. Miller por su parte, encerrado en su despacho,
se enfrasca en la escritura. En cuatro años de matrimonio
sólo publica cinco textos muy cortos.
La
ruptura con Miller se consuma y el divorcio tiene lugar en
enero de 1961. Un año después Miller se casa
con una fotógrafa austríaca. Marilyn Monroe,
cada vez más depresiva, acumula relaciones cortas con
Frank Sinatra, el presidente Kennedy, incluso de nuevo con
Joe Di Maggio. El 4 de agosto de 1962 es hallada muerta en
la habitación, tras haber tomado barbitúricos,
lo que despierta sospechas de lo más fantasiosas.
Miller
en sus memorias deja un lugar de excepción a su célebre
esposa, "muy perturbada" según él
y una de las mujeres más míticas del siglo.