Un país completamente en vilo. Tras una larguísima y agitada jornada electoral,
Estados Unidos aún no sabe quién gobernará la nación en los próximos cuatro años, al no concluir el conteo de votos en varios de los estados clave de los comicios. La incertidumbre es inmensa y la polémica ya está creciendo: mientras el aspirante demócrata
Joe Biden pidió "paciencia", el Presidente
Donald Trump deslizó acusaciones de fraude.
Antes de todo esto,
había optimismo en los comandos electorales. Ambos candidatos tenían bien claro en qué estados debían centrar sus fuerzas para inclinar la balanza a su favor:
Florida, Michigan, Wisconsin, Georgia, Ohio, Carolina del Norte, Arizona y Pensilvania sonaban como las regiones clave. No obstante, existía el temor de que el conteo de votos este año fuera mucho más lento que en procesos anteriores, principalmente debido a la cifra récord de votos anticipados este año (más de 100 millones).
Y así fue: en cinco de los estados recién mencionados aún no está claro quién ganó. Los estadounidenses, por lo tanto, se fueron a dormir sin la certeza de saber quién los gobernará. Y la ansiedad crece.
Votación en calma
La elección empezó temprano, entre llamados a la gente a acudir a los centros de votación con la esperanza de lograr una participación histórica. La ciudadanía respondió y fue a sufragar en masa, registrándose largas colas.
La votación se hizo en un ambiente de absoluta calma, pese al temor de algunos sectores de la población y del empresariado debido a las numerosas protestas antirraciales que se han registrado los últimos meses, muchas de las cuales han concluido con incidentes violentos. Así, fue posible ver en ciudades como Washington y Nueva York a los locales comerciales completamente protegidos con maderas y metales, para evitar saqueos.
Pero nada de eso ocurrió.
No hubo indicios de una intimidación de votantes a gran escala o de enfrentamientos en los centros de votación como algunos temían dado el nivel de animosidad política de este año. "Diría que es felizmente sin incidentes", comentó la fiscal general de Michigan, Dana Nessel. "Prácticamente no hemos tenido trastornos de ningún tipo", agregó.
Mientras, los dos candidatos irradiaban optimismo. En las horas previas al cierre de mesas, Biden visitaba el estado de Pensilvania, clave en estas elecciones. Ahí, aprovechó de ir a su casa de infancia, en la ciudad de Scranton.
Por otro lado, Donald Trump aseguraba que el triunfo sería de él: "Es más que un pensamiento, son tendencias. Nos irá muy bien en varios estados", expresó y agregó que "lo estamos haciendo muy bien con el voto afroamericano y latino".
La hora de la verdad
Avanzaba la jornada y llegaba el cierre de mesas y la hora de la verdad. Corrían los minutos y ya se sabían los primeros resultados: Trump ganaba en Kentucky y Carolina del Sur; Biden hacía lo mismo en Vermont y Virginia. Todo dentro de los pronósticos, no había sorpresas.
Los ojos estaban puestos en los estados bisagra, y ahí empezó todo tipo de especulaciones. Tras una reñida votación, Trump se quedó con la victoria en Florida, región clave que reparte 29 votos electorales. El Mandatario pasó un susto preliminar con Texas, pero finalmente venció con claridad a su rival en el bastión republicano.
Rato después se confirmaba la victoria del jefe de Estado en
Ohio, otro lugar clave. Biden, por su parte, confirmaba el arrastre demócrata en California y
además se quedaba con Arizona, propinándole un duro golpe a los republicanos.
Hasta el cierre de esta edición, el panorama era de 238 votos electorales para Joe Biden y 213 para Donald Trump. Sin dudas, una pelea dura para definir quién llegará a los 270 sufragios necesarios para convertirse en presidente.
Pero el conteo marcha lento en varios estados. Se sabe que Alaska se inclinará por el candidato republicano y Nevada por el líder demócrata, sin embargo, aún hay dudas sobre Georgia, Pensilvania, Carolina del Norte, Michigan y Wisconsin.
Siguiendo las proyecciones,
en todos estos estados se estaría imponiendo Trump, sin embargo, hay un factor clave a considerar: el voto por correo. De acuerdo con las cifras que maneja el comando de Biden,
la balanza podría inclinarse a su favor en Pensilvania (20 votos electorales),
Michigan (16) y
Wisconsin (10). Pero ya las autoridades y los expertos han señalado que podrían pasar días antes de saber el ganador.
Y ahí empezó la polémica.
Entre la calma y la furia
En medio de la noche, Joe Biden se dirigió a sus seguidores en Delaware, con un sentido llamado a la calma: "Creo que estamos en un buen camino para ganar esta elección", remarcó, al mismo tiempo que llamó a la "paciencia" de las personas ante una entrega de resultados que será bastante larga.
En la Casa Blanca, en tanto, el ánimo era más confrontacional. Justo cuando acabó el mensaje de Biden, el Presidente Donald Trump tuiteó: "Vamos ganando en GRANDE, pero están tratando de ROBAR las elecciones. Nunca les dejaremos hacerlo. ¡No se pueden emitir votos después de que las urnas están cerradas!".
El mensaje causo polémica e incluso llevó a Twitter a colocar una advertencia sobre la publicación, al catalogarla de
"engañosa", puesto que sugería un fraude en el sistema electoral.
Minutos después el Mandatario profundizó en sus palabras y fue más allá, al señalar que "un grupo muy triste de personas está tratando de eliminar los votos que nos dieron".
El Jefe de Estado aseguró que su candidatura ganó en Georgia y Carolina del Norte y agregó que "estamos ganando en Pensilvania por una cantidad tremenda de votos". De este modo, aseguró que "estamos listos para ganar esta elección (...) sinceramente, ganamos esta elección".
"
Iremos a la Corte Suprema. Queremos que pare todo el proceso de votación. No queremos que encuentren papeletas a las cuatro de la mañana y las añadan al desastre", añadió.
Ahora, no se sabe qué pasará. Pero hay una cosa clara: esto recién comienza.
