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Se acabó el romance: El quiebre de las relaciones entre Trump y Putin tras el bombardeo de EE.UU. a Siria

A pesar de los halagos y el acercamiento entre ambos líderes, este martes la guerra en el país de Medio Oriente terminó con la "luna de miel" y dio inicio a una nueva fase entre las dos potencias mundiales.

07 de Abril de 2017 | 12:09 | Por Valentina Salvo U., Emol
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Reuters
SANTIAGO.- Uno de los más contentos a nivel internacional cuando Donald Trump ganó las elecciones del pasado 8 de noviembre, era Vladimir Putin. La admiración mutua entre ambos líderes políticos hacía prever que las relaciones entre los dos países, históricamente enemistados, podrían estrecharse.

Eso hasta ayer, cuando en un acto sorpresivo, el Mandatario republicano ordenó el bombardeo y la destrucción de una base aérea del Ejército sirio, desde donde presuntamente habían salido los aviones que atacaron con gas sarín a la población de Jan Shijún, dejando al menos 84 muertos.

Luna de miel


Cuando el ex magnate aún era candidato por el Partido Republicano estadounidense, los rumores de la cercanía entre él y el máximo líder ruso comenzaron a rondar por la opinión pública.

"Es brillante, muy pintoresco, tiene mucho talento. Un líder absoluto", dijo el Presidente Putin sobre el entonces candidato Donald Trump, en diciembre de 2015. "Es un gran honor ser halagado de esa forma por un hombre tan respetado dentro de su país y más allá", le respondió el magnate días después.


Pero los comentarios se hicieron más latentes con las constantes acusaciones de su entonces rival, Hillary Clinton, de que Moscú había intervenido los correos del Partido Demócrata con el fin de filtrar información que perjudicara a la ex primera dama, beneficiando así a Trump. Denuncias que fueron posteriormente respaldadas por investigaciones del FBI. "(Putin) Preferiría tener a un títere como Presidente de Estados Unidos", dijo Clinton en un debate.

Sin embargo, la cercanía del multimillonario con el Presidente ruso se hizo evidente tras su victoria en las elecciones, cuando se dio a conocer que varios miembros del que sería su gabinete tenían relaciones con Rusia.

Ello, no obstante, se convirtió en la principal preocupación de los estadounidenses. Incluso, el nuevo jefe de Estado se vio obligado a despedir uno de sus asesores cercanos, tras ser duramente criticado por mantener vínculos con Moscú.

Desde entonces, sus buenas relaciones con su par ruso comenzaron a ser la piedra en el zapato del ex magnate y nuevo Presidente. Aún así, ambos continuaron con las buenas intenciones. La última de ellas, cuando Trump le dio su respaldo a Putin ante el atentado ocurrido en San Petersburgo la semana pasada.


La embestida de Trump y el quiebre

Pero las imágenes de niños asfixiándose producto del gas tóxico, pusieron a prueba el romance entre los líderes mundiales.

El nuevo jefe de Gobierno norteamericano no había emitido demasiadas declaraciones respecto de la situación de la guerra en Siria y menos sobre el destino que debería seguir el Gobierno de Bashar al-Assad.

Su único acercamiento había sido su intento de política migratoria, en la que buscaba cerrar las fronteras a los refugiados de países de mayoría musulmana, entre ellos los de Siria, enfocándose así en la lucha contra el terrorismo.

Pero este martes, todo cambió. Tras el supuesto ataque con gas sarín, Rusia no dudó en salir a defender a su aliado militar de Medio Oriente y afirmó que a pesar de que los bombardeos provinieron de aviones del Ejército sirio, éstos no contenían material químico. El gas habría estado almacenado en una base rebelde que estalló con el ataque.


Trump se vio en medio de un dilema, el que finalmente resolvió el miércoles: "El ataque químico fue una afrenta a la humanidad. Estas acciones atroces del régimen de Al-Assad no pueden ser toleradas", dijo. "Eso es cruzar muchos, muchos límites", sentenció.

La advertencia se hizo explícita el jueves, cuando el Pentágono presentó a la Casa Blanca una serie de posibles acciones militares para responder al ataque; y se concretó cuando Trump informó sobre el lanzamiento de más de cincuenta misiles Tomahawk contra la base aérea siria.

"El Presidente Putin considera los ataques estadounidenses en Siria una agresión contra un Estado soberano y una violación del derecho internacional, por si fuera poco, con un pretexto inventado", reaccionó el Kremlin, para luego anunciar que analizará su respuesta militar al hecho.

De esta forma, la luna de miel parece haber llegado a su fin, aunque aún está a la espera de definirse qué sucederá con la visita de Rex Tillerson (cercano a Rusia) al Kremlin fijada para la próxima semana, la primera de una gran autoridad estadounidense a Moscú en la era Trump.
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