"Uno apuesta a seis meses para saber si un proyecto es viable o no. Nosotros llevamos dos y creemos que sí, porque no hemos tenido que poner plata de nuestros bolsillos para pagar el arriendo", explica Belloni.
Archivo El Mercurio.
SANTIAGO.- La gastronomía es un negocio que puede resultar bastante rentable para sus inversores, especialmente si se trata de un restaurant que resulte atractivo para comensales de paladar exigente. A ellos apunta el nuevo emprendimiento de Ernesto Belloni, el Portalón Peruano de La Dehesa.
El padre de "Che Copete" se asoció con un amigo, Tulio Hernández, y con el chef Juan Carlos Bozo para inaugurar este local. Posteriormente el grupo reclutó al periodista Francisco Kaminski, quien podía ayudarlos con el capital inicial y con la promoción del recinto en redes sociales.
El comediante inauguró el restaurante hace dos meses y los resultados han sido satisfactorios. "Uno apuesta a seis meses para saber si un proyecto es viable o no. Nosotros llevamos dos y creemos que sí, porque no hemos tenido que poner plata de nuestros bolsillos para pagar el arriendo. El lugar es muy bonito, la comida es atractiva", contó Belloni a Las Últimas Noticias.
"A la gente le da curiosidad y llega preguntando '¿está Che Copete?' o '¿está Belloni?´y yo salgo a saludar y conversar. Así que yo hago las relaciones públicas en el restaurante y trato de ofrecer eventos para empresas. Kaminski se encarga de las redes sociales, de promocionarlo, Tulio ve la parte administrativa y Juan Carlos la comida", cuenta el rostro de televisión, quien hace un año vendió un restaurante en Chillán, Los braseros de Don Che .
Kaminski explicó, por su parte, que el negocio requirió de una alta inversión. "La inversión no fue pequeña. Entre los cuatro nos costó 180 millones de pesos ponerlo en funcionamiento, porque es bonito, pituquito. Pero me interesó porque es un negocio nuevo, bueno y trabajo con gente buena onda".
Sobre la ubicación del Portalón Peruano, Belloni cuenta: "Todo nos cuesta el triple de lo que nos cobrarían en el centro. Si necesitamos que un maestro nos cambie un enchufe, nos pide unas 20 lucas. Es carísimo el arriendo, los gastos comunes. El lugar lo escogió Juan Carlos, que se quedó corto de plata y nos invitó a asociarnos con Tulio. Yo no me manejo mucho con los números, pero igual hice un estudio y me pareció un negocio confiable".