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Bárbara Riveros fue parte de la colorida ceremonia con que Brasil puso fin a sus JJ.OO. de Río 2016

La atleta chilena, quien cumplió la actuación más destacada de la delegación nacional, se paseó por el estadio Maracaná con la bandera de nuestro país en la clausura.

21 de Agosto de 2016 | 22:44 | Emol/AP
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Riveros con la bandera chilena.

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RÍO DE JANEIRO.- La noche de este domingo Brasil puso fin a sus Juegos Olímpicos de Río 2016 con una colorida ceremonia que se desarrolló en el Estadio Maracaná, donde Bárbara Riveros fue la encargada de portar la bandera de Chile.

La atleta nacional cumplió la actuación más destacada de la delegación de nuestro país, terminando quinta en el triatlón femenino con un tiempo de 1:57:29.

Por lo mismo, ella fue quien se paseó por la pista con la "Estrella Solitaria" junto a los demás pabellones patrios de las 206 delegaciones que participaron en esta edición, la trigésima primera versión de la cita deportiva de los cinco anillos.

El carnaval se tomó el Maracaná


La ceremonia de clausura comenzó con la cuenta regresiva, marcada por un reloj de pulsera como el que usó Alberto Santos Dumont, el brasileño considerado además pionero de la aviación y homenajeado en el espectáculo. Los brasileños afirman que un amigo de Dumont ideó ese tipo de reloj para que el aeronauta pudiera ver la hora mientras operaba su avión.

Tal como lo hizo en la ceremonia inaugural hace más de dos semanas, Brasil apeló de nuevo a su música como carta credencial para conmover al mundo. Un frenético ritmo de Sambódromo marcó la entrada de un grupo de bailarines con trajes multicolores.

A la manera de una bandada de papagayos, formaron en la cancha del Maracaná las siluetas de lugares emblemáticos de Río, como el Pan de Azúcar y los Arcos da Lapa. El cantautor popular Martinho da Vila interpretó después "Carinhoso", un viejo tema de 1917.

Como un simbólico capricho meteorológico, los nubarrones negros cubrieron Río de Janeiro desde las horas previas a la inauguración. Un viento intenso soplaba en el Maracaná, meneando las tramoyas donde están emplazadas las luces y haciendo que cayera con estrépito al menos una valla de seguridad en la entrada del famoso estadio.

Cuando atletas de todos los países entraron con sus banderas para ocupar sus asientos a nivel de cancha como los agasajados del festejo, un aguacero se abatió sobre ellos.

Los organizadores de Río 2016 tuvieron que desafiar incluso al clima. Al final, los Juegos resultaron brillantes en lo deportivo y no experimentaron problemas graves para desarrollarse durante 17 días.

"En Brasil hacemos las cosas a lo latino, lo que a veces enloqueció a algunos miembros del COI", señaló el alcalde de Río, Eduardo Paes. "Si quieren ser justos con Río, no pueden compararnos con Tokio, Chicago o Madrid. Esas son ciudades con mucha mejor infraestructura, en países desarrollados. Comparen a Río con Río", se defendió.

Más tarde, Río hizo entrega de la bandera olímpica a los representantes de Tokio, la ciudad que albergará los Juegos en 2020, que se cerró con un discurso de Carlos Nuzman, el presidente del Comité organizador local, y Thomas Bach, presidente del COI.

Todo se cerró cuando se apagó el pebetero y se dio inicio a la fiesta final, entonando el himno "Cidade Maravilhosa" que sonó durante toda la cita olímpica en Brasil.

Ahora, el país se prepara para recibir los Juegos Paralímpicos, que se disputarán del 7 al 18 de septiembre y que supondrán también un gran desafío en medio de las dificultades presupuestarias que afronta la cita.

Por otro lado, el mandatario interino de Brasil, Michel Temer, abucheado en la ceremonia inaugural, prefirió no asistir al fin de fiesta. Tampoco está la presidenta Dilma Rousseff, separada temporalmente del cargo para enfrentar un juicio político por supuestas irregularidades en la gestión del presupuesto público.

Así, un festejo que suele servir de escaparate para los gobernantes del anfitrión, se ha quedado con esos puestos vacíos en el palco de honor. Pero tiene la música y alegría de los brasileños, y con eso basta.
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