La karateca Valentina Toro tuvo un espectacular 2024. Fue el mejor año de su carrera. Entre otros logros, sumó medallas de oro en distintas fechas de la Premier League.
Actualmente es la dos del ranking mundial, pero anhela más. La destacada deportista nacional conversó con Agenda Deportes Emol TV este jueves y se refirió al desafío de convertirse en la número uno del mundo.
"Está difícil", partió diciendo la medallista de oro los Juegos Panamericanos Santiago 2023.
"La ucraniana Anzhelika Terliuga lleva siendo número uno del mundo como seis o siete años. Ha sido la reina de la categoría por mucho tiempo. Justo el año pasado participó en las Premier League, pero le empezó a ir mal y después quedó embarazada. Desde que quedó embarazada su ranking quedó protegido. Su bebé ya nació, pero es un tema complicado. Si revalido todo lo que hice el año pasado quedo igual con los puntos que estoy ahora o incluso con un poquito menos, hay que ir renovando. En una Premier League, que fue la primera en Turquía, obtuve bronce el 2024. Entonces, si aumento esa medalla habría posibilidades de estar número uno", complementó.
Toro, que fue campeona mundial juvenil, cree que su estatus ha cambiado. Siente que la miran de otra manera. Incluso es admirada fuera de Chile.
"Cuando voy al súper o voy al mall, la gente me pide fotos o llegan esas miraditas. Ahora me pasa que estoy afuera y gente de afuera me pide fotos. Fui hace poco a España y se acercó una cantidad de niños preguntando por mí. Decían que habían ido a verme, que eran mis fans. Nos sacamos unas fotos. Ver que niños de otros países te conozcan y te admiren es fuerte. También hay atletas que me escriben. 'Te vi bien', 'es parte del proceso'. Es gente que yo admiraba cuando era chica", relató.
Su rol de influencer y su amor por la U
La karateca es muy popular en redes sociales. En su cuenta de Instagram, por ejemplo, tiene 233 mil seguidores.
Reconoce que le gusta ese mundo digital. Le ha servido también para impulsar su carrera.
"Las redes sociales marcan mi progreso. Subo mis entrenamientos, mis lesiones, mis buenos momentos, mis malos momentos. Me sirven para mirar atrás. Me llega un recuerdo de cuando estaba pasándolo bien o mal. Son como mi portafolio de vida. Por ser yo misma, por compartir mis vivencias, han ido llegando marcas. Al principio no entendía esta cuestión, mi manager me ayuda. La pasó bien. Ha sido un gran apoyo económico para mí. Para independizarme, para irme de vacaciones, para poder comprarme mis cosas. A mí me encanta. Hay gente que dice que odia redes sociales, pero yo las disfruto", declaró.
Uno de los objetivos de Toro es mostrar cómo es la rutina de un deportista de alto rendimiento. Cuenta que recibe mucho cariño, pero también toma ciertas precauciones.
"La gente me saluda en la calle y se sabe toda mi vida, porque yo la comparto. 'Vale, tu maleta que no llegó acá y qué vas a hacer. Viajas a China la otra semana'. Me gusta esa cercanía, pero hay que tener cuidado. No subo las historias de manera simultánea. A veces da la impresión que sí. Cuando paso por el Centro de Entrenamiento Olímpico, subo las historias ya en mi casa. Cuando estoy en el mall, lo mismo. Me pasó que subí una foto en una playa y habían dos niñas siguiéndonos hartos a mí y a mi pareja, mirándonos desde lejos. Quizá fue rollo mío. Llegaron a seguirme por una foto. Está bien, son niñas, pero si unas niñas lo hicieron, otras personas pueden lograrlo con no muy buenas intenciones", afirmó.
En redes sociales, se muestra mucho en el estadio. Es hincha de la U.
La karateca contó cómo nació el amor por el equipo azul. Viene de familia y ese sentimiento es compartido con su papá.
"Mi papá es hincha de la U desde siempre. Mi abuelo, mis tíos también. Yo de chica también era hincha de la U. Cuando había 'jeans day' iba al colegio con mi camiseta de la U y la primera vez que fui al estadio tenía ocho o nueve años. Me acuerdo que fue contra Audax Italiano y ganamos 4-1. Después no fui más al estadio, pero a los 18, 19 años tenía un amigo que también era de la U e íbamos a la Galería Sur del Estadio Nacional. Estaba en la barra gritando, apoyando, la pasaba súper bien. Mi papá decía que era medio peligroso, pero confiaba en mi amigo", comentó.
"Con la pandemia bajó el fanatismo. No había partidos. En 2022 la U pasó momentos súper malos y con mi papá estábamos apañando. Después de los Panamericanos me contactó la gente de la U.de Chile y me invitaron a un partido en Santa Laura. Me dieron abono todo el año para ir cuando quisiera. Con mi papá éramos fanáticos y empecé a ir, a ir, a ir. Me motivé de nuevo. Siempre estoy pendiente de cuando hay partido", cerró.
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