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Allan Manzo, el único chileno que juega en la exótica liga de Timor Oriental, la isla asiática en donde el covid no ha cobrado víctimas

Hace un año, el oirundo de Maitencillo conseguía el ascenso con Quintero Unido a la Tercera A. Jamás pensó que su vida cambiara tanto.

20 de Julio de 2020 | 16:32 | Por Felipe Muñoz, Emol
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Allan Manzo
Timor Oriental es una isla asiática con 1.5 millones de habitantes. Su capital es Dili y el idioma oficial es el portugués, debido a su colonización por los lusos en el siglo XVI. Pese a esto, la lengua que predomina es el tetún.

Fue reconocido como estado soberano recién en 2002, tras librarse de una invasión indonesia ocurrida en 1975. Hace meses, todo esto le era desconocido a Allan Manzo (25), mediocampista chileno ex Quintero Unido y oriundo de Maitencillo. Sin embargo, una llamada lo cambió todo.

Allan, hermano mayor de Fabrizio Manzo, jugador de Calera, fue fundamental en Quintero: Anotó ocho goles y guió a su equipo, en el ascenso a Tercera A luego de 20 años.

Fue ahí cuando lo contactó Simón Elissetche, técnico nacional de larga trayectoria en el sudeste asiático y radicado en Indonesia.

"Él se iba a hacer cargo de un equipo acá en Timor Oriental, entonces yo le dije que quería jugar afuera. Me dijo que la única forma era obteniendo resultados, obteniendo algo. Después del ascenso con Quintero, él confirma el fichaje", le cuenta a Emol.

Y así fue, luego de discutirlo con toda su familia y su novia, quien hoy está embarazada de ocho meses de su primer hijo, armó las maletas y viajó hacia su exótico destino, del que no sabía mucho, para ser nuevo jugador del Lalenok United, último campeón.

Para llegar a Timor Oriental desde Chile hay dos opciones. La primera, viajar directo a Australia y luego a Timor. Sin embargo, Manzo hizo la menos explorada, la segunda. "Desde Chile a Roma, Italia, después hacia Singapur, luego hasta Abu Dhabi, y de Abu Dhabi hacia Indonesia. Después desde Indonesia hacia Timor. Hice la vuelta larga, pero igual me sirvió para conocer y para vivirla (la experiencia), de eso se trata", cuenta.

El volante arribó en febrero a Timor. Alcanzó a jugar tres partidos, en los que se sintió bien. Plena época de coronavirus, esa pandemia que ha cobrado más de 560 mil vidas en el mundo. No obstante, el país asiático sorprendentemente no tiene víctimas. Solo 24 se han contagiado. Y los 24 se recuperaron.

"Las autoridades tomaron rápidas acciones, lo primero fue cerrar el aeropuerto, fronteras aéreas y marítimas. La gente hizo caso en la cuarentena obligatoria, nadie en la calle. Me sorprendió debido a que la situación del país en salud no es muy futurista. Ha sido una experiencia súper grata, han sabido controlar súper bien el coronavirus".

Entre los que están de pie, Manzo es el cuarto de izquierda a derecha.

- Más allá del covid, ¿Cómo ha sido cambiar Chile por un país tan exótico y desconocido?

"Ha sido una experiencia nueva, sorprendente. Nunca me tocó salir de mi zona de confort. Te encuentras con todo tipo de gente, gente que uno piensa que es de una manera pero las vas conociendo, hay gente muy buena, las playas son muy lindas, el agua es caliente, y también sin desmerecer mi Maitencillo, pero te lleva sorpresas viviendo acá. Por ejemplo el ir a comprar, diferentes comidas, también el idioma, te va costando y de a poco vas viendo la manera de poder sociabilizar, encontrarte con la gente. El clima cuando llegué fue súper fuerte, todos los días 33 grados con lluvia o no".

Sobre la chance de volver a Chile, Manzo es reticente. No le gusta pensar demasiado en el futuro. Hace dos años jugaba en Everton -club en donde hizo las inferiores y no alcanzó a debutar- y hace uno en Quintero. Sabe que si hay una posibilidad mejor, la toma, pero no se apura.

- ¿Cómo es el nivel del fútbol de allá?

"Me imaginaba algo más precario, de menor nivel, pero te das cuenta que todos los equipos se preparan, que todo el mundo que juega al fútbol tiene sueños de crecer, salir adelante, y cada rival, cada pelota, cada jugada es al 100 %. El nivel es bueno, los jugadores son físicos, quizás la ventaja que uno tiene es esa picardía del latino, de 'pichanguear', de ser bueno con la pelota. Pero los equipos juegan con tácticas, son bien profesionales, no es una pichanga".

Pese a la distancia que lo hace extrañar cada día, Manzo sabe que hoy su mejor opción es en Timor Oriental. Se adaptó bien, vive bien y económicamente es mejor que lo que podría percibir en Chile.

El maitencillano llegó con una maleta llena de ilusiones y goles. Pero salir por primera vez del país y arribar a un país desconocido lo complicó. Sin embargo, en ese proceso fue fundamental un compañero de equipo.


"Hay un jugador que es Fabio Cristian, brasileño, muy bueno técnicamente, muy buen jugador, lleva 4 años acá en Timor, ha ganado copas, ha salido mejor jugador y todo. Él ha sido un pilar importante acá, me integró al grupo, se hizo mi amigo, somos partners, estamos siempre en contacto, vivimos casi juntos, ha sido imporatnte para conocer más lugares, para el idioma".

La isla de Timor Oriental se caracteriza por sus paradisíacas playas, de agua caliente. El mar lo ayuda a recordar su natal Maitencillo y a los suyos. Creía que era el único chileno, ya que su DT vive en Indonesia, pero conoció a una familia: Papá, mamá e hija chilena. Dejó de sentirse una aguja en un pajar.

Sin embargo, lo que más le impactó lo cuenta con una anécdota: "Hay muchas cosas que son diferentes, me vine al otro lugar del mundo si miran el mapa. Una de las que me llamó la atención fue el hecho de ir a un casamiento, la cantidad de gente, la cantidad de comida. No se necesita una invitación para la fiesta, si alguien se casa cualquier persona puede ir y hay miles de invitados. La persona que se casa tiene que tener comida y bebida para todos. La gente es muy feliz y disfruta mucho".

Así, Manzo pasa sus días en Timor Oriental. El próximo mes se reanudará la liga y pronto retomarán los entrenamientos con el grupo. Ya no hay cuarentena y entre el mar y su hogar, recuerda a la "Banda del vino", aquella hinchada incondicional de Quintero que siempre le hace sentir su cariño. Como si estuviera en casa.
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