El Fotballklubben Bodø/Glimt hizo historia. Tras superar al Sturm Graz por un marcador global de 6-2 se clasificó por primera vez a la fase de liga de la Champions.
Hace 18 años que un elenco de Noruega no alcanza estas alturas. Este es un cuadro atípico, el más norteño de Europa en lograr meterse en una Liga de Campeones. Está ubicado en el Círculo Polar Ártico y suele jugar y entrenar con temperaturas bajísimas. Por mucho tiempo le prohibieron jugar en la máxima categoría de su país y actualmente cuenta en su staff con un piloto de guerra.
Glimt significa "rayo" o "destello". El club fue fundado en 1916 en Bodø, una pequeña ciudad de 55 mil habitantes y que está a 16 horas en auto desde Oslo.
Es una tierra de auroras boreales. Allí los inviernos son muy oscuros, con una temperatura media de menos cuatro grados Celsius, pero que puede llegar hasta -10. Debido a esas duras condiciones el equipo tuvo prohibido jugar en la Primera División noruega hasta 1971. El resto de los equipos de la categoría no querían viajar para enfrentarse a ellos. Eso cambió gracias al avance de la tecnología y la mejora de los aviones.
En 1975 el Bodø/Glimt venció al Vard Haugesund y se convirtió en el primer equipo del norte del país en ganar la Copa. Un año después ascendió a la máxima categoría.
En las siguientes cuatro décadas el club no disfrutó de grandes éxitos. En 2016 hubo un hito muy triste en la historia de los aurinegros. El técnico Aasmund Bjørkan descendió a Segunda División. Pese a ello siguió siendo parte de la estructura. Asumió como director deportivo y nombró como nuevo entrenador a Kjetil Knutsen.
Knutsen se convirtió en uno de los pilares más importantes del club. Ha conquistado cuatro ligas desde 2020 hasta ahora y está cerca de coronarse por quinta vez.
La temporada pasada, además, logró meter al equipo en las semifinales de la Europa League.
Otra persona muy importante en el proyecto es Bjorn Mannsverk, un piloto de combate que participó en misiones en Afganistán y Libia y al que ni siquiera le gusta el fútbol.
Mannsverk, gracias a un compañero de escuadrón, llegó al Bodø/Glimt y empezó a trabajar como "coach mental".
"Bjorn nos ha lavado el cerebro durante seis años", afirmó Orjan Berg, uno de los encargados de las inferiores.
Mannsverk fue clave para el jugador Ulrik Saltnes. El volante sufría de diarrea y no podía terminar los partidos. Estaba harto. "Estoy tan cansado de fracasar cuando se trata de jugar partidos y estoy tan cansado de sentir dolor", afirmó.
Pero hoy es una de las figuras del equipo. "Logró que no le importara nada, que se quitara toda la presión, y eso simplemente impulsó sus actuaciones. Un mes y medio después, el dolor de estómago prácticamente había desaparecido. Es casi un milagro, pero me demuestra lo mucho que puede afectarte la presión mental con el tiempo", explicó Mannsverk.
El coach de salud mental implementó meditaciones colectivas antes de cada sesión de entrenamiento y reuniones grupales en que los futbolistas discuten sobre el rendimiento de cada uno.
También organizó "El Anillo", un espacio empleado en los partidos para hablar de lo que está pasando.
"Es una forma de cuidarnos mutuamente, de unirnos, de decir: 'Oye, si pasa algo, concentrémonos'".
Un proyecto que apuesta por jóvenes
De acuerdo a datos de ESPN, en 2017 el presupuesto anual de la institución era de cuatro millones de dólares y en 2024 fue de US$ 60 millones.
El proyecto apuesta por los más jóvenes. El Bodø/Glimt les da continuidad y luego los traspasa. Al delantero Erik Botheim lo vendieron por siete millones de dólares al Krasnodar de Rusia, el AC Milan pagó USD cinco millones por Jens Petter Hauge y hace poco el Rennes desembolsó 17.000.000 por el danés Albert Gronbaek.
"El éxito de este proyecto se basa en sus valores y cultura. Nunca oirás a la gente de Bodø decir que nuestro objetivo es ganar la Liga o ir a la Champions League. Nuestra ambición no se trata de metas específicas, no hablamos de ambiciones. Nuestro objetivo es ser mejores mañana que hoy. No se trata de ganar o perder exactamente, se trata más del rendimiento y el desarrollo diario", dijo el CEO del equipo, Patrick Berg, al diario Marca.
"Cuando hablas de lo que ha pasado, creo que es tan simple como que hemos sido valientes, porque hemos tomado decisiones que otros no tomaron. No seguimos a los demás. Eso también forma parte de nuestra estrategia, no copiamos. Nos gusta aprender, pero tomamos nuestras propias decisiones y cuando otros pisan el freno nosotros pisamos el acelerador", añadió.
Berg, además, explicó que no miran tanto los resultados.
"Cambiamos nuestra metodología y comenzamos a enfocarnos en el desarrollo. No nos preocupábamos demasiado por los resultados, así que nunca hablamos de ganar, solo hablamos de rendir. Queremos rendir lo mejor posible y entonces sabemos que los resultados llegarán. Nuestro enfoque está siempre en el entrenamiento, en cómo podemos mejorar y desarrollar tanto a nivel colectivo como individual", cerró.