Enero de este año y el teléfono sonaba. Desde el otro lado de la cordillera llegaba el llamado y, sin pensarlo dos veces, Manuel López daba el "sí". Chile sería su nuevo destino.
El nacido en Buenos Aires dejaba la Primera B Metropolitana (Tercera división argentina) y se convertía en el nuevo delantero de Rangers. Y a diez meses de su llegada, sólo suma elogios.
El "gigante" trasandino es el goleador de la Primera B con 10 tantos, sitial que comparte con Gonzalo Sosa de Melipíilla tras 17 fechas.
El espigado delantero de 1.92m es pieza clave del equipo piducano.
"Estoy muy contento y cómodo en el club. El equipo tiene un estilo muy agresivo, siempre se busca atacar y eso me beneficia mucho. Hay compañeros muy técnicos y uno le suma lo suyo tratando de concretar todas las opciones que se dan", dice en diálogo con Emol.
López, de 24 años, arribó al país desde el Flandria de la Primera B Metropolitana. Su olfato goleador lo trajo a Chile. Antofagasta compró su pase, pero Rangers fue su destino.
"Había hecho un montón de goles en mi país y de repente me surgió la chance de venir acá. Cuando me lo comentaron, no lo dudé ni un segundo", cuenta. Eso sí, es sincero.
"No voy a mentir, nunca había visto fútbol chileno antes de venir, pero sí sabía por comentarios de cercanos que era un fútbol muy interesante. Otros jugadores argentinos me recomendaron la liga por mis características, me dijeron que me iba a venir muy bien y eso me convenció", detalla.
Su historia antes de llegar a Chile
La carrera de López se había hecho completamente en la Tercera división argentina. Se formó en el club Colegiales, luego pasó al UAI Urquiza y posteriormente al Flandria, donde con 11 goles fue la figura del equipo.
"Empecé jugando baby en el barrio y luego pasamos a cancha de 11 en Platense. Me formé en Colegiales e hice mi carrera en la B Metropolitana", indica.
"Manu" con la camiseta de Flandria, el último club antes de venir a Chile.
Eso sí, hubo un momento en el que no la pasó bien. Fue "cortado" por un largo tiempo por decisión del club cuando tenía 18 años y la ilusión de dar el salto a equipos más importantes era grande.
"La pasé muy mal. Estuve un año sin jugar, el club me cortó. Me hacían entrenar, pero me tenían tirado. Fue un tiempo difícil a una edad donde uno ya sueña en grande. Pero al final eso fue clave para mi carrera. Me propuse darle para adelante, matarme entrenando hasta tener la oportunidad y lo logré. Fue un tiempo de sacrificio, pero me sirvió para madurar y remar para adelante", rememora.
Sobre sus características, el "gigante" de Rangers es claro. "Hoy en día mi tipo de delantero está cada vez más extinto, ya no se ve mucho ese 9 que vive en el área. Hoy en día la mayoría de los delanteros se retrasa bastante. Siempre intento mejorar, no me conformo. Tengo 9 goles y quiero llegar al menos a 20. Soy de ver mucho fútbol. Me gusta mucho como juega Erling Haaland, Zlatan Ibrahimovic, Robert Lewandowski. Los miro mucho porque uno siempre debe aprender de los mejores".
López se vino solo a Chile. Estuvo un tiempo acompañado por su novia, pero toda la pandemia la ha pasado en solitario.
"Acá la gente me quiere bastante y no me cuesta la soledad. Es parte del fútbol, pero es un sacrificio que vale la pena.Veo bastante fútbol, me gusta demasiado y me divierte, más ahora que hay partidos todos los días por la pandemia. Juego PlayStation, veo series, leo, estudio inglés, me la busco con varias cosas para no aburrirme".
