Reconstruir en lugar de destruir, ahorrar en lugar de gastar.
Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal han levantado edificios guiados por el pragmatismo y la modestia en una época de grandes estrellas y presupuestos desorbitados, y hoy su trabajo los convirtió en los
nuevos ganadores del Premio Pritzker, considerado el Nobel de Arquitectura.
Anne Lacaton (1955, Saint-Pardoux, France) y Jean-Philippe Vassal (1954, Casablanca, Marruecos)
están casados y son socios fundadores del estudio Lacaton & Vassal (1987), con sede en París.
Su trabajo, una treintena de proyectos,
se ha concentrado en Francia y algunos países africanos. Fuera de su país son grandes desconocidos para el gran público, pero
han ganado proyección en los últimos años justo por ir contracorriente.
Sus proyectos son algo dispares: grandes renovaciones de edificios públicos conviven en su portofolio con otras que podrían considerarse menores.
Su trabajo, según el fallo del jurado, entraña un fuerte "espíritu democrático", y ha conseguido "renovar" y "revitalizar" los legados de la arquitectura moderna. "Su trabajo responde a las emergencias climáticas y ecológicas de nuestro tiempo -subrayó el fallo-, así como urgencias sociales, particularmente en el ámbito de vivienda urbana".
Un enfoque humilde
Para entender la filosofía de esta pareja de arquitectos, hay que ir más allá de las imágenes de sus austeros edificios.
El
Premio Mies Van der Rohe reconoció en
2019 la genialidad de su
renovación de tres modestos edificios de viviendas de alquiler público en el Grand Parc de Burdeos en 2017. El proyecto, convocado por la oficina de vivienda de la ciudad y una vez descartada su demolición, tenía por objeto
mejorar el aislamiento de los edificios.
Los arquitectos
construyeron una serie de terrazas en toda la fachada, recubiertas con un material transparente que,
además de aislar el edificio,
conseguía añadir unos veinte metros cuadrados de espacio al aire libre por cada vivienda. Mataron dos pájaros de un tiro, eficiencia energética y habitabilidad, y no se pasaron ni un euro de lo presupuestado.
Vista de las viviendas sociales en el Grand Parc de Burdeos. Crédito: EFE.
"La transformación es la oportunidad de hacer más y mejor con lo que ya existe. El derribo es una decisión fácil y de corto plazo. Es una pérdida de muchas cosas: una desperdicio de energía, desperdicio de material y desperdicio de historia. Además, tiene un impacto social muy negativo", aseguró Lacaton en el comunicado del fallo.
Sus filosofía es toda una declaración de intenciones en un sector marcado por los 'megaproyectos' y los presupuestos desorbitados.
Hay que viajar hasta África para encontrar el génesis de la doctrina arquitectónica de la pareja. Ambos se conocieron en los '70 cuando estudiaban arquitectura en Burdeos (Francia), pero al finalizar sus estudios, Vassal se fue a vivir a Nigeria para trabajar en urbanismo.
"Nigeria es uno de los países más pobres del mundo pero su gente es tan generosa, hacen todo con muy pocos recursos. Realmente fue como una segunda escuela de arquitectura", recuerda Vassal.
Lacaton solía visitar a su actual marido, y, en una de esas estancias, hicieron el que sería su primer proyecto conjunto: una choza de paja, construida con ramas de arbustos, que estuvo en pie dos años.
A partir de esta experiencia, se prometieron no demoler lo que podría ser renovado y apostar por hacer sostenible lo que ya existe.
Esa máxima se cumple en la renovación de las viviendas de alquiler social de Burdeos, y en proyectos similares de viviendas sociales que han realizado a durante más tres décadas de trayectoria. "Hay una humildad en su enfoque, que respeta el objetivo de los diseñadores originales y las aspiraciones de los ocupantes actuales", defendió el jurado.
Mínima intervención y respeto del pasado
En 1993, el ayuntamiento de Burdeos les encargó renovar la plaza Leon Acoc de Burdeos, con el objetivo de embellecerla. Ambos estudiaron el lugar, hablaron con los vecinos, muchos de ellos jugaban a la petanca bajo los árboles del parque.
Concluyeron, y así lo comunicaron al ayuntamiento, que no había mucho que hacer, todo estaba en su lugar, simplemente había que reemplazar la grava, tratar los árboles y modificar levemente el tráfico. No había nada que construir, solo otorgar un potencial a lo que ya existía.
Esta máxima de "mínima intervención" y "respetar el pasado", se repite en las renovaciones del Palais de Tokio, donde apostaron por dejar al descubierto las huellas del proceso de restauración con materiales en bruto; o el gran centro de exposiciones FRAC de (Dunquerque, Francia) donde en vez de modificar el edificio original, una imponente fábrica de barcos, crearon una réplica por menos presupuesto.
Pero más importante que el presupuesto y el pragmatismo de sus propuestas, para Lacaton y Vassal son las personas que habitan los edificios. Ambos creen que los edificios que se restauran o los que se crean de nueva planta solo son hermosos cuando la gente "se siente bien en ellos, cuando la luz interior es hermosa, el aire es agradable, y cuando hay un transición fácil entre interior y exterior".
"Nuestro trabajo consiste en resolver limitaciones y problemas, y encontrar espacios que puedan generar usos, emociones y sentimientos", explica Vassal.
Vista de la Casa Latapie. Crédito: EFE.Entre sus obras más significativas se encuentran la Casa Latapie (1993), una de sus primeras viviendas privadas; la renovación de las viviendas sociales de la Tour Bois le Prêtre, and the École Nationale Supérieure d'Architecture de Nantes (Nantes, France 2009), la Casa Cap Ferret, las viviendas sociales Ourcq-Jaurès en París, y un edificio de oficinas y viviendas en Chêne-Bourg en Ginebra.
Lacaton y Vassal
compaginan la docencia con su trabajo como arquitectos en universidades de todo el mundo.
El estudio que fundaron ha recibido numerosas condecoraciones como el BDA Grand Prize (2020), el Global Award for Sustainable Architecture, la medalla Heinrich Tessenow (2016), la International Fellowship from the Royal Institute of British Architects, 2009, el Grand Prix National d'Architecture de Francia (2008) o el Premio Mies Van der Rohe de arquitectura contemporánea de la UE.
Anne Lacaton es la sexta mujer vez que recibe este premio convocado por la Fundación Hyatt. El Pritzker ha recaído en anteriores ediciones en arquitectos como Zaha Hadid, Norman Foster, Oscar Niemeyer y también
el chileno Alejandro Aravena, quien fue el presidente del jurado de la edición 2021 del Pritzker.