"The Getaway" fue lanzado a cinco años del debut de "I'm With You".
Archivo El Mercurio.
SANTIAGO.- Ha pasado un lustro desde que los californianos Red Hot Chili Peppers decidieran, de común acuerdo, prescindir de John Frusciante en I’m With You (2011) y siguieran explotando su adultez musical con Josh Klinghoffer en las seis cuerdas. Una gira mundial, un accidente que retrasó la salida de este trabajo y la expectativa que generó saber que Danger Mouse sería el productor de The Getaway, el nuevo álbum de Kiedis, Flea, Smith y el mencionado Klinghoffer. Y claro, Brian Burton (el nombre real de Danger Mouse) es experto en poner su impronta en las colaboraciones que realiza. Venido del mundo del hip-hop más alternativo, se pueden diferenciar notorios elementos de sus influencias en discos de The Black Keys, con quien ha trabajado desde Attack & Release (2008) a Turn Blue (2014), Gorillaz, Beck, Norah Jones y Portugal. The Man, entre otros.
En ese listado, la influencia que Danger Mouse ha ejercido en sus compañeros es notoria. Y sin dudas que sería extraño que no fuese así en The Getaway. Lo importante de su colaboración con Red Hot Chili Peppers es que, al igual que sucedió con Klinghoffer hace cinco años en I'm With You, fue Burton quien se acomodó al sonido ya establecido de los músicos y no al revés, como cuando Dave Navarro ingresó a la banda californiana y hubo un giro radical en One Hot Minute. Esto demuestra que hay cosas que no se transan dentro del núcleo del conjunto y eso es, sin duda, su identidad. Al menos, la que han estado explotando desde Californication hasta este álbum.
Entonces, si se mantiene la identidad, hay que preguntarse cuáles y dónde se pueden apreciar los cambios en The Getaway. Claramente, la participación de Klinghoffer ha crecido y, aunque sigue explorando la guitarra desde las texturas que pueda generar con el instrumento, lo cierto es que hay varios cortes en el que sus riffs llenos de funk y rock son los puntales. Asimismo, con Danger Mouse, el grupo gana en simples pero efectivos arreglos de teclados y efectos electrónicos sutiles, lo que en general da a este trabajo un matiz que se hacía necesario, en especial si lo comparamos con su última entrega. Y, más importante aún, es el sonido de la batería de Chad Smith, la que cimienta sobre sus golpes todo lo que aquí se ejecuta. Sin dudas, estos son los tres elementos basales en la elaboración de The Getaway y lo que lo hacen tan diferente de otras entregas de los californianos.
Esta triada cruza desde el sencillo "Dark Necessities", uno de los mejores temas del disco, a "Goodbye Angels" y el funk más psicodélico de temas como "Go Robot", "Sick Love" y "Detroit", esta última que recupera el rock de antaño de la banda. Y es probable que la segunda mitad del disco, donde justamente pertenecen las canciones mencionadas, sea la mejor parte de este trabajo. A estas composiciones en las que el funk californiano suena fuerte, se suman cortes más épicos como "The Hunter" y "Dreams of a Samurai", que justamente son los que cierran este nuevo trabajo.
La gran cualidad de The Getaway radica en su unidad. En que, como hacía mucho, por fin Red Hot Chili Peppers, o sus canciones, suenan como una sola entidad en vez de ser ejercicios inconexos, algunos claramente de menor calidad que otros. Si esto fue obra del trabajo conjunto entre la banda, afiatada al cien por ciento con Klinghoffer, con Danger Mouse o es algo más, es algo que las repetidas escuchas de este disco revelarán. Lo que sí se puede decir que The Getaway suena mucho más a sucesor de lo que la banda creara por allá en 2002 con By The Way, lo que demuestra lo bien encaminado y enfocado que se muestra el conjunto, en especial cuando deja elementos que le son conocidos.