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Christopher Steele, el ex espía británico que habría desatado la tormenta sobre Trump

Ex agente del Servicio Secreto de Inteligencia del Reino Unido (MI-6), trabajó encubierto en Rusia y destapó el caso de corrupción de la FIFA. Esta vez, habría informado que el presidente electo tiene vínculos con Moscú.

12 de Enero de 2017 | 12:39 | Por Valentina Salvo U., Emol
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AP
SANTIAGO.- Su nombre es Steel, Christopher Steel. En medio de lo que parece una novela de espías, el ex agente del Servicio Secreto de Inteligencia británico (MI-6) se ha convertido en el centro de atención de la prensa internacional, luego de que fuera señalado como el creador del fatídico informe que puso al presidente electo de EE.UU., Donald Trump, de nuevo en el ojo del huracán.

A sus 52 años, como dueño de la compañía de investigación Orbis Business Intelligence Ltd, elaboró un dossier de 35 folios donde dejaba en evidencia que personal del magnate inmobiliario había tenido contactos con autoridades rusas durante la campaña electoral estadounidense, y que el Kremlin contaría con información "comprometedora" sobre el próximo líder de la Casa Blanca.

Ayer, como en la mejor de las historias y tras prever que su nombre aparecería vinculado al reporte, Steele escapó. Abandonó su casa en Surrey, sur de Londres, junto a su familia, dejó a su gato con el vecino y le aseguró que estaría fuera "unos días". "No estoy seguro de dónde ha ido o cómo contactar con él. No sé mucho de él, sólo nos saludábamos", explicó el vecino al diario británico "The Daily Telegraph". Según la misma publicación, Steele teme por represalias.


Espía secreto

Según han informado medios estadounidenses y del Reino Unido, Steele de 52 años, tiene una extensa carrera como investigador. Pasó varios años con el título de diplomático en países como Francia y Rusia, y también en el mismo Ministerio de Relaciones Exteriores de Londres. Todo como fachada, ya que en realidad realizaba indagaciones como agente del MI-6.

A principio de 1990, fue enviado a Moscú como agente encubierto para investigar los movimientos del Kremlin. Tras ello fue ascendido y se convirtió en experto en Rusia en la sede londinense del servicio de espionaje británico. Cuando dejó el cargo en 2009, fundó su empresa de inteligencia, Orbis Business Intelligence. En la página web, se afirma que Orbis dispone de recursos de investigación sofisticados para empresas.

Según consigna The New York Times, personas que lo conocieron han afirmado que el espía no veía con buenos ojos el actual del Presidente ruso, Vladimir Putin y las tácticas de sus servicios de inteligencia para desprestigiar, chantajear y sobornar a sus objetivos.

Tras comenzar con su propia firma, en el verano de 2010 Steele se reunió en Londres con miembros de un equipo del FBI asignado para investigar el "Crimen Organizado en Eurasia", con el fin de discutir las acusaciones de posible corrupción en la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). La agencia Reuters, basada en correos electrónicos, asegura que poco antes la federación de fútbol de Reino Unido contrató a la empresa del ex agente para detectar las irregularidades en el organismo mundial del balón pie.

Sus investigaciones habrían impulsado que el FBI abrió posteriormente una investigación sobre la presunta corrupción del fútbol que llevó a decenas de acusaciones en Estados Unidos. Funcionarios de la FIFA, incluyendo su presidente Joseph Blatter, se vieron obligados a renunciar.

Su rol en el escándalo de Trump

Precisamente sus positivos resultados en la investigación contra la FIFA consolidaron su reputación como espía ante los ojos de autoridades estadounidenses. Fue entonces cuando tras sufrir el primero de los ciberataques en su contra, el Partido Demócrata decidió contratarlo para investigar a su principal enemigo, el entonces candidato republicano, Donald Trump.

Sin embargo, tras las elecciones del pasado 8 de noviembre y de la derrota de la candidata de la coalición oficialista, Hillary Clinton, el partido dejó de financiar las indagaciones de Steele, quien había incluso contratado a investigadores rusos para el trabajo, puesto que él, como ex espía, no podría viajar personalmente a Moscú.

Ante ello, según consigna The NY Times, el ex agente británico entregaría su informe al FBI. No obstante, la lentitud del sistema y la falta de resultados habrían provocado la impaciencia de Steele, quien finalmente habría decidido entregar el documento a todas las agencias de inteligencia del país norteamericano.

El informe habría llegado a las manos del senador republicano John McCain, quien volvió a ponerlo ante el FBI. Esta vez, el organismo procesó la información, para luego entregarla al gobierno de Barack Obama y al propio Donald Trump.

Tras la circulación del dossier, éste se filtró. Algunos aseguran que fue el propio Steele quien habría entregado a la prensa sus indagaciones con el fin de que la información se diera a conocer. Sin embargo, nada está comprobado. Tampoco lo están los vínculos de Trump con Rusia, ni su supuesta contratación de prostitutas en Moscú. Aún así, la tormenta está desatada y la historia de espías lejos de terminar.

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