Red Bull tomó una potente y sorpresiva decisión. Despidió a Christian Horner, director de escudería. El británico estaba desde 2005 en el cargo y con él el equipo conquistó seis títulos mundiales de constructores y ocho de pilotos en la Fórmula 1.
El asesor austriaco Helmut Marko fue el encargado de dar a conocer la noticia. Entre los trabajadores de Red Bull hay desconcierto, de acuerdo a una nota publicada por The Sun.
Una funcionaria le contó al citado medio cómo vivieron la llegada de Laurent Mekies, el nuevo director del equipo.
"Fue sólo un día después de que Christian fuera despedido y gran parte del equipo todavía estaba molesto cuando el Sr. Marko se dirigió a nosotros. Pero se limitó a bromear y decirnos que nos animáramos: 'Tiene que sonreír más', nos dijo", afirmó.
El responsable deportivo de la empresa, Oliver Mintzlaff, también se dirigió al personal. Su primer discurso, de acuerdo a testimonios internos, fue calificado como un "accidente de coche". Incluso hizo bromas sobre los despidos de otros altos cargos además de Horner.
"Mintzlaff también dijo: 'Si tienen algún problema, envíen un mensaje de texto a su jefe. Ah, y si ya no tienen jefe, envíenme un mensaje a mí', y se echó a reír", narró un empleado.
Siguiendo en esa línea, hay trabajadores que piensan que la salida de Horner tiene que ver con su nacionalidad.
"Fue un ataque selectivo para hacerse con el control del equipo de carreras, porque a la sede austriaca de Red Bull no le gustaba que un británico dirigiera su equipo", le dijo una fuente a The Sun.
"Pero ahora el equipo es un caos", añadió.
Desde el círculo íntimo de Horner cuentan que se siente "herido y traicionado" y que no le dieron ninguna explicación para sacarlo del cargo.
