Nacida en Mount Pleasant, Estados Unidos, y de 24 años. Melissa Jefferson-Wooden, es el nombre de la nueva reina de la velocidad. El Mundial de Tokio es su punto de máxima gloria.
La velocista norteamericana brilló en Japón. Rompió una histórica marca que llevaba 12 años intacta y que pertenecía a la mítica Shelly-Ann Fraser-Pryce.
Jefferson-Wooden se convirtió en la primera mujer en proclamarse campeona del mundo en los 100 y 200 metros planos en un mismo Mundial de atletismo desde que lo lograra en 2013 la tricampeona olímpica y 11 veces monarca planetaria.
De hecho, la estadounidense sumó un oro más en Tokio, pues, además de los 100 y 200m, también ganó el título en la 4x100m. El triplete le permite emular lo de Usain Bolt en sus mejores tiempos.
Sin embargo, la mayor victoria de Jefferson-Wooden está fuera de la pista. Tiene relación con su padre, quien vio en directo en Tokio cómo su hija se transformó en leyenda.
La nueva estrella de la velocidad donó células madre de su médula ósea hace siete años, cuando tenía 17. Fue para ayudar a su padre a superar una enfermedad potencialmente mortal en la que la médula no produce suficientes glóbulos blancos para enriquecer el sistema inmunológico.
Después de ganar los 200m para convertirse en la primera mujer estadounidense en completar el doblete de velocidad en los mundiales, reflexionó sobre una decisión que cambió su vida y salvó la de su padre.
"No lo hice solo porque él era mi papá, sino porque quería poder decir: 'Si tengo la oportunidad de ayudar a alguien, hazlo'", afirmó Jefferson-Wooden. “Y de eso se trata la vida”.
La mamá y el papá de Wooden, Johanna y Melvin Jefferson, estaban en el palco con el presidente de World Athletics, Sebastian Coe, para ver a su hija hacer historia. La familia Jefferson viaja en grupo, y Wooden-Jefferson dijo que ha sido gratificante tener a su mamá, papá, tías y tíos en Tokio.
"Dicen: 'No puedo esperar a verte salir y hacer historia'", comentó Jefferson-Wooden. "Y escuchar eso de ellos es como, si pueden tener tanta fe en mí, y yo soy la que está en la línea, entonces ¿por qué no puedo tener esa fe en mí misma para poder hacer esas cosas?".
Todo esto proviene de una especialista en 100 metros que sorprendió a sus entrenadores al comienzo de este año cuando dijo que quería tomarse los 200 un poco más en serio.
Inició el año pensando que tal vez sería lo suficientemente buena para llegar al campeonato nacional, luego tal vez lo suficientemente buena para estar en el equipo que iría a Tokio y finalmente, como alguien que podría competir en los mundiales o incluso ganar.
Pasó todas esas pruebas y lo hizo parecer fácil. Venció a la británica Amy Hunt por 46 centésimas y logró el doblete histórico. Jefferson-Wooden quedó con un balance 19-1 en todas las carreras de 100 o 200 metros esta temporada.
Ahora que algunos podrían estar admirándola, Jefferson-Wooden quiere que sepan que ayudar a alguien, o hacer que se sientan bien consigo mismos, "significa mucho más para mí que cualquier cosa que pueda decidir hacer en la pista".
"Hacer lo que hice por mi papá fue obviamente algo natural, fue una decisión fácil", expresó. "Pero al final del día, fue mi manera de mostrar el tipo de persona que soy".