EMOLTV

Récordman chileno revela cuál fue el "click" que cambió su carrera y detalla cómo es el lado íntimo de su primo Nicolás Jarry

Martín Sáenz de Santa María tiene 23 años y compitió en los últimos Juegos Olímpicos.

05 de Enero de 2025 | 12:44 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
imagen
Agencias/Emol
Martín Sáenz de Santa María tuvo un gran 2024. Con un tiempo de 13.49 segundos rompió el récord nacional de los 110 metros vallas y en París compitió en sus primeros Juegos Olímpicos.

Así Sáenz de Santa María le puso final a una larga racha. Fue el primer vallista nacional en ir a la cita de los cinco anillos desde que lo hiciera Carlos Zbinden en Sídney 2000.


Mientras corría en el Stade de France sintió una importante descarga de serotonina, pero le quedó un sabor algo amargo por no lograr su objetivo de clasificar a semifinales.

Ya ha tomado lecciones de lo vivido. La ambición ha crecido desde entonces y se traza importantes metas para el futuro. Recuerda que se enamoró de las vallas en el Colegio Everest cuando estaba en sexto básico. Lo que más le gustó es que la carrera nunca salía perfecta, siempre había algo por mejorar. En esa búsqueda está ahora.

¿Qué reflexión haces de los que viviste en los Juegos Olímpicos?

"Fue un muy buen año, con el récord de Chile, sentí que tuve competencias en las que me pude desenvolver bien, me sentí un campeón, un perro, sobre todo en la previa a la clasificación a París donde logré mi mejor marca. Pero esa sensación, que fue muy rica, no la pude replicar en Francia. París fue una experiencia increíble, pero deportivamente no cumplí con mi objetivo".

¿Qué pasó?

"Lo mental, la actitud y la confianza, pero toda esa actitud y confianza la sentía decayendo desde antes por unos factores físicos. Competí a finales de junio y bacán. Tuve un año muy largo que comenzó desde enero y en julio comencé a entrenar para prepararme para París. Esos entrenamientos yo los sentí difíciles. Estaba en Barcelona, el cuerpo estaba cansado, me dejó de responder y los entrenamientos dejaron de salirme tan bien. Eso te tira la confianza para abajo. Hubo una cosa física que me condicionó lo mental".

En estos momentos, ¿qué tan lejos te sientes de la elite en tu disciplina?

"Quiero llegar a ser uno de los mejores del mundo sí o sí. Estoy lejos todavía, no voy a mentir. Llegar a una final mundial de 110 con vallas es competitivo, el margen es muy pequeño. Los primeros ocho están en un margen de diez centésimas. Es muy ajustado. Es difícil. Pero de acá a cuatro años si llego a correr en 13.20 consistentemente, puedo estar entre los ocho mejores del mundo".

"Tengo que hacer todo el ciclo. Juegos Bolivarianos, Juegos Sudamericanos, Panamericanos, Juegos Olímpicos. Hay objetivos que tengo que cumplir antes de llegar a una final olímpica. Pero la final olímpica es la meta. Tengo que hacer una final en un Mundial, ser campeón sudamericano que todavía no lo soy y ojalá récord sudamericano. Queda todavía, soy recién un novato en esto de los Mundiales. En mi disciplina el peak se alcanza a los 27 o 28 años".


Imagino que has hecho cambios para llegar a eso

"Empecé con un psicólogo desde la vuelta de París. Para trabajar con toda la cabeza, toda la actitud. Quiero consolidar esa actitud de confianza, de saber que me pare donde me pare puedo correr y hacer mi mejor marca. Es algo que tengo que mejorar y es mi objetivo principal de acá a cuatro años: la actitud. El físico, la técnica y la fuerza creo que la tengo".

Estudias ingeniería comercial, ¿se hace duro compatibilizar la vida universitaria con el alto rendimiento?

"Salí el 2019 del colegio, llegó la pandemia y tomaba cinco o seis ramos todos los semestres, entrenaba y estudiaba. Pero ya cuando me comencé a poner un poco más serio y quería mejorar, dejé de tomar tantos ramos. Empecé a implementar más cosas a mi entrenamiento. El físico en el atletismo es importantísimo. Entonces tomo tres o cuatro ramos por semestre y voy complementando".

"No hay becas deportivas, pero los profes me ayudan con las pruebas y la Universidad (de Los Andes) ofreció pagarme el año que me atrasé. El 2024 tomé tres ramos el primer semestre e iba dos días a la universidad, tuve harto viaje, me corrían las pruebas, llegaba y las hacía, pasé todo".

Mencionabas que en un momento te pusiste más serio e hiciste un gran cambio en tu carrera, ¿por qué?

"El click yo creo que fue cuando dejé a mi antiguo entrenador. Me comencé a cuestionar por qué hacía lo que hacía y no lo estaba pasando bien. Me estaba lesionando mucho y dije 'tengo que hacer un cambio, si quiere mejorar no puedo seguir no puedo seguir pasándolo mal mientras entreno'. Me cambié de entrenador en 2022, ahora estoy con José Antonio Serra y empecé a mejorar muy rápido y el atletismo pasó a ser una prioridad. Empecé a implementar más cosas a mi entrenamiento, como pilates, preparador físico".

¿Podrías dar más detalles de su preparación?

"Hacer pilates lo he visto poco en el alto rendimiento. El pilates me lo recomendó mi entrenador poco antes de los Juegos Panamericanos. El campeón mundial Grant Holloway hace pilates y lo empecé a pensar. Yo antes hacía yoga, que es muy bueno para la movilidad, la estabilidad y la fuerza. Pilates es muy dinámico, está muy enfocado en la cadera y la cadera para las vallas es crucial. Tienes que tener la cadera muy fuerte, muy elástica, sobre todo el core. Entonces el pilates es como fortalecimiento, simetría, porque trabajas con tu peso, resortes y poleas. Hay mucho equilibrio. Más que nada es para diversificar el entrenamiento, es bueno que tu cuerpo haga otros movimientos a los que no está acostumbrado".

El vínculo familiar con Nicolás Jarry


El tenista Nicolás Jarry, 35 del ranking ATP, es primo de Martín Sáenz de Santa María. Para la familia fue un acontecimiento muy emotivo tenerlos a dos en los Juegos de París. Antes de que ambos compitieran en la capital francesa, el resto del clan se reunió en Chile y les envió un video brindando todos juntos.

"Mi abuelo, Eduardo Jarry, no está vivo, pero no me cabe duda que estaría tremendamente orgulloso de lo que hemos hecho. Lo que ha hecho 'Nico' es impresionante, harto mejor que lo que he hecho yo y aspiro a estar entre los mejores del mundo para poder alcanzarlo", dice el vallista.

Todos conocemos al Jarry tenista, ¿cómo es en familia?

"Ahora que estoy más grande hemos empezado a entablar una relación más de amistad. Antes era el primo chico. Hace poco estuvo en Chile, nos juntamos en su casa y me quedé hablando con él harto rato. Hablamos de varias cosas. Nicolás a mí parecer es un hombre muy sensible, emocionalmente muy maduro, desde que ha tenido sus dos hijos ha madurado muchísimo. Es bueno para dar consejos, bueno para mirarte a los ojos y no juzgarte, hablar contigo seriamente. Si tiene algo para decirte, te lo dice. Antes él me cuestionaba '¿por qué sigues entrenando con tu entrenador, ¿por qué no te has cambiado?'. Yo todo cohibido le decía 'no sé'. Esas preguntas ahora yo mismo me las hago".

¿Qué consejos te da?

"Hablamos hace poco, antes de su matrimonio. Yo le comenté que estaba trabajando con un psicólogo y le pregunté cómo vive él la competitividad en el tenis, que es un deporte uno a uno, estás tres horas jugando con tu rival, te puedes picar y celebrarle los puntos en la cara. Es muy fuerte. En el atletismo es individual también, pero no tan personal. A mí igual me hacen ruido ciertas cosas como saludar o no a un rival o compartir los implementos. Es un ambiente hostil. Tú estás en la pista y son ocho pistas para doscientos tipos que están calentando. En la pista tienes tus vallas y te las quieren sacar, llegan y te las sacan, a mí me ha pasado. Tienes que estar seguro de ti mismo. Yo le preguntaba por eso. Si él saluda a los contrincantes, hay tipos que te caen mal, que te caen bien".

¿Y qué te decía él?

"Su filosofía es: 'Si tú quieres saludar a alguien, ser buena onda, porque a ti te hace bien y no hacerlo por el otro, dale. Pero si vas a saludar a alguien porque tienes miedo que ese alguien se enoje contigo, no lo hagas'. Va por ahí. Hacer lo que quieres, con un límite, no ser un irreverente, pero priorizarte a ti. Hay que ser buen compañero dentro y fuera de la cancha, pero yo creo que igual hay que ser un poco egoísta. No le puedes caer bien a todo el mundo. Yo antes eso lo pensaba, que tenía que caerle bien a todo el mundo. Esas fueron las conclusiones que fuimos sacando con el 'Nico'".


EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?