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Conductor de "Manos al fuego" cuenta las técnicas que usó para no "desenmascarar" al programa

Antes del debut de este martes, César Antonio Campos contó detalles de cómo fue la grabación de la cuarta temporada del programa, que tiene la peculiaridad de que ya no se está realizando en Santiago, sino que en el extranjero y en regiones.

03 de Octubre de 2016 | 17:02 | Por Carolina Cerda M., Emol
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César Antonio Campso junto a la primera participante de este nuevo ciclo.

Chilevisión
SANTIAGO.- Debido a la popularidad de "Manos al fuego", el programa de Chilevisión en que los postulantes ponen a prueba la fidelidad de sus respectivas parejas, al equipo se le hizo muy difícil grabar el espacio que estrena su cuarta temporada este martes a las 22:30 horas en Santiago. Es por esto que el nueva temporada se registró en regiones —en termas en Quinamávida y Chillán—, además de resorts en Republica Dominicana, Ecuador y Bolivia.

Tal como explicó la productora ejecutiva del programa a Emol, este cambio de locaciones se hizo para sorprender realmente a los participantes, pero implicó enormes esfuerzos logísticos y otras consecuencias. En el caso del animador César Antonio Campos fue extremo: tuvo que buscar distintas maneras para no ser reconocido y correr el peligro de "desenmascarar" al programa.

Porque el equipo de "Manos al fuego" y los participantes compartían hotel y el que lo vieran podía ser fatal. Sobre las medidas que tomaron, Campos cuenta: "Lo más difícil para mí fue estar encerrado en la habitación, porque yo no podía salir. Las grabaciones eran de quince días y tenía que estar ese tiempo tomando desayuno, almorzando, comiendo y viendo tele en el mismo lugar".

A veces, aprovechaba los momentos en que los participantes salían del lugar: "Iba a la sala de dirección para ver lo que estaba ocurriendo. Pero era eso. ¿A quién le echaban la culpa si los participantes me veían en el hotel o cualquier parte? ¿Quién tenía la culpa si no resultaba? Yo", dice el periodista y revela otra fuente de peligro: las demás personas que estaban de paso por los resorts.

"Había países en que había muchos chilenos. En Montañita, Ecuador, está lleno de chilenos. Entonces había que tener mucho cuidado con quien hablabas en el hotel, yo casi no hablaba con nadie", dice y agrega "Era muy poquito lo que uno hablaba gente del lugar, si escuchaban acento chileno le podían decir a los participantes 'Hay otros chilenos'. Todo el equipo tenía que hablar bien poco, andar en silencio, almorzar escondidos, porque cualquier situación que hiciera sospechar ponía en riesgo en programa".

Factor camuflaje

En los raros momentos en que Campos salía de su pieza en el resort, debía tomar otras medidas: "Pasaba como camuflado, andaba con ropa distinta. Yo me disfrazaba para salir. Me ponía ropa más suelta, como buzo o short, además de jockey o polerones con capucha. Tenía una serie de técnicas para no ser descubierto", dice.

Para que el plan funcionara, sus horarios también eran restringidos. "Salía de noche o muy temprano en la mañana. Trataba de tomar la primera hora de desayuno pero a veces no me resultaba porque ellos se levantaban temprano y me tenía que esconder de nuevo". Sobre el potencial peligro de ser visto cuenta que le avisaban por radio o celular.

Finalmente, asegura que el esfuerzo valió la pena: "Era como estar castigado, pero era por el éxito del programa o no se podía hacer. Si me veían, obvio que la gente se iba a portar bien porque alguien les iba a decir". A pesar de este nivel de compromiso, admite que tenía un momento favorito en el período de grabaciones: "Mis mejores días eran después de los encaramientos: podía salir a respirar, a dar una vuelta, por el hotel, salir y hacer otras cosas más. Creo que esta es una de las cosas anecdóticas del programa".
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