EMOLTV

Libro revela los entretelones de la lucha de la PDI contra los espías nazis en Chile

El periodista y escritor Carlos Basso acaba de publicar "El D-50 de la PDI: los cazanazis chilenos", una exhaustiva investigación sobre los grupos que operaron en diferentes lugares del país durante las décadas de 1930 y 1940, y cómo fueron desbaratados.

17 de Julio de 2018 | 08:02 | Por Alberto Rojas
imagen

Carlos Basso es también Académico de la Universidad de Concepción.

Alberto Rojas
SANTIAGO.- Es probable que para muchos chilenos, el Departamento 50 de la Policía de Investigaciones no signifique mucho: no figura en ningún libro de historia escolar y nadie ha filmado una serie de televisión sobre él. Tal vez por eso resulta tan interesante la reciente publicación del libro "El D-50 de la PDI: los cazanazis chilenos", de Carlos Basso, periodista, escritor y profesor de la Universidad de Concepción.

Este libro recoge la importante labor de inteligencia que tuvo el Departamento 50 de la Policía de Investigaciones de Chile, liderado por el inspector Hernán Barros Bianchi, que entre 1937 y 1944 tuvo la responsabilidad de identificar y desmantelar la red de espionaje y sabotaje nazi que existía en Chile, y que se extendía a otros países de América Latina como Argentina, Colombia, Uruguay y Cuba.

Su importancia histórica, los objetivos que perseguían estos espías y la posición de Chile en el marco de la Segunda Guerra Mundial, son algunos de los temas que Basso, aborda con Emol.

- ¿Cuánto tiempo duró tu reporteo y dónde realizaste la mayor parte de la investigación previa a sentarte a escribir "El D-50 de la PDI"?

- Es difícil estimar una cantidad específica de tiempo, dado que son varios años trabajando en el mismo tema, lo que ha incluido no solo la lectura de la documentación desclasificada chilena que hoy tenemos disponible, sino también peticiones de desclasificación a distintos organismos de Estados Unidos, por ejemplo. Hace algún tiempo, de hecho, le solicité al FBI, a través de la Ley de Libertad de Información estadounidense, una serie de informaciones relativas al SIS, el Special Intelligence Service, que es como se llamaba la unidad que investigó al nazismo en América Latina entre 1939 y 1945. Pero me respondieron que todo lo que tenían son los tomos que ya están desclasificados y que se encuentran disponibles en su web, los que son muy interesantes y dan cuenta de la enorme penetración del nazismo en toda América.


- Este no es el primer libro en el que abordas la presencia e influencia de los nazis en Chile y Sudamérica, durante la década de 1930 y 1940. ¿A qué se debe tu interés constante en este tema?

- Por distintos motivos, en mi carrera de periodista me tocó reportear hechos de diversa naturaleza en los cuales siempre aparecía de uno u otro modo el nazismo y eso, evidentemente, me llamó la atención. De esa forma, me fui especializando en la materia, algo muy necesario a mi juicio, dado que se trata de una temática que ha sido muy importante en todo el continente y en Chile. A mi gusto, aún queda mucho por investigar y tratar al respecto, pues el nazismo marcó un quiebre en muchas cosas, entre ellas los estudios filosóficos que existen acerca de la naturaleza del mal, tema que estoy trabajando en forma académica. Me interesa mucho comprender la raíz del mal, entender cómo opera, qué lo mueve, y en dicho sentido los nazis fueron grandes exponentes, igual que el estalinismo.

- Hablemos de esta red clandestina de nazis en Chile. ¿Cuáles eran sus principales objetivos?

- Podríamos distinguir tres grupos al respecto. El primero es el que dirigía el NSDAP local, el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, que nada tiene que ver con el grupo creado por Jorge González Von Mareés, sino que se trataba simplemente de una filial chilena del partido nazi alemán (…) El NSDAP local se instaló muy tempranamente en Chile, hacia 1932-33, y su objetivo era básicamente difundir su doctrina racista en todo el país, ganando adeptos, financiando propaganda nazi en diversos medios de comunicación e influyendo en políticos chilenos también.

Un segundo grupo, que actuaba en forma clandestina (a diferencia del primero) era el que tenía objetivos de espionaje. Chile era y es un país estratégico por su ubicación entre los dos grandes océanos y porque al ser neutral en ese momento (gracias, en buena medida, al trabajo de influencia política realizado por el primer grupo) era un sitio inmejorable para ver el tráfico marítimo de los aliados, que interesaba mucho a los nazis. De ese modo, el Departamento 50 de la PDI detectó dos grandes sistemas de espionaje (en 1942 y 1944), que enviaban informaciones a Hamburgo (…) acerca de los buques aliados, sus aviones, sus contingentes, y también acerca de Chile y los demás países del continente.

Dicho espionaje, en el caso de Chile, dependía del agregado aéreo de la Embajada de Alemania en Santiago, el mayor Ludwig Von Bohlen, y era efectuado básicamente por personas preparadas o reclutadas por el Abwher, el aparataje de inteligencia militar de Alemania, cuyo líder, el almirante Wilhelm Canaris, conocía Chile a la perfección.

Hoy día sabemos, gracias a documentación desclasificada recientemente por la CIA, que mientras Canaris mantenía funcionando su servicio con gran eficiencia, al mismo tiempo dirigía una segunda organización, más clandestina aún, llamada la "Canaris Org", cuyo objetivo era derrocar a Hitler y pactar la paz con los aliados. Sin embargo, Canaris fue acusado de haber estado implicado en la "Operación Valquiria" (lo que no era cierto, pues esos eran otros complotadores) y fue ejecutado. Eso explica que en el segundo grupo de espías detenido por la PDI, en 1944, aparezcan ya funcionarios del SD -la inteligencia de las SS nazis-, que tenía una gran rivalidad con el Abwehr, y que a medida que Canaris iba cayendo en desgracia, fue apoderándose de sus operaciones de inteligencia fuera de Alemania.

El tercer grupo, vinculado al segundo, en tanto, era un pequeño equipo de sabotajes que operaba desde Valparaíso y que tenía la instrucción de destruir el Canal de Panamá, si es que en algún momento les llegaba un mensaje con la palabra clave "cíclope". Sé que parece de película, pero todo ello consta en la documentación desclasificada, que está digitalizada y a disposición de quien quiera leerla en la web del Archivo Nacional y de la PDI.

"No somos un país tan insignificante en materia internacional"

- En ese contexto, ¿cómo era el Chile de ese entonces? ¿Cuán fuerte era el nazismo en nuestro país?

- Chile era un país muy inestable y empobrecido, que solo 10 años antes había sufrido fuertemente los embates de la crisis de 1929, tras décadas de riqueza, y que luego de ello, vivió varios años de anarquía, golpes de Estado y un fuerte desorden institucional, cuya expresión más evidente fue la masacre del Seguro Obrero, en 1938. Tanto la actuación del MNS de Jorge González, como la del NSDAP alemán en distintas partes de Chile, habían levantado ya una serie de denuncias a todo nivel.

Sin embargo, Chile mantuvo una actitud titubeante ante el nazismo, que llevó a que en 1942 Estados Unidos protestara con mucha dureza, a nivel público, denunciando la actuación descarada de espías nazis en Chile. A consecuencia de ello, las autoridades norteamericanas entregaron un informe secreto al respecto, el cual fue guardado en la caja fuerte de la Cancillería chilena. Pagando 75 mil pesos de la época (una pequeña fortuna), los nazis pudieron conseguir una copia de ese documento supuestamente resguardado en un lugar inexpugnable y de ese modo varios de los cabecillas del grupo lograron escapar, antes de ser detenidos. Esa es una muestra de la forma en que el nazismo había penetrado en diversas instituciones clave del país, sobornando a funcionarios o infiltrando a los suyos.


- Después de todo lo que investigaste, ¿qué aspecto o dato te resultó particularmente llamativo?

- Hay varios aspectos muy llamativos, pero quizá lo principal es entender que no somos un país tan insignificante en materia internacional como muchas veces creemos, y eso es algo que posteriormente se constata también en la época de la Guerra Fría. Pese a que la Segunda Guerra Mundial transcurrió en Europa y el Pacífico, éramos una pieza importante en los movimientos del ajedrez mundial, junto con los demás países de América Latina. Chile, en lo particular, estaba infestado de espías nazis, japoneses, británicos, franceses, estadounidenses, españoles y, obviamente, de agentes de inteligencia de los países vecinos, por dar un ejemplo.

- La historia e importancia del D-50 están bastante documentadas en los archivos de la PDI, pero no son muy conocidas por el público general. ¿A qué atribuyes que su existencia no se haya difundido más después de la II Guerra Mundial?

- Tiendo a pensar que ello obedece básicamente a la velocidad de la contingencia. Las actuaciones del Departamento 50 tuvieron una gran cobertura durante los años de la guerra, por parte de la prensa, pero luego de ello se olvidó el tema. Presumo que en ello también debe haber tenido que ver la incomodidad que el tópico genera en algunos sectores.

- Al final del libro, se reproduce una carta del entonces director del FBI, John Edgar Hoover, felicitando el trabajo de los detectives de la D-50. ¿Cuánto apoyo entregó Estados Unidos a Chile para lograr desmantelar esta red clandestina nazi?

- EE.UU. entregó un apoyo muy importante a los detectives chilenos, sobre todo en cuanto a tecnología. Cuando partieron las investigaciones del Departamento 50, a los detectives no les costó mucho dar con los personajes que operaban al servicio de Von Bohlen. Sin embargo, no poseían la tecnología necesaria como para determinar el origen de las señales radiofónicas a través de las cuales los espías enviaban sus reportes a Hamburgo ni, mucho menos, el aparataje que les permitiera descifrar esos mensajes.

Desde ese punto de vista, el apoyo del SIS fue fundamental para desbaratar el primer anillo de espías, aportando la tecnología radiogoniométrica necesaria, así como el desencriptado de los mensajes, que fue efectuado por militares de Estados Unidos, además de información de inteligencia en general. En 1943, la PDI adquirió sus primeros radiogoniómetros (que permitían precisar el sitio de origen de una señal radial, por medio de una triangulación) y allí hubo apoyo del SIS también, en cuanto a la capacitación. Sin embargo, no solo hubo colaboración con Estados Unidos. El BSC británico, el organismo equivalente al SIS, también trabajó en forma estrecha con la PDI, lo mismo que el Servicio Secreto del Ejército chileno, durante las primeras investigaciones.

- ¿Cuál crees que fue el principal desafío que enfrentó el D-50 para lograr desbaratar esta red pro nazi clandestina?

- Lo más complejo de sortear fue, por un lado, la inexistencia de leyes que penaran el espionaje (motivo por el cual los primeros detenidos fueron aprehendidos por infraccionar las leyes de radiofonía vigentes en el momento) y, luego, la actitud generalizada de distintas autoridades, de izquierda y derecha, que parecían no entender la gravedad que tenía la penetración del nazismo en Chile.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?