Guns N' Roses estremeció a un público sediento de clásicos del rock en el Parque Estadio Nacional.
El grupo salió soberbio al escenario con una de sus cartas seguras: "Welcome to the Jungle". El frenético ritmo poseyó a los fanáticos, algunos de los cuales corearon hasta desgastar las cuerdas vocales.
Pero era temprano y Axl Rose y su banda tenían todo un repertorio que ofrecer.
La noche en Ñuñoa estaba fría, pero el ánimo era más que cálido. Frente a un público con un perfil de todas las edades, la banda continuó con "Bad Obsession", de sus años más emblemáticos.
Axl ponía energía, ritmo y hasta sonrisas, a pesar de algunas dificultades para cantar al comienzo.
Slash comenzaba a lucirse.
La banda viajó por algunos de sus temas emblemas y otros que vinieron después del 2000.
De los '80 y '90 destacaron al comienzo "It 's so easy" , seguida de "Pretty tied up", tras la que hubo fuertes aplausos.
"Live and Let Die" (cover) vino momentos más tarde, con un coro del público que se escuchó con fuerza. Y con el frontman haciendo gala de sus mejores dotes artísticos.
Siguieron otras de las más esperadas: "Yesterdays" y "You could be mine".
"Don't cry", más tarde, fue una de las más coreadas y aplaudidas por el público.
Uno de los momentos más emocionantes vino inmediatamente después, cuando la banda entonó "Knockin' on Heaven 's door", canción de Bob Dylan que en la voz de Axl Rose se ha convertido en un himno para cualquier amante del grupo. Los brazos arriba y de un lado a otro. El público disfrutaba y cantaba.
"Civil war" vino poco después, siendo también entonada con cariño por los asistentes. El grupo estaba tan enérgico como al comienzo. Y Axl vestía una chaqueta con colores militares.
Cerca de las 23:00 horas llegó la canción que se ha escuchado alguna vez en cada rincón del mundo: "Sweet Child of Mine", cuya guitarra al inicio desató los gritos.
"November Rain", inmediatamente después, puso el toque más romántico, con un Slash que se lució -como de costumbre- en el solo de guitarra. Y el frontman en el piano.
El cielo estaba con algunas nubes. Y algunos en el público imploraban que lloviera.
Después de "November rain" el frío comenzó a golpear con fuerza. Y una parte menor del público comenzó a irse cuando aún restaban algunas canciones, como "Nightrain", que hizo saltar y aplaudir a la fanaticada.
"Paradise City" -otro de los clásicos- fue la elegida por la banda para cerrar la noche con energía, que más allá del detalle de los últimos minutos, fue redonda.
En total fueron 23 canciones, en casi tres horas de concierto.
Guns N' Roses regresó luego de tres años a un Santiago de Chile que lo recibió incluso con más energía que la última vez, cuando se presentó en el Estadio Nacional.