Simone Biles, con todo derecho, discute su lugar entre las mejores gimnastas de la historia. Es cuatro veces campeona olímpica y tiene el récord de más medallas ganadas en Mundiales con 25: 19 oros, tres platas y tres bronces.
En Tokio debía hacer crecer su leyenda. Sin embargo, los JJ.OO. se suspendieron debido a la pandemia en 2020. Hasta ahora se supone que se van a realizar, pero un manto de incertidumbre hace sufrir a los atletas. Biles, de 23 años, tenía pensado retirarse luego de la competencia.
"Los cuerpos de las gimnastas son como bombas de relojería... esto es como una pesadilla, cómo prepararse para otro año", comentó en su serie documental "Simone contra ella misma".
"Yo pensaba: 'Realmente no sé cómo me prepararé para esto por otro año'. Creí que que no sería capaz de hacerlo a nivel mental. Presioné y trabajé duro en esos entrenamientos teniendo en la cabeza que en tres meses se iba a terminar todo. ¿Cómo presionas para hacerlo por otro año?", agregó.
Biles se deprimió. Dormía constantemente y pensó en renunciar. Tuvo que trabajar duro con sus entrenadores para no perder el foco.
La estadounidense es exitosa como pocas. Pareciera tener todo lo que siempre anheló. Pero no es tan simple. Es una persona llena de inseguridades en las que intenta trabajar.
"Mi carrera en la gimnasia ha estado llena de altibajos a pesar de lo que mucha gente pueda pensar y, en muchos sentidos, mi carrera es como si todo el tiempo estuviera intentado demostrar mi valía a los demás", explicó.
Mientras espera, trata de aprovechar su tiempo al máximo. En un reportaje de "60 minutes" de la CBS presentó un salto que hasta ahora va más allá de lo conocido en la gimnasia artística femenina.
Se trata del "Yurchenko" con doble mortal carpado (o "Yang Wei" por el nombre del primer gimnasta que lo hizo). Es uno de los ejercicios de más alta puntuación y en la historia solo lo han podido realizar un puñado de hombres.
La principal dificultad es la altura que se debe alcanzar para poder girar dos veces el cuerpo en ángulo de 90 grados y el control de esos giros para no caer al aterrizar.
"Es muy, muy complicado. El mayor temor es que se puede uno dañar los tobillos... Es muy peligroso", expresó el entrenador de Biles, Laurent Landi.
Las imágenes muestran que Biles parece tenerlo dominado, sin embargo, no es seguro que lo presente en Tokio o cualquier otro torneo oficial. En los Mundiales de 2019 había trabajado en movimientos de máxima complejidad, pero la Federación Internacional devaluó su valor real para disuadir a las gimnastas de intentarlos. Eran "demasiado arriesgados".
Así es el nuevo salto