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La sacrificada historia de Aracelly Tapia, la goleadora que brilla y rompe récords en el fútbol femenino chileno

Llevó a Magallanes a su primer ascenso. Nadie ha hecho más goles en Cobresal que ella.

19 de Octubre de 2025 | 10:15 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Aracelly Tapia es reponedora rutera y se mueve por todo Santiago. Cuando no está trabajando, se dedica a hacer historia en el fútbol femenino de Chile.

Le dicen que es una jugadora engañosa. Ella misma reconoce que quizá no lo parece, pero es rápida, ágil, de buena pegada. Una entrenadora le dijo una vez: "Tú metiste bien los dedos al enchufe, porque eres inteligente para jugar".


Para Aracelly ha sido un muy buen año. Guio a Magallanes al primer ascenso de su historia en el fútbol femenino y ella fue la goleadora del torneo.

Pero su historia en el fútbol profesional partió hace muy poco. No por falta de ganas. Simplemente no podía. Debía mantenerse, pagar cuentas.

"Ya tengo 37 años. Mucha gente me dice: '¿por qué empezaste tan tarde?'. Yo creo que porque no habían las herramientas hace 15 años atrás", le comenta a Emol.

Aracelly es de una familia de futbolistas. Su hermano mayor, Boris, fue profesional. Gonzalo, el menor, actualmente integra el plantel de Palestino.

Los primeros recuerdos de ella son con una pelota en los pies. Aprendió a jugar en las canchas del club Jaime Silva de La Pintaba, rodeada de hombres. "De repente había una o dos mujeres. Tenía que estar a la par de ellos, no podía guatear", menciona.

Viene de una familia humilde. Su papá trabaja en la construcción y su mamá es dueña de casa. Hubo momentos complicados, en que no había nada. Aracelly entendía. A veces entre los tíos y primos organizaban una "vaquita" para comprarle un par de zapatos de fútbol.

Trabajó de empaque para ayudar en la casa, también iba a vender a las ferias navideñas a fin de año.

"Vendíamos juguetes. Me acuerdo que en ese tiempo trabajaba en una bodega de juguetes. Conversé con el gerente, que me tenía buena, y nosotros le repartíamos a las grandes tiendas y las grandes tiendas de repente devolvían los juguetes porque las cajas estaban malas, entonces la gente no los compraba. Pasaban a ser merma y conversé un día con el gerente y le dije: '¿por qué no me vende las mermas?'. En el palet venían triciclos, yo los armaba y los vendía armados. Ahí me fue súper bien, me gané como tres años años seguidos. Estaba mi hermano chico, Gonzalo, que quería plata. En ese tiempo nos conseguimos un carretón de fiera, con las ruedas de fierro. Eso lo llenábamos, lo amarrábamos con un pulpo y nos íbamos. Estábamos como hasta la una de la mañana y volvíamos. Al otro día al colegio", declara.

La pelota siempre estuvo ahí. A Aracelly le sobraba calidad y destacaba en ligas de fútbol 7. Un día, le hablaron de Cobresal para que se sumara al plantel que competía en el campeonato de la ANFP.

"Gracias a Dios justo se dio que el fútbol femenino iba a ser profesionalizado en el sentido de que íbamos a tener lucas. Gracias a Dios desde que empecé a jugar profesional tuve mi contrato", apunta.

En ese tiempo, se ganaba la vida en una empresa manejando una máquina para hacer bidones. Los horarios eran incompatibles con los entrenamientos. Quedó en la encrucijada y tuvo que decidir. Dejó ese trabajo, su zona de confort, y se puso a buscar otro. Ahí apareció la oportunidad de ser reponedora.

"Yo soy reponedora rutera. Tengo que estar por todo Santiago. Trabajo para la marca Lego, de los juguetes. Mis jefes me dicen 'vas arreglando tus horarios'. Los primeros días, las primeras semanas, después del entrenamiento una bañada y a la pega. En los supermercados tienes que estar con bototos de seguridad, mis pies sufrían. Pero me acostumbré, el cuerpo técnico también me ayudaba. Al principio sí me costó, físicamente andaba muy cansada", asevera.

En Cobresal le fue muy bien. Consiguió un ascenso y el año pasado, pese a perder la categoría en Primera A, terminó entre las máximas artilleras del campeonato. Sumando y sumando se convirtió en la goleadora histórica de Cobresal. En El Salvador hay un mural que la recuerda.

Este año llegó a Magallanes y fue campeona. Aún le queda un sueño por cumplir. La selección chilena. Ya estuvo cerca, la temporada anterior. El preparador físico de la "Roja" se contactó con el cuerpo técnico de Cobresal y le comentó que a Luis Mena le llamaba la atención cómo jugaba, pero no la pudieron ir a verla entrenar.

"Lamentablemente, como el torneo es tan... Los ocho primeros pasan a playoffs y los demás fuiste bueno. Nosotras jugamos el último partido con el 'Chago' y nos finiquitaron. Se terminó el campeonato para nosotras, pero para las otras siguió. Ya no tenían dónde ir a verme, no podían ir a verme, ya no estaba con club. No se dio la cosa, quizá este año", afirma.

Aracelly partió tarde. Pero no se enfoca en eso. La vida la sorprendió para bien.