Los "Cóndores" a otro Mundial. Le ganaron 31-12 a Samoa en Viña del Mar y timbraron su pasaje a Australia 2027. Los chilenos se hicieron gigantes en un Sausalito repleto y le dieron una nueva alegría a los 20 mil hinchas que llegaron.
El duelo, marcado por la emoción, tuvo varios momentos para destacar antes, durante y después...
Caos con las entradas
Se supone había 20 mil entradas vendidas para repletar el Sausalito. Sin embargo, hubo un desorden claro. Varias personas reclamaron que los asientos que ellos compraron estaban siendo utilizados por otras. Incluso en el sector donde va la prensa había gente que no era periodista.
Ese alegato se multiplicó y el recinto viñamarino ya parecía desbordado: Gente viendo el partido de pie en los pasillos e incluso otros sentados en la escalera.
Con el resultado favorable, poco importó después lo demás...
La ovalada llegó desde el cielo...
En un acto increíble, la ovalada con la que se jugó el partido llegó desde el cielo. Sí, porque un infante de marina aterrizó en paracaídas y de un bolso sacó la pelota, para luego posarla en la repisa "pre match".
De todas maneras hubo algo de temor, ya que el especialista demoró algo más de lo previsto y su aterrizaje no fue del todo limpio.
Con la caída "forzosa", se llenó de aplausos.
Un himno increíble
"Lo ganamos desde el himno", se le escuchó a decir a varios hinchas después de la emocionante entonación de la canción nacional en el Sausalito.
De hecho, incluo algunos jugadores samoanos se mostraron sorprendidos por el fervor del público criollo. Sus rostros lo decían todo...
Un "desubicado" en el "haka" de los samoanos
Samoa tiene su propia especie de "haka". Los "Cóndores", formados en la mitad de la cancha, observaron el ritual de los oceánicos, bajo un silencio casi total.
Sí, porque en medio de la danza samoana, un "desubicado" hincha interrumpió con gritos alusivos a Chile, pidiendo hasta el mítico "ceacheí". "Sorry cabros, no caché", se escuchó después del protagonista, provocando algunas risas.
El "inesperado" público
El Sausalito estaba repleto, totalmente vendido. Esto hizo que los que se quedaron sin entradas, se las ingeniaran de igual manera para poder ver el partido o estar cerca.
Y qué mejor que desde el cerro. Sí, porque sobre la "galería cerro" del recinto, había decenas de hinchas mirando el duelo. Un público "inesperado", pero que de todas formas vibró con cada try de Chile. Y gratis.
El encontrón de Matías Garafulic
El partido llevaba pocos minutos cuando un fuerte encontrón despertó al público. La jugada iba por otro lado, pero el chileno Matías Garafulic y el samoano Lolagi Visinia protagonizaron un altercado. Hubo alguna clase de manotazos y el nacional quedó en el suelo.
Al parecer, eso le dio más energía al criollo, que luego fue a tacklear con todo a Benjamin Petaia Nee-Nee, dejándolo en el suelo. Tuvo que ser atendido.
Público pide silencio
Cada vez que Santiago Videla, el pateador de Chile, se aproximaba a pegar una conversión o penal, se pedía silencio. Sin embargo, los niños no escatimaban en gritos de aliento.
"¡Silencio! ¡Llévate a la guagua!", pedían algunos, buscando la concentración máxima de Videla. Incluso en la pantalla gigante del estadio decía "Silencio, por favor".
No obstante, todo lo contrario ocurría cuando pateaba el especialista samoano. Ahí, los niños tenían permitido gritar y el Sausalito se tranformaba en una caldera.
Desazón y agradecimiento samoano
Una vez terminado el partido, el sentimiento que reinaba en los samoanos era la desazón. Varios tumbados en el pasto y otros parados con las manos en la cintura y la mirada perdida.
Poco a poco se fueron yendo a camarines ante los aplausos del público, quienes le rendían cierto "homenaje" por el nivel mostrado.
Y en un gesto loable y de agradecimiento, varios de ellos -por no decir todos- retribuyeron ese respeto aplaudiendo y mirando a las gradas, agradeciendo la cortesía.
La emoción de Pablo Lemoine
Pitazo final y Lemoine, head coach de Chile, se volvió loco. Abrazos en su cabina y luego bajó a la cancha para festejar. El uruguayo se fundió en emotivos abrazos con los suyos, los que duraron varios minutos.
Luego, más festejos con los jugadores y un especial cántico de los hinchas para el técnico que ha llevado a los "Cóndores" a dos mundiales de manera consecutiva.
Fue empapado por los jugadores, se abrazó en zona mixta con Cristian Rudloff, presidente de la Federación, y luego siguió celebrando.