Eloísa Godoy inició su andar en la natación sin pensar en grandes títulos o llegar a los grandes escenarios. Pero la vida la sorprendió.
En el último Sudamericano juvenil de Aguas Abiertas obtuvo el segundo lugar en la prueba de cinco kilómetros y el año pasado en el Mundial Junior de Italia fue la sudamericana mejor posicionada.
La valdiviana hoy tiene 15 años y partió en la natación a los seis. No es que le gustara especialmente.
"Fue por recomendación del colegio, recomendaba que hiciera algún deporte, porque era una niña un poco nerviosa. Antes de nadar hice un poco de ballet. Al principio era un poco recelosa con la natación. En Valdivia iba a la piscina que a veces era bien helada, para mí no era agradable meterme ahí. Después ya me motivé", le comenta a Emol.
El padre de la deportista, Francisco, recuerda esos inicios.
"Ella mejoró su introversión. Era bien introvertida. Empezó a soltarse más, a tener más confianza. Claramente ha sido parte de su crecimiento, el deporte que lleva tantos años con ella le ha permitido avanzar en varios aspectos", relata.
"Elo" fue quemando etapas. Se dio cuenta que era buena y empezó a obtener buenos resultados en distintos campeonatos.
Cuando iba en cuarto básico, su vida experimentó un importante cambio
"Yo lo que hago es dar exámenes libres. Entonces, yo tengo clases con una profesora, puedo flexibilizar los horarios. No voy al colegio. A fin de año tengo que rendir mis exámenes", menciona.
Su día parte a las seis y media de la mañana. Toma desayuno, a las siete está haciendo su rutina en el gimnasio y a las ocho va al agua para una sesión que dura al menos dos horas. Vuelve a la casa, trata de dormir una siesta, almuerza y vuelve a meterse por otras dos horas a la piscina. En total, nada alrededor de 15 kilómetros diarios. Luego de eso, cierra la jornada con otra rutina de gimnasio.
"Yo miro a cualquier otra persona que se está preocupando por sus estudios o por salir con los amigos y yo digo no cambiaría esto por nada. Esto es mucho más emocionante, a pesar de todo el trabajo que hay que hacer", declara.
Pero la motivación a veces flaquea. Especialmente cuando los resultados no se dan como ella quiere y le toca lidiar con la frustración.
La nadadora reconoce que ha tenido momentos en que ha pensado dejar el deporte y hacer otra cosa. Sin embargo, su familia siempre está ahí para ella.
"Ella es súper crítica y a veces se bajonea en relación a sus resultados. Siempre se está exigiendo. En los campeonatos de este año antes del Sudamericano se vio bien afectada, porque no le fue como quería, se sintió incómoda, había muchas cosas por mejorar. En algunos momentos ha pensado 'no sé si quiero seguir'. Ha tenido períodos, semanas en las que ha querido entrenar menos o nada. Pero no han durado mucho. Ha pasado por momentos en que hay tanta frustración, 'para qué tanto si la estoy pasando mal'", dice Francisco, su papá.
"Elo" sueña en grande. Le gustaría llegar a unos Juegos Olímpicos. Tiene como referentes a la estadounidense Katie Ledecky y a la chilena Kristel Köbrich.
En sus ratos libres, es una adolescente normal que lleva el pelo teñido y a la que le gusta escuchar música. Nirvana, Radiohead, Gun's and Roses son fijos en su playlist. También ve series de anime como Dragon Ball, Slam Dunk o Dandadan y dibuja.
Actualmente está sola en Argentina. Se fue a entrenar a la ciudad de Córdoba. Todo gracias al apoyo de su familia, que hace malabares para poder apoyarla.
"De verdad que yo a mi familia la aprecio mucho, porque al final es lo único constante en todos estos altos y bajos, es lo único que se mantiene constante y siempre me van a estar apoyando. Si quiero ir a un campeonato o necesito ir a tal lugar a entrenar, ellos siempre me van a estar deseando lo mejor. Todas esas situaciones en las que estoy cansada o desmotivada ellos son siempre los que me animan y me consuelan. Yo los adoro de todo corazón", cierra.