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Una mirada a Javarí, el valle amazónico de Brasil donde desapareció un reportero y un antropólogo pro-indígena

El territorio, ubicado en el estado Atalaia do Norte, ha sido testigo los últimos años de riñas locales, problemas entre las tribus y conflictos suscitados por la amenaza gubernamental del desarrollo.

09 de Junio de 2022 | 16:43 | Por AP / Equipo Multimedia, Emol.
El valle de Javarí en la región amazónica de Brasil, donde están desaparecidos un periodista británico y un funcionario de asuntos originarios, es el segundo territorio indígena más grande del país sudamericano y se encuentra en una zona aislada que limita con Perú y Colombia. El crimen allí abunda y la supervisión del gobierno es escasa, lo que aumenta los temores sobre el paradero y la condición del dúo.

El reportero Dom Phillips y el experto indígena Bruno Pereira desaparecieron en un área que ha visto violentos conflictos entre pescadores, cazadores furtivos y agentes del gobierno. La violencia ha aumentado a medida que las bandas de narcotraficantes luchan por el control de las vías fluviales para transportar cocaína.

  • Tensiones históricas

    El Valle de Javarí ha sido escenario de décadas de tensión entre tribus indígenas y descendientes de caucheros que viven en decenas de comunidades a lo largo de las riberas de la región.

    A pesar de la feroz resistencia de la población local no indígena, el gobierno federal creó en 2001 el Territorio Indígena del Valle de Javarí, con el objetivo de proteger un área del tamaño de Portugal. Históricamente, las comunidades no indígenas que se encontraban fuera de ella pescaban dentro, pero desde que se instauró el terreno protegido se les bloqueó su acceso. Desde entonces, las tensiones no han hecho más que crecer. La agencia indígena del gobierno, conocida como FUNAI, estableció una base permanente en el punto estratégico donde se encuentran los ríos Itui e Itaquai. Ha habido tiroteos en los últimos años entre funcionarios e invasores, en su mayoría pescadores. Pereira, uno de los desaparecidos, fue anteriormente el jefe local del organismo.

    "Hasta el día de hoy, los lugareños no aceptan que no se pueda pescar, cazar o cortar leña allí", dijo a The Associated Press Armando Soares Filho, un funcionario retirado de la FUNAI que estuvo a cargo del monitoreo de los pueblos indígenas aislados de la zona entre 2003 y 2005. "Colombianos y peruanos también consideraron la zona como una reserva para que se llevaran lo que quisieran".

    La demanda de pescado en la región ha aumentado a medida que crecen las poblaciones en la ciudad brasileña de Tabatinga y Leticia en Colombia. Y a medida que escaseaban las poblaciones de peces en el río Amazonas, el valle de Javari se ha convertido en un recurso aún más codiciado. Es más,es probable que los turistas extranjeros en Leticia coman pescado capturado ilegalmente.

  • El tráfico de drogas

    Foto aérea del río Javarí, en Atalaia do Norte | AFP

    La última década ha visto un aumento en los cultivos de coca plantados en Perú, donde la aplicación de la ley es aún más escasa que en el lado brasileño de la frontera.

    Los traficantes procesan la coca para hacer cocaína en Perú y luego la envían a través del valle de Javarí y el río Amazonas de Brasil, escasamente poblado. Luego se distribuye entre las principales ciudades de la región y de allí a otras ciudades brasileñas o a Europa.

    Durante años, las pandillas Familia del Norte, el Primer Comando de la Capital, y el Comando Rojo lucharon por el control de Amazonas. Desde 2020, este último se ha vuelto dominante.

    Amazonas es ahora el estado más violento per cápita de Brasil, después de un aumento del 54% en el número de asesinatos el año pasado, según un estudio del sitio web de noticias G1, junto al Foro Brasileño de Seguridad Pública sin fines de lucro y la Universidad de Sao Paulo.

  • Indígenas no contactados

    Once grupos indígenas viven en aislamiento voluntario dentro del Valle de Javari, la mayor concentración de ellos en el país: unas 6.000 personas en total. FUNAI está legalmente obligada a protegerlos.

    La ley brasileña dice que el contacto con tribus aisladas solo se permite como último recurso para preservar sus vidas. Muchos miembros de estas tribus o sus antepasados han quedado traumatizados por el contacto con foráneos, que propagan enfermedades o siembran la violencia.

    Pereira dirigió una de estas raras misiones para llegar a una población indígena no contactada allí en marzo de 2019, poco después de que el presidente Jair Bolsonaro asumiera el cargo y semanas antes de que se fuera de la FUNAI.

    Pereira y otros 22 hombres fueron enviados a buscar a un grupo de la comunidad indígena Korubo y reunirlos con sus familiares, argumentando en ese momento que era necesario evitar un enfrentamiento con otro grupo indígena de la región. Los esfuerzos fueron exitosos.

    FUNAI y el Ejército son las únicas autoridades gubernamentales presentes en el área de Javarí. Hace casi dos años, un empleado de FUNAI fue asesinado a tiros en Tabatinga, la ciudad más grande de la región. El crimen nunca se resolvió, lo que, según los lugareños, ha contribuido a una creciente sensación de impunidad.

  • La influencia de Bolsonaro

    Bloomberg

    Los grupos ambientales y de derechos indígenas han argumentado que la postura pública de Bolsonaro con respecto a los territorios indígenas ha ayudado a animar a algunos a participar en actividades ilícitas sin temor a represalias.

    Bolsonaro asumió el cargo en enero de 2019 mientras se comprometía a llevar el desarrollo a la Amazonía, para alarma de los ambientalistas y los grupos de derechos indígenas. Rápidamente cambió gran parte del liderazgo de FUNAI, intercambiando funcionarios de carrera de asuntos indígenas por oficiales militares. También nombró a un pastor evangélico que había sido misionero en el Valle de Javari para dirigir el sector de tribus aisladas de la agencia.

    Bolsonaro a menudo ha abogado por el aprovechamiento de los recursos de los territorios indígenas, en particular los minerales, por parte de empresas y no indígenas. Ha rechazado abiertamente la demarcación de nuevas tierras para los pueblos originarios, y el 25 de abril prometió que no lo haría aunque lo ordenara la Corte Suprema de Brasil.

    En esta línea, el Presidente brasileño dice que sus oponentes no se preocupan por el interés nacional y en ocasiones ha alegado que son agentes de entrometidos extranjeros. Critica a los periodistas, como Phillips, por lo que afirma que es una cobertura engañosa de la deforestación que se ha disparado bajo su supervisión a su nivel más bajo en 15 años. Y rechaza abiertamente los puntos de vista de aquellos, como Pereira, que dicen que los pueblos indígenas deben ser protegidos, diciendo en cambio que deben integrarse y que desean el desarrollo económico.

  • El destino de Phillips y Pereira

    No está claro qué pasó con Phillips y Pereira, y las autoridades han comenzado a investigar. Pereira es un aliado de los movimientos indígenas, pero genera divisiones entre otros en el área, ya que a menudo había liderado operaciones para incautar peces, tortugas, huevos de tortuga y otros productos animales extraídos ilegalmente.

    Desde que se despidió de FUNAI, Pereira ha estado ayudando a la asociación indígena local de Javarí, compuesta por varias etnias, a organizar una red de vigilancia independiente para localizar y expulsar a los invasores, ya sean pescadores ilegales, madereros, traficantes o misioneros religiosos. A raíz de ello, el hombre había recibido un flujo constante de amenazas por su trabajo y viajaba con un arma. Phillips se unió a él en el viaje más reciente como parte de la investigación para un libro sobre la conservación del Amazonas.

    La dupla viajaba por el río Itaquai, que es la principal ruta de acceso al Valle de Javarí y cuyas orillas albergan a decenas de familias no indígenas. El tráfico de embarcaciones es ligero pero regular, con al menos varias naves pasando cada día, principalmente pequeñas canoas impulsadas por motores fuera de borda de baja potencia.

    Por lo tanto, es poco probable que Pereira, que tenía una vasta experiencia en la región, se hubiera perdido o que un problema mecánico hubiera obligado a la pareja a buscar un pasaje por tierra. Los lugareños han especulado que pueden haber sido emboscados.