Mino Raiola es uno de las agentes top de Europa. El año pasado firmó contratos por 721 millones de euros, maneja a los mejores del mundo y está en una guerra con la FIFA.
Su estilo no gusta a muchos. Es polémico. Cuando Zlatan Ibrahimovic recién comenzaba a despuntar en el Ajax, llamó a un periodista amigo para que le recomendara un representante. Su interlocutor le habló de la agencia que trabajaba con David Beckham y de un tipo que consideraba "un mafioso". "A ese quiero", respondió el sueco.
Se juntaron en un hotel. Ibrahimovic se sorprendió. Raiola no llevaba traje ni parecía muy sofisticado. Estaba comiendo sushi como si no hubiese mañana. "Inzaghi, 25 partidos y 20 goles; Vieri, 27 partidos y 24 goles; Trezeguet, 24 partidos y 20 goles; Ibrahimovic, 25 partidos y 5 goles. ¿Crees que podré venderte con unas estadísticas como estas? Deshazte de tus coches y tus relojes y empieza a entrenar duro", cuenta el propio "Ibra" en su autobiografía.
Raiola es hijo de unos napolitanos que llegaron a Amsterdam buscando mejor vida. El padre abrió una pizzería y Mino trabajo ahí desde pequeño. Limpiando, atendiendo las mesas, en la cocina. Después entró a estudiar derecho y aprendió idiomas. Habla siete.
"Mi padre trabajaba 18 o 20 horas al día. Con 11 o 12 años me fui a trabajar con él para llegar a conocerlo. Él estaba en la cocina, así que... ¿qué podía hacer? Podía lavar los platos. Todavía me gusta lavar los platos. Me da una especie de paz limpiar cosas, ves el resultado inmediato de tu trabajo", relató.
Poco a poco fue puliéndose como hombre de negocios. Agrandó la pizzería familiar, vendio una franquicia de McDonalds y comenzó a trabajar en una agencia de representación de futbolistas. Su primer gran negocio fue vender a Dennis Bergkamp al Inter en 1993. Luego cerró el arribo de Pavel Nedved a la Juventus.
Suele trabajar con pocos jugadores. En estos momentos tiene a Erling Haaland, Paul Pogba y Romelu Lukaku, entre otros. Generalmente los dirigentes de los clubes acaban odiándolo. Se ha enfrentado públicamente a Sir Alex Ferguson y a Pep Guardiola. Al español lo llamó "cobarde, un perro".
"Muy pocos de sus representados le han abandonado. Tiene una relación con ellos muy cercana. Les acompaña en algunos viajes, habla al teléfono, les aconseja", le contó el director de Tutto Mercato, Marco Conterio, a El País.
"Mis jugadores no me llaman parásito. Tal vez, el público también pueda pensar: 'Si este hombre es tan codicioso y tan malo, ¿cómo están todos sus jugadores felices y se quedan con él?' No tengo poder ni influencia, mi trabajo es conseguir el mejor trato", asegura Raiola.
Cuando vendió a Pogba al Manchester United, recibió una comisión de 48 millones de euros. La FIFA miró con preocupación. Era demasiado.
"No tengo ningún problema con la transparencia. Hay gobiernos que nos controlan fiscalmente, legalmente, todos los días. Con lo que tenemos un problema es con la gente que no sabe cómo funciona una transferencia, tratando de hacer reglas que son ridículas. La FIFA nos utiliza para ocultar sus propios problemas. Solo hay interés en decir: 'Ataquemos a los agentes porque sacaron demasiado dinero del juego", expresó.
Los negocios que espera cerrar el próximo mercado
Actualmente Raiola está en una tensa situación con el Borussia Dortmund. Quiere sacar a Haaland del club alemán, pero los dirigentes no piensan venderlo. La cláusula de salida es de 180 millones de euros.
Recientemente fue captado en Barcelona junto al padre del goleador noruego para negociar con el conjunto culé. Sin embargo, también se ha reunido con cuadros de la Premier League.
En Italia, además, podría hacer estallar una bomba. Gianluiggi Donnarumma, referente del Milán, no ha firmado su renovación y podría acabar en la Juventus.
"Puede que parezca arrogante, pero creo que yo fundé este mercado. El fútbol se ha convertido en espectáculo y entretenimiento", sentencia Raiola.
