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Uno jugó fútbol: La historia de la dupla de remeros chilenos que se clasificó a París 2024 y la revancha que buscan en los Olímpicos

Serán los segundos olímpicos para Abaroa y Sanhueza.

07 de Abril de 2024 | 12:06 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Eber Sanhueza y César Abaroa.

Team Chile
César Abaroa y Eber Sanhueza cruzaron la línea de meta a borde de su bote y sintieron una felicidad enorme. También alivio. La dupla de remeros chilenos se consagró campeona en la categoría doble ligero del Preolímpico de Río de Janeiro y aseguró su clasificación a París 2024.

No serán los primeros Juegos Olímpicos para ellos. En Tokio fueron decimocuartos y terminaron con un sabor agridulce. Quieren una revancha.


"Quedamos con esa bala atravesada, con ese gusto semi amargo. Por supuesto haber cumplido el sueño de ir está bien, pero uno también quiere competir. Ahora en París queremos dar vuelta esa sensación, demostrar de qué estamos hechos en un mega evento. Tenemos más años remando juntos en el bote, tenemos muchas cosas a favor. La ilusión sigue siendo la misma. Con estos Juegos se termina la categoría en la que competimos nosotros, va a ser la última regata del doble ligero. Ya no habrá más oportunidades para reivindicarse", le dice Abaroa a Emol.

"Fue muy frustrante el haber tenido los resultados que tuvimos en ese evento, porque siempre hemos creído que estamos hechos para cosas más grandes", afirma Sanhueza.

Abaroa va a cumplir diez años en la selección. Es mucho, pero todo ha pasado muy rápido para él.

Su historia parte en Concepción. Es de la comuna de San Pedro De La Paz y la Laguna Chica queda a solo tres cuadras de su casa.


"Yo con 14 años recuerdo que tenía bastante sobrepeso, unos 10-12 kilos, y le dije a mi papá que me inscribiera en un deporte, quería ser un poco más atlético. Ahí mi papá vio que en la Laguna Chica iba a haber un Sudamericano de remo. Fuimos a verlo como público y la verdad es que me encantó. Al día siguiente, me fui a inscribir a un club. Con el paso del tiempo ya me fui entusiasmando más con las competencias, con entrenar más fuerte, con obtener resultados", expresa.

Sanhueza, en cambio, se crio en Puerto Montt. Cuenta que él llegó al remo por casualidad. Un amigo lo invitó y pensó que se iba a subir a un kayak para atravesar un río.

Hasta antes de eso, practicaba otro deporte y tenía otros sueños.


"Es un poco mi sueño frustrado haberme dedicado al fútbol. Siempre me ha gustado mucho verlo, jugarlo. Cada vez que puedo, lo juego. Me sigue entreteniendo, me gusta más que remar. Yo jugaba de delantero, en la escuela de Deportes Puerto Montt y a los 14 años me quedé en el remo de manera definitiva, pero jugaba a la pelota por la selección del colegio, en un club amateur. Jugaba todo el día", manifiesta.

Eber relata que viajó a su primera competencia de remo en Concepción y le fue muy mal. Pero esa derrota lo terminó por enganchar definitivamente.

"Es algo muy raro lo que me ocurrió después de mi primera competencia. En Puerto Montt no hay mucho que practican remo. Yo pensaba que era así a nivel nacional, casi amateur, que no habían muchas condiciones. Pensaba que iba a llegar a Concepción e iba a arrasar con todos y llegamos en el último lugar. Después de esa regata hubo un click en mí. Dije: 'esto nunca más va a ocurrir'. Empecé a entrenar todos los días, ese mismo año quedamos segundos a nivel nacional y desde ahí que no he parado", declara.

Tanto Abaroa como Sanhueza se fueron de sus casas muy jóvenes para instalarse en el Centro de Entrenamiento Olímpico de Curauma en la quinta región. Allí empezaron a compartir pieza.

El entrenador español Bienvenido Front los puso en el doble ligero y los resultados no demoraron en llegar. Fueron campeones sudamericanos, bolivarianos y obtuvieron un cuarto lugar en el Mundial Sub 23 de 2018. En los Juegos Panamericanos de Lima ganaron el bronce y en Santiago 2023 se quedaron con la medalla de plata.


"Nuestras personalidades calzan súper bien. Una o dos veces hemos discutido en todos estos años, siempre hemos podido solucionar nuestras diferencias conversando, somos súper buenos amigos, hermanos la verdad. Él conoce a toda mi familia, yo conozco a toda su familia, me he quedado en su casa y él se ha quedado en la mía, somos bastante cercanos. Estamos muy acostumbrados a estar el uno con el otro. Si armamos panoramas, los armamos juntos. Tenemos una relación súper cercana, tenemos un montón de confianza y arriba del bote eso es súper importante", asevera Abaroa.

"El César es un amigo, alguien muy cercano por los momentos importantes en que él ha estado presente. Sin duda, yo no podría haber llegado a donde he llegado sin él. Entonces voy a estar agradecido por siempre de él, de su amistad, eso nos da un plus. Arriba del bote no siempre vas a andar bien, tienes que saber qué hacer, qué decir, qué mejorar. Hay que tener una linda comunicación para lograr todo eso", apunta Sanhueza.

Los dos remeros son estudiantes universitarios. Abaroa está en tercer año de nutrición y Sanhueza se prepara para ser abogado. Van más lento que el resto, tomando menos ramos, ahora ambos congelaron para prepararse para los Juegos Olímpicos.

Pronto se irán a Europa. Será otra temporada lejos de casa y de sus afectos. Entre ellos mismos se aleonan para no olvidar hacia dónde van. "Yo creo que cuando ves a alguien al lado tuyo que da todo de sí, tienes un compromiso, porque esa persona también está renunciando a mucho. Es una responsabilidad", cierra Eber.

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