Cuando tenía siete años, Josefa Ramos salía con su papá a patinar por la playa de Coquimbo. Él, pese a no ser profesional, le enseñó cómo hacerlo, era el paseo de padre e hija.
Lo que partió como entretención devino en pasión. Hoy Josefa Ramos, a sus 14 años, es una figura internacional. En el último Mundial fue la más joven de su categoría, compitió contra patinadoras que le sacaban unos cuantos años de ventaja y aún así obtuvo el sexto puesto.
Este mismo 2025, también contra atletas más grandes, obtuvo el bronce en los Juegos Panamericanos Junior y fue la medallista más joven de todo el Team Chile. También es campeona sudamericana.
Piensa en los días que iba a la playa a patinar con su papá. Un día, la inscribieron en una academia. Ella perseguía el reflejo de alguien, quería ser como ese alguien.
"Cuando entré a patinar tenía una prima grande que patinaba y yo quería ser como ella. Además, en el club en ese momento había muchas niñas que me encantaban, veía videos de ellas. Y yo quería ser como ellas, además eran de Coquimbo. Yo quería llegar a su nivel y poder ser tan nombrada como lo eran ellas", le dice a Emol.
Empezó a competir con ocho años y al tiempo conoció a José Luis Díaz, patinador que en su mejor momento llegó a ser el quinto del mundo.
El entrenador fue a hacer una clínica a la cuarta región y vio algo especial en esa niña.
"Cuando conocí a la 'Jose' me acerqué a Javiera Marambio, la entrenadora, y le pedí la autorización para poder hablar con su mamá. Me pareció una chica muy disciplinada, muy talentosa y súper enfocada en seguir el lineamiento técnico que yo impuse en ese momento. Por su habilidad de saber escuchar y replicar al pie de la letra las correcciones que le estaba dando, y también por la motivación de querer dar el 200%, porque es una chica a la cual desde muy pequeña siempre estuvo dando su máximo. Esa característica especial fue la que me llamó la atención", relata.
"La mamá cuando nosotros conversamos se asombró porque Josefa estaba en un proceso en el cual no sabía si seguir patinando o no. Estaba en un proceso que la disciplina que ella hace, que se llama libre, no la tenía muy motivada. En la categoría que competía no tenía ningún desafío importante", añade.
Pero "Jose" continuó y fue avanzando a pie firme. Su rutina es intensa. Dice que el día se le hace corto.
Estudia en un colegio normal y compatibiliza la vida escolar con entrenamientos diarios que a veces se extienden hasta por tres horas y también con las competencias. Trata de viajar al menos una vez al mes a Santiago para entrenar con José Luis Díaz.
"Cuando llegué del Mundial, debía muchas evaluaciones, pero el colegio me da facilidades. Hay algunas pruebas que puedo no dar. No me dan los tiempos. El día es corto para mí. Salgo a las cinco de la tarde y me voy directo a entrenar. El lapso que tengo para estudiar es muy corto. Los fines de semana también entreno, entonces es una cosa que voy viendo a medida que pasan los días. La semana que voy a Santiago me pierdo cosas. Es bastante difícil", comenta la deportista.
A veces cocina, a veces ve película. La vida que llevan otros adolescentes de su edad es muy distinta. Sin embargo, cuando los observa no se arrepiente de lo que ella eligió.
"Lo encuentro aburrido. Tienen que solo estudiar y a veces me da rabia, porque no entienden lo que uno hace, por no haber hecho una tarea encuentran que una es floja, pero en realidad no saben lo que está pasando", asevera.
Para poder cumplir con todo, hay una persona que es clave. Su madre. "Mi mamá antes fue deportista. Era gimnasta y por temas económicos no pudo lograr llegar a un nivel más alto. Ahora me acompaña mucho. Me lleva a entrenar, me lleva al colegio, me lleva a todas partes. Es una fuente de inspiración muy grande", manifiesta.
Josefa Ramos cuenta que para su deporte se necesita mucha fuerza y elasticidad. Pero lo más importante de todo es la cabeza, lo que hace la diferencia.
Es algo que ha ido trabajando, al igual que aprender a lidiar con la frustración. Hay un momento que le quedó muy marcado.
"El año pasado fui a Brasil, donde no tuve un buen desempeño y eso me bajoneó mucho. Hasta pensé en salirme. Siempre cuando a uno le va bien tiene motivación para quedarse, pero en estos casos yo llegué a entrenar y no estaba motivada. Era muy chica. Me tocaba un panamericano y dije: 'Ya, vamos a hacerlo bien'. Fui al panamericano y quedé campeona panamericana", expresa.
Su gran sueño es algún día estar en el podio de las mejores del mundo. No siente que esté tan lejos.
El entrenador José Luis Díaz tampoco lo ve como un anhelo imposible.
"Lleva batiendo récords que jamás en el patinaje chileno se habían visto. No ha existido nunca una patinadora como ella acá", cierra.
Mira cómo patina Josefa Ramos