EMOLTV

La historia de René Letelier, el ajedrecista chileno admirado por el "Che" Guevara y que tumbó al mítico Bobby Fischer

Lo derrotó en 1959 en Mar del Plata. El estadounidense soltó algunas lágrimas por el coraje.

17 de Enero de 2025 | 12:00 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
imagen
Bobby Fischer fue un genio poco convencional, indescifrable y excéntrico. Para muchos, el más grande ajedrecista de todos los tiempos. Héroe y antihéroe. En Estados Unidos fue idolatrado cuando en 1972 se consagró campeón mundial y acabó con la hegemonía de los soviéticos, pero en las décadas posteriores se enfrentó con el gobierno de su país y murió en el exilio. Su fallecimiento se produjo hace exactos 17 años en Islandia.

La historia del ajedrez nacional es modesta. Pero tiene una figura trascendental. René Letelier fue el primer Maestro Internacional que tuvo Chile y protagonizó una hazaña. Venció al mítico Fischer en un hotel de Mar del Plata en 1959.


El chileno por entonces tenía 44 años, el norteamericano apenas 16, pero ya era campeón absoluto de EE.UU. Fischer, con blancas, lanzó un ataque violento. En un momento, hubo una pausa y el adolescente al pararse de la mesa le dijo a un reportero que tenía la partida ganada. Letelier, a raíz de ese comentario , analizó fríamente la situación y detectó una oportunidad.

El encuentro parecía que iba a terminar en tablas. Sin embargo, Fischer se empecinó en ganar y lo pagó caro. Cuando perdió, según Letelier, el derrotado soltó algunas lágrimas de coraje.

Lorenginis Berti, árbitro internacional de ajedrez, conoció muy bien a Letelier. Un día le quiso hablar sobre la victoria contra Fischer y él lo frenó en seco: "No me recuerdes eso".

"Me acuerdo que me dijo 'oiga, uno de los errores más grandes de mi vida fue haberle ganado a Fischer'. ¿Por qué?, le respondí yo. 'Porque me tocó jugar nuevamente y me sacó del tablero, me barrió, me hizo pebre'. En ese partida, René trató de innovar en la apertura y Fischer lo mató. Se vengó y lo destrozó", le relata Berti a Emol.

El escritor Ángelo Guiñez publicó el libro "La vuelta al ajedrez en 90 años: Un homenaje a René Letelier". Entrevistó al connotado jugador y con el tiempo se convirtió en su amigo.

Guiñez cuenta que René se refirió muchas veces a Fischer como "caprichoso y malcriado". El mismo año en que perdió con Letelier el nacido en Chicago vino a Chile y se vio envuelto en más de una polémica.

"La visita a Chile está repleta de anécdotas como la de la langosta. En un desayuno Fischer pidió langosta. La pobre dirigencia del club compró una muy costosa en un hotel del centro. Los demás días siguió pidiendo langosta, pero como no comió la primera, le siguieron dando la misma", detalla el escritor.

Amigo del Presidente Alessandri y admirado por el "Che" Guevara


El Maestro Carlos Silva Sánchez se midió varias veces con Letelier. En medio de una apretada semifinal por el campeonato chileno, René le hizo un comentario que lo descolocó: "Le ofrezco tablas, cerramos aquí y nos vamos a cenar. Yo invito".

"Yo sabía que él le ganó a Fischer, pero nunca lo sacó en cara. No hacía ostentación. Era muy modesto, una persona a la que no le puedes reprochar nada. Fue un jugador no tan técnico, era más táctico. Hacía partidas preciosas", menciona Silva.


Letelier nació en San Bernardo y fue el menor de 17 hermanos. Estudió en el Liceo Lastarria, en el Liceo Aplicación y en el Instituto Nacional Barrios Arana.

Siendo un niño ingresó al Club de Ajedrez de Chile. La bibliografía sobre el deporte ciencia era muy escasa en Santiago en esa época. Cuando un amigo viajó a Europa, Letelier le pidió que por favor le trajera un libro del campeón mundial Emanuel Lasker. René esperó con ardiente paciencia y fue a buscar a su amigo a Valparaíso el día que estaba programada su llegada. Para su alegría, le había traído lo que tanto quería. Increíblemente, una semana después de recibir el libro, se lo regaló a su hermano Gustavo, también ajedrecista, pues estaba de cumpleaños.

"¿Cómo es que me lo regalas si recién hace una semana te llegó de Europa? Mi respuesta no la hice esperar. Ya me lo sé de memoria", reveló el Maestro.

Letelier destacaba a nivel nacional y comenzó a salir a competir al extranjero. Lo invitaron a un torneo en Uruguay, pero la universidad en la que estudiaba Leyes no lo autorizó a ausentarse tantos meses, por lo que él resolvió dejar la carrera para ir a jugar. Allá logró vencer al campeón mundial Alexander Alekhine en dos partidas rápidas de un total de siete.

Letelier junto a Carlos Jáuregui, otro chileno que venció a Fischer.

Luego de volver de suelo charrúa, tuvo que buscar trabajo. El vicepresidente ejecutivo de la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas, Guillermo Labarca, se enteró de la situación. El hombre, quien fuera ex ministro de Pedro Aguirre Cerda y aficionado al ajedrez, decidió ayudar a René y lo designó parte de la planta de funcionarios de la institución.

Letelier viajaba a los torneos pidiendo vacaciones o licencias sin goce de sueldo. Hasta que en 1945 se le presentó la oportunidad de ir a una competencia en Buenos Aires. El permiso fue denegado, entonces renunció y se instaló varios años en la capital trasandina. Fue inmensamente querido y respetado al otro lado de la cordillera.

"Era muy patriota. No quiso nacionalizarse argentino (se lo pidieron varias veces) porque tendría forzosamente que jugar contra Chile y eso no lo podría soportar", revela Ángelo Guiñez.

Cuando regresó, se consagró cinco veces campeón nacional. En total, defendió a Chile en al menos quince países distintos. Disputó dos Panamericanos y siete Olimpiadas. Eran viajes locos, con recursos escasos. Una vez, en 1956, estuvo cinco meses esperando en Europa que la Federación consiguiera pasajes para volver. Lo hizo en un buque carguero llamado "Aconcagua".

Letelier era pintoresco. Siempre andaba elegantemente vestido, con el chiste a flor de boca, no le negaba una charla a nadie y era amante de la buena mesa. Se codeó con varias personas importantes. El árbitro Lorenginis Berti destaca el vínculo con el Presidente Arturo Alessandri.

"El Presidente Arturo mandaba a la policía a tomarlo detenido, donde estuviera, y era justamente para jugar ajedrez cuando él tenía ganas", comenta entre risas.

Una de tantas historias. En un viaje a Cuba para disputar unas Olimpiadas, Letelier conoció a Fidel Castro y a Ernesto "Che" Guevara. Con el insigne guerrillero tuvo una especial conversación que él mismo reveló.

"Recuerdo que se paró frente a mí y me dijo: 'Usted no me conoce pero yo lo conozco mucho a usted'. Creí que me estaba haciendo una broma. Me convidó a tomar el té y ahí me confesó que él me había visto jugar en varios torneos en Mar del Plata en los años que él era estudiante en Argentina. Así, siguió diciéndome: 'Yo a usted lo respeto mucho. Yo, siendo un muchacho, siempre le pedía a diversos maestros que me explicaran sus técnicas después de las partidas y el único que me dedicaba más atención era usted. Por eso le estaré siempre muy agradecido'. Imagínese qué impresión más magnífica me llevé. El 'Che' siempre estuvo preocupado por mí. A menudo, me llevaba puros de regalo a la habitación. Era todo un caballero y ni decir como lo quería la gente", contó.

El Maestro Carlos Silva añade que en Cuba a Letelier lo trataban muy bien y revela otra anécdota. "Él tenía una mesa de las Olimpiadas del año 1966 de La Habana. Era preciosa. De las cosas que tenía nada le permanecía en propiedad, todo lo vendía, todo tenía su precio. Las medallas que ganó las vendía. Era un chiste, tengo los mejores recuerdos de él", apunta.

"Tenía alma de artista"


Letelier nunca tuvo militancia. Tras el Golpe de Estado, salió del Ministerio de Vivienda, donde trabajaba, y nuevamente se instaló en Argentina. Desde allá se desempeñó como corresponsal y escribió columnas de ajedrez para distintos medios de comunicación.

"Tuvo dos estancias en Buenos Aires en distintas décadas. Nunca tuvo problemas políticos. Desde la capital trasandina escribió columnas de ajedrez para diarios de Chile y gozó del abrigo de grandes amistades. A destacar también que Letelier competía en otros deportes como el tenis de mesa. Creo con seguridad que Letelier es más conocido y querido en la Argentina", comenta Guiñez.


Lorenginis Berti, en Mar del Plata, pudo darse cuenta de la admiración que sentían los argentinos por Letelier. Estaban en un hotel de lujo y llegó Carlos Menem, Presidente de la República, a buscar al Maestro nacional.

"Se lo llevó porque requería compartir con él, para llevárselo a jugar", dice.

René otra vez pegó la vuelta a Chile. Vivió con su hermana en un departamento ubicado en la calle Catedral. Pese a que su salud empeoró, se las arreglaba para seguir viajando y jugando ajedrez. Tuvo muchos discípulos. Murió el 2006.

Berti guarda de esas tarjetas de navidad que se entregaban tiempo atrás. Es la única que tiene, podría ser un objeto sin mayor importancia, pero la conversa porque se la dio Letelier. Piensa que su amigo era una estrella, alguien a quien seguir, alguien a quien alcanzar.

Guiñez asegura que Letelier era alguien muy cariñoso y preocupado de sus amigos. Lo vio muy contento en la presentación del libro dedicado a él y en la que estuvo el campeón mundial Anatoly Karpov.

"Es de las pocas personas que conozco que nunca fue 'viejo'. Siempre estaba dispuesto para jugar con bastón y sombrero en mano en jornadas nocturnas en los clubes del centro. Un Quijote, muy crítico a que este deporte se 'envenenara' por los premios monetarios. Tenía alma de artista. Siempre me dijo que de no haber sido ajedrecista habría sido director de orquesta. Detestaba la 'música' moderna", cierra.