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Iron Maiden sigue demostrando su favoritismo entre los rockeros chilenos y llena el Nacional

Cerca de 60 mil fanáticos de todas las edades, la mayoría en riguroso negro, disfrutaron de la octava presentación del conjunto en suelo nacional, en la que matizaron sus clásicos con temas de su nuevo disco, The Book of Souls.

12 de Marzo de 2016 | 00:01 | Por Felipe Kraljevich, Emol
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Otra jornada memorable de Iron Maiden en Chile.

Cristian Soto, Emol
SANTIAGO.- Son pocas las agrupaciones de rock y heavy metal que cuenten con una fanaticada tan leal y variopinta que la de Iron Maiden. Al momento de confirmar su octava presentación en nuestro país como parte de la gira mundial por su nuevo disco, The Book of Souls (2015), las entradas se vendieron de forma veloz y la espera de los seguidores de la "Doncella" se hizo eterna.

Los dos años que pasaron desde la última visita de Dickinson, Harris y compañía han demostrado que el grupo sigue evolucionando musicalmente y eso es lo que se logró apreciar en el recinto de Ñuñoa, al que practicamente asistieron casi 60 mil personas, todas atentas al nuevo show de Iron Maiden.

La jornada la inició la novel banda The Raven Age, donde milita el hijo del bajista y principal compositor de Maiden, Steve Harris. Su sonido, más moderno, fue preciso para comenzar a calentar el ambiente.

Ese testimonio fue el que recibió Anthrax. Uno de los próceres del thrash metal y también favoritos de la fanaticada local, desató en poco más de una hora toda su potencia.

De la mano de un rejuvenecido Joey Belladona, cuya voz suena mucho mejor que en tiempos de antaño, y el guitarrista Scott Ian, los estadounidenses revisaron material clásico como "Caught in a mosh" y "Antisocial", al tiempo que mostraron parte de su nuevo trabajo, For All Kings, aparecido en febrero de este año.

Un show redondo que culminó con dos promesas: una próxima visita de Anthrax para 2017 y, lo más inmediato, el show de Iron Maiden. Así, tras poco más de media hora de espera, pasadas las nueve de la noche inició la presentación de los británicos.

El auspicioso inicio de la presentación, con los temas "If Eternity Should Fail" y "Speed of Light", se vio empañado por evidentes problemas de sonido los que, para beneplácito de los casi sesenta mil espectadores, se solucionaron con el primer clásico de la noche, "Children of the Damned".

Desde ese punto, Iron Maiden logró afirmar su gran apuesta visual, inspirada en el concepto de su más reciente disco, con un sonido potente y preciso. De esta forma, temas nuevos como "The red and the black", brillaron junto a joyas pasadas como "The Trooper" o "Powerslave", dos himnos del heavy metal.

Mención aparte merece la puesta en escena de "The Book of Souls", la canción que da nombre al último trabajo en estudio de los ingleses. La puesta en escena, inspirada en la cultura maya, resultó todo un acierto. Incluso, la incorporación de la mascota de la banda, Eddie, el que tuvo una activa participación en esta parte del show.

Asimismo, en "Fear of the Dark" se pudo apreciar hasta qué punto la banda y el público estaban compenetrados, cuando las casi 60 mil personas cantaron al unísono el coro de esta composición clásica de la "Doncella".

El electrizante final, con temas como el clásico "Number of the Beast" y "Blood Brothers", sólo volvió a demostrar la cercanía de Maiden con los fanáticos chilenos. Ya sean estos ancianos o niños, todos están unidos en, como dijo el vocalista Bruce Dickinson, "esta hermandad que es Iron Maiden.
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