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"Dr. Strange: Hechicero supremo" es un espectacular viaje al lado más místico de Marvel

La película protagonizada por Benedict Cumberbatch es un golpe visual que no deja de lado una buena y entretenida historia, pero que se puede disfrutar (y entender) sin necesidad de haber visto anteriormente adaptaciones cinematográficas de cómics ni cintas de superhéroes.

24 de Octubre de 2016 | 14:33 | Por Carolina Cerda M., Emol
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Benedict Cumberbatch interpreta al doctor Stephen Strange.

Cinecolor
SANTIAGO.- "Dr. Strange: Hechicero supremo" es un absoluto deleite. La nueva apuesta de Marvel, que se aleja del mundo de los superhéroes que intentan salvar el mundo a través de sus impresionantes superpoderes, para centrarse en las posibilidades más místicas del universo, es una bomba visual.

Pero la cinta dirigida por Scott Derrickson ("El exorcismo de Emily Rose") es mucho más que efectos visuales. Porque el relato está acompañado de una muy buena historia y actuaciones, donde destacan Tilda Swinton (Ancestral) y Benedict Cumberbatch, quien desde ahora debería convertirse en la estrella mundial en taquilla y popularidad que ya se vislumbraba desde su rol en "Sherlock" y que ha ido cimentando con apariciones en películas importantes, pero sin un rol así de protagónico.

La cinta tiene como protagonista al genial pero insoportablemente arrogante Stephen Strange, un neurocirujano para quien todo es un reto. Y eso no se aplica sólo el intentar intervenir en casos que suenan imposibles, sino que a su necesidad de probar constantemente que nadie está a su altura, incluso si se trata de, por ejemplo, decir correctamente en qué año se lanzó la canción que escucha al momento de finalizar una complicada operación.

Strange es un hombre que se preocupa del éxito profesional sin importarle que eso pueda generar problemas con sus relaciones personales —no entiende muy bien que ser parte de una pareja no implica tener a su lado a alguien sólo para admirarlo— o que eso finalmente lo convierta en un excelente profesional, pero una porquería de ser humano al ridiculizar a sus pares o negarse a atender casos que no aporten a su historial médico.

Es en este escenario que el cirujano se enfrenta su momento más difícil: pierde su habilidad con las manos, lo cual le quita todo el sentido a su vida. Es por eso, que se somete a una serie e operaciones caras y experimentales que no traen resultados. Ya en la ruina financiera y social —ha empujado de su lado incluso a la doctora Christine Palmer (una irresistiblemente adorable Rachel McAdams)— llega a Katmandú, donde busca un lugar llamado Kamar Taj, donde posiblemente lo puedan curar.

Eso sí, lo que encuentra ahí desafía toda lógica y el consejo "Olvida todo lo que piensas que sabes" cobra sentido a cada momento. La razón es que más que una mejora física o el "milagro" de la regeneración celular, en Kamar Taj se le ofrece un cambio espiritual, un viaje místico: reorientar el espíritu hacia esta recuperación.

Obviamente, ante esta propuesta que Strange pierde toda esperanza y paciencia. Y es desde ahí que la espectacularidad visual de esta producción, que se vio en los primeros minutos de la película, realmente alcanza su punto más alto. Con una estética que no deja de recordar los mejores momentos de "El origen", la hechicera suprema conocida como Ancestral (Swinton), le muestra la existencia de infinitos universos y dimensiones desde los cuales se puede extraer energía con la cual proteger este mundo.

Porque le explican que tal como los Avengers existen para proteger el mundo físico, una serie de hechiceros hacen lo propio con el mundo místico. Pues, obvio que hay quienes deciden hacer uso de la Dimensión oscura para el bienestar personal. Es así como la cinta toma el camino más cercano al personaje creado por Steve Ditko y a la cara más popular de Marvel. Este aprendiz que debe aprender a dejar de lado su ego para desencadenar sus poderes y enfrentar a Kaecilius (Mads Mikelsen) un ex estudiante que se ha alineado con Dormammu una entidad que, básicamente, encarna el mal.

Todo esto acompañado de personajes clave como Mordo (Chiwetel Ejiofor) y Wong (Benedict Wong), además del humor y referencias a la cultura pop que Marvel ha convertido casi en marca registrada, pero que esta vez aparecen de una manera más sutil. A pesar de esto, es una cinta que se puede disfrutar (y entender) sin necesidad de haber visto anteriormente adaptaciones cinematográficas de cómics ni cintas de superhéroes.