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Gilberto Villarroel sobre nueva novela de Lord Cochrane: "¡Hay que redescubrirlo como figura histórica!"

El periodista, escritor y cineasta acaba de lanzar "Lord Cochrane y la Hermandad de las Catacumbas", en la que el oficial británico ya tiene 50 años y se encuentra con el egiptólogo Jean-François Champollion, un hecho que históricamente no sucedió.

03 de Julio de 2018 | 08:03 | Por Alberto Rojas
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Villarroel actualmente reside en París.

SANTIAGO.- Francia, 1826. Han transcurrido 11 años desde los acontecimientos narrados en la novela "Cochrane vs. Cthulhu" (2017) y el temerario oficial británico Lord Cochrane ya pisa las cinco décadas de edad. Es en ese instante que recibe una carta de auxilio del prestigioso egiptólogo Jean-François Champollion, quien le anuncia que ha descubierto un testimonio escrito atribuible a Julio César. Y que podría vincularse con las aterradoras experiencias vividas en la novela previa.

Esta es solo una pincelada de lo que encierran las 566 páginas de "Lord Cochrane y la Hermandad de las Catacumbas" (Suma de Letras, $ 18.000), del periodista, escritor y cineasta Gilberto Villarroel. Y quien, además, es responsable de la aclamada serie documental "Lord Cochrane, capitán de mar y guerra".

Radicado en Francia, Villarroel conversó con Emol acerca de su interés en la figura de Cochrane, la ficción histórica y el futuro de esta saga.

- ¿Cómo fue la experiencia de escribir "Lord Cochrane y la Hermandad de las Catacumbas" después del éxito que tuvo "Cochrane vs. Cthulhu"?

- La verdad es que no sentí presión de ningún tipo, porque empecé a escribir la segunda novela en junio de 2016, casi un año antes de que fuese publicada en Chile "Cochrane vs. Cthulhu" (mayo de 2017). Es decir, sin saber cómo le iría a la primera novela, ya había sentido la necesidad de escribir la segunda. Y si la primera transcurría casi completamente en una sola locación, Fort Boyard, en la costa occidental de Francia, quise hacer lo contrario esta vez, y darle un aliento mayor a la mitología de la historia, que toma como punto de partida el rico universo de H.P. Lovecraft, pero lo mezcla con elementos históricos de dos épocas diferentes: el siglo I antes de Cristo, la época de Julio César y del líder galo Vercingétorix, y el siglo XIX, la época de Lord Cochrane. Esto no es un spoiler, porque es parte de la sinopsis que figura en la contratapa del libro. Esta vez, la novela tiene dos líneas de tiempo. Ambas tienen una estrecha relación y en algún momento del relato confluyen, no en el tiempo pero sí en el espacio.

- ¿Y de dónde viene tu interés por la figura de Lord Cochrane?

- Desde niño, en el colegio, me fasciné con un artículo histórico que hablaba sobre sus planes para rescatar a Napoleón de su exilio en Santa Elena y llevarlo a Sudamérica a luchar por la Independencia. Esa noción de que la historia no era algo lineal, que podía ser modificada y que, de hecho, estuvo a punto de serlo, cambió mi manera de leer y de pensar. Ya no solamente me interesaba lo que pasó en un momento determinado, sino también todas las posibilidades en torno a un mismo hecho. Después, en 2010, al enterarme de que un tataranieto de Lord Cochrane, el empresario escocés Adam Bruce, estaba construyendo un parque eólico en Chile, me embarqué en la larga tarea de escribir y producir en siete países el documental "Lord Cochrane, capitán de mar y guerra", dirigido por Christian Aylwin, que desde 2016 a la fecha ha sido exhibido por UCV y UCV3 y presentado también en Londres, Edimburgo, Aberdeen y París.

En las clases de Historia Contemporánea, cuando estudié Periodismo en la UC, Cristián Gazmuri nos hacía leer novelas para comprender mejor ciertos procesos históricos. Leíamos a Balzac, para conocer la sociedad de la Revolución Industrial; a Thomas Mann, para visualizar el contexto europeo previo a la Primera Guerra Mundial, etc. Y, en las clases de Redacción, Miguel Arteche nos empapó del estilo de Julio César, de Hammett y de otros escritores notables, que nunca más dejé de leer. Entonces, mientras hacía la investigación para el documental sobre Cochrane, también empecé a leer novelas ambientadas en esa época. Y descubrí que un subordinado de Cochrane, el capitán Marryat, inventó en el siglo XIX la ficción naval napoleónica, inspirado en las hazañas de Cochrane. Y que las sagas de Hornblower y Aubrey, escritas por Forester y O'Brian, respectivamente, en el siglo XX, también se inspiraban en la vida de Cochrane. Y me sumergí, fascinado, en aquel mundo.

- En ese sentido, ¿crees que tus novelas están ayudando a redescubrir su importancia histórica?

- En la medida en que conocía más al personaje -parlamentario reformista, inventor, agricultor, caballero del rey, reo por un fraude bursátil del cual sus biógrafos lo absuelven, fugitivo, héroe de las guerras napoleónicas, almirante, prócer de la independencia en Chile, Perú, Brasil y Grecia- pensaba, cada vez con mayor convicción, que merecía un mayor reconocimiento en la cultura popular. Mucha gente ha leído en todo el mundo las 21 novelas de la saga "Master and Commander", de O'Brian, pero no todos saben que Cochrane fue quien, inicialmente, las inspiró. Todos hemos visto la serie de TV "Star Trek" o las numerosas películas derivadas de la serie, pero nadie sabe que el capitán Kirk se inspiró en Hornblower y éste, a su vez, en Cochrane. Mis novelas, que intentan rescatar sus múltiples facetas, pretenden, humildemente, ayudar a llenar ese vacío, mostrándolo como un hombre excéntrico, arrojado, genial y adelantado a su época.



- Esta segunda novela se desarrolla 11 años después de la anterior, con un Cochrane ya en los 50, que recibe un mensaje de auxilio del egiptólogo Jean-François Champollion. ¿Cómo fue el trabajo de investigación para reconstruir el París de 1826?

- Parecía algo más fácil de lo que realmente fue. París es una ciudad que preserva muy bien sus monumentos históricos, su patrimonio y sus documentos pero, al mismo tiempo, la ciudad ha conocido muchos cambios radicales durante su historia. Yo escogí el año 1826 porque es la fecha en que Cochrane ha terminado su servicio en Chile, Perú y Brasil, y está de regreso en Europa, preparándose para viajar a Grecia, a luchar por su independencia. Está prófugo de la justicia británica, que prohíbe a los oficiales del Reino Unido luchar bajo otra bandera, y pronto lo estará de la Justicia francesa. Y Champollion está a punto de debutar como jefe de la Sección de Antigüedades Egipcias del Louvre, que él mismo ha creado. En febrero de 1826, habría sido posible un encuentro entre ambos. Aunque no sucedió históricamente, en este libro me lo permití, ya que ambos personajes habían luchado juntos en la primera novela.

Pero, para poner un ejemplo, la catedral de Notre-Dame llevaba siglos en pie en la época de Cochrane, pero no era exactamente como la conocemos hoy. Las esculturas de los reyes de Judea, que adornan su frontis, habían sido decapitadas durante la Revolución por una turba que los confundió con los reyes de Francia. No existía la torre del centro, con forma de aguja. No existían las famosas y grotescas quimeras que adornan sus terrazas, y que aparecen hasta en los filmes animados de Disney. Víctor Hugo todavía no escribía "Notre-Dame de París", novela que dio un impulso decisivo a la restauración de la catedral. Entonces, para verla con los ojos de Lord Cochrane, tuve que empezar a desmontarla mentalmente y a olvidar cómo era lo que yo, que vivo en París, veía con mis ojos diariamente.

Tuve que hacer lo mismo con otras locaciones, como el Cementerio de Montparnasse, que está en mi barrio y que en la época de la novela llevaba apenas dos años inaugurado, con las Catacumbas de París, que en 1826 estaban abiertas al público solamente de modo parcial; en fin, fue mucho trabajo de investigación, lectura, visitas a terreno, redacción y permanentes correcciones, incluso hasta antes de entrar a imprenta. La novela se despliega a través de 500 kilómetros y de distintas ciudades, desde París hasta la casa de Napoleón en la isla de Aix, lugares que visité personalmente varias veces. Hubo algunas cosas muy placenteras, como el picnic con mi familia en Las Arenas de Lutecia, en París, un antiguo anfiteatro y arena galo-romana, que fue desenterrada en pleno centro de la ciudad y que hoy es un parque público. Todavía se ven las jaulas desde la cual salían los animales hacia el centro de la arena.

"Quienes lean mis novelas, aprenderán mucho sobre Cochrane"


- A diferencia de otros autores que novelizan episodios históricos o que los abordan desde la no ficción, tú tomas una figura emblemática como Cochrane y lo conviertes en el protagonista de una historia ficticia. ¿Nos hace falta más esto en términos literarios?

- Yo creo que somos varios los que estamos trabajando en esto, en este diálogo entre la historia y la ficción. Algunos, como Jorge Baradit, saltan muy bien de un lado a otro, de la ficción a la no ficción. Francisco Ortega tiene mucha imaginación para elaborar sus relatos, que mezclan conspiraciones con datos históricos. Lo mío, como te decía, puede verse como un homenaje a un género -la ficción naval napoleónica- y a un personaje histórico: Lord Cochrane. Claro, le agrego otros elementos, como el terror de H.P. Lovecraft.

- ¿Por qué Lovecraft y su mundo de horrores ancestrales?

- Neil Gaiman decía en un documental que la ampliación del universo de Lovecraft es como un juego que ha involucrado a varios escritores, en el cual cada uno agrega un pedacito a este inagotable universo. Yo he tratado de poner mi granito de arena. El resto se ha ido dando solo. La primera novela era bien redonda, como un ejercicio de estilo, y autoconclusiva. Unos enemigos mortales que, en medio de una situación límite, se ven obligados a unir fuerzas y que luego, una vez controlado el peligro, se separan para no verse nunca más. Le pasaba mucho a Bernard Prince en los cómics belgas que publicaba la revista "Mampato" y que yo devoraba cuando era niño.

Entre paréntesis, en 2017 vi a Hermann, el dibujante de Bernard Prince, en el festival de la BD de Angoulême, en Francia. Para mí, ¡fue como ver a Dios! Bueno, Prince siempre se volvía a encontrar con personajes de sus aventuras anteriores. Y a mí me gustó tanto aquel universo de "Cochrane vs. Cthulhu", que mezclaba las guerras napoleónicas con el terror de H.P. Lovecraft, que pensé en cómo podría volver a hacer un experimento así sin repetirme, sin hacer exactamente lo mismo. Y así surgió esta segunda novela, que es más de capa y espada, pero que tampoco deja atrás el terror y que, más encima, agrega otro género: el péplum, como llamamos los cinéfilos a las películas de romanos. Es una apuesta más arriesgada y más ambiciosa. Ahora está en manos de los lectores.

- Lectores que, ciertamente, se han mostrado muy entusiasmados con estas extraordinarias aventuras de Cochrane.

- Los primeros, entre ellos Bernardita Ojeda Labourdette ("Varúa Rapa Nui"), Guillermo Parvex ("Un veterano de tres guerras", "Servicio secreto chileno: en la Guerra del Pacífico") y Jorge Baradit ("Historia secreta de Chile", "Synco"), han sido muy generosos y entusiastas con sus comentarios. ¡Partimos bien! Creo que quienes lean mis novelas aprenderán mucho sobre Cochrane, más allá de la ficción. Y estoy preparando, junto al ilustrador Christian Luco ("El modelo de Pickman", "La Grieta"), un libro ilustrado de no ficción, un proyecto más personal e independiente, que será la biografía más actualizada sobre Lord Cochrane y que espero lanzar en noviembre de 2018, cuando se celebre el Bicentenario de su llegada a Chile. Este libro, que se lee casi como un cuento ilustrado o una novela corta, tendrá un gran valor educativo, pues se basa en la investigación que hice en siete países para el documental, y espero que alguna institución privada se sume a esta iniciativa y me ayude a llevarla a los colegios. ¡Hay que redescubrir a Cochrane como figura histórica!

- Finalmente, ¿esta será una trilogía?

- Si lees con atención el libro hasta el final, queda muy claro cuál será la próxima novela, con el título incluido. No es spoiler, es un regalo que encontrarán los lectores que quieran apuntarse al próximo viaje. Lo divertido es que para situar al personaje 11 años más tarde de la primera novela tuve que preguntarme qué había hecho entremedio, no solamente en términos de su biografía histórica sino en relación con este universo sobrenatural con el cual yo lo había ligado.

Toda acción genera una reacción, tenía que hacerme cargo de eso, tenía que saber de dónde venía, qué le había sucedido en todo este tiempo. Y la meta era lograrlo sin alterar en lo esencial su biografía, que es tan espectacular, porque no quería hacer eso. Y al escribir esa línea de tiempo escondida, por nombrarla de alguna manera, aparecieron de inmediato ante mis ojos nuevas aventuras, que se podían entrelazar perfectamente con su biografía oficial. Muchas... ¡Lord Cochrane volverá!
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