SANTIAGO.- Este domingo 367 diputados decidieron
poner en marcha el primer paso para el juicio político en contra de la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
La iniciativa logró convocar los dos tercios de los legisladores necesarios que les permitieron a los principales impulsores del proceso de destitución, celebrar la victoria de la primera batalla de una guerra que está comenzando.
Esto, porque el "impeachment" que mantiene en la cuerda floja a la jefa de Estado del gigante latinoamericano deberá pasar ahora al Senado y ser sometido a una votación para que, a través de una mayoría simple, se determine si el proceso es o no admisible.
La Cámara Alta deberá evaluar si la líder brasileña es responsable de maquillar y esconder deudas en las cuentas fiscales, con el fin de favorecer su reelección en los comicios de 2014, tal como lo denunció el Tribunal de Cuentas de la Unión el año pasado.
No existe un plazo establecido para que se lleve a cabo dicha votación. Ésta podría ser aplazada y demorar más de lo esperado, ante la posibilidad de que Rousseff y el Ejecutivo decidan apelar ante el Supremo Tribunal Federal, la máxima corte de justicia brasileña.
Sin embargo, de considerar que existen los argumentos y antecedentes necesarios, el Senado, compuesto por 81 parlamentarios, pasará la investigación a una comisión de legisladores de la misma institución para continuar con el juicio.
El sucesor
En dicho caso, la Mandataria y principal rostro del Partido de los Trabajadores (PT) será aislada de su cargo por 180 días mientras dura la investigación. Si aquello sucede, será el vicepresidente de Brasil, Michel Temer, quien asuma el cargo de forma temporal.
Precisamente fue esa posibilidad una de las principales razones para que el PMBD -hasta hace poco el más importante aliado del Gobierno- decidiera poner fin a la coalición oficialista.
Tras el quiebre, el político de 75 años y su compañero de partido, el presidente de la Cámara de Diputados y férreo opositor del PT, Eduardo Cunha, fueron señalados como los ideólogos de la "conspiración" para buscar la salida de Rousseff del poder. La acusación creció luego de que
se filtrara un audio con la voz del vicepresidente ensayando el que sería su discurso de asunción tras la destitución de la Presidenta.
Además, ambos son posibles sucesores en el cargo, pero no están limpios. Temer, como vicepresidente, cuenta con una petición de juicio político en su contra por los mismos delitos que hoy tienen a Dilma en el banquillo de los acusados. Y Cunha, quien asumiría el liderazgo en segunda opción, es investigado por haber recibido presuntos sobornos en el marco del escándalo de corrupción de Petrobras.
Difícil escenario
Tras la ardua investigación, la comisión presentará un informe para que el "impeachment" sea sometido a votación plenaria en el Senado. Los 81 senadores decidirán el destino de la Mandataria y escogerán si debe o no ser destituida de forma definitiva de su cargo.
De lograr los dos tercios necesarios, la Presidenta cae y queda imposibilitada de ejercer cargos públicos en ocho años. Temer, en tanto, continuaría en el poder hasta 2018, año en el que termina oficialmente el periodo de Rousseff en la presidencia. Si se rechaza o no se cumple con la elección dentro del plazo de los seis meses, Dilma retornará a su puesto en el liderazgo del país.
Sin embargo, a pesar de lo que pueda intentar la jefa de Estado para frenar el juicio en su contra, expertos consideran poco probable que el proceso termine a su favor o se desvanezca en el camino. La mayoría simple en el Senado, que garantiza la vigencia del proceso, será fácil para una oposición consolidada en la Cámara de Diputados y que aclama cada vez más fuerte por la caída de Rousseff.