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Un dividido Israel deberá votar por quinta vez en cuatro años: Los detalles de su sistema y la controversial figura de Netanyahu

Tras un año de administración, el Primer ministro Naftali Bennet anunció la disolución del Parlamento. Una decisión que dará rienda suelta a un nuevo ciclo de elecciones en el país, el quinto en solo tres años y medio.

23 de Junio de 2022 | 16:22 | Por AP / Equipo Multimedia, Emol.
Luego de apenas 12 meses instalado, los líderes de la alianza de gobierno de Israel finalmente decidieron tirar la toalla, afirmando que disolverán el Parlamento para llamar a unas nuevas elecciones: serán las quintas en un período de apenas tres años y medio. ¿Por qué esto sigue ocurriendo?

La respuesta más simple es que Israel está profundamente -y equitativamente- dividido sobre si Benjamin Netanyahu debe ser el Primer Ministro. Pero además es porque el sistema político de Israel consiste de un listado ideológicamente diverso de partidos que deben formar alianzas -y en ocasiones romperlas- para obtener lo que quieren.

Esta es una mirada a cómo Israel ha llegado a este punto y qué es lo que viene más adelante.

  • ¿Por qué es tan difícil formar gobierno?

    Legisladores durante la sesión donde se vota la disolusión del Knesset. | AP

    Los israelíes votan por partido, y en los 74 años de historia ninguna facción ha conseguido la mayoría del parlamento de 120 integrantes, conocido como el Knesset. Por lo que después de cada elección, cada candidato a ser Primer Ministro debe formar alianzas para conseguir una mayoría suficiente de al menos 61 escaños.

    Esto le entrega a partidos pequeños mucho poder. Después de casi cualquier elección, la atención se pone en uno o más potenciales partidos que pueden marcar la diferencia y tienen demandas particulares. Un total de 13 partidos están representados en el parlamento, por ejemplo, tras las elecciones del año pasado. Esto puede resultar en semanas de negociaciones entre varios líderes partidistas.

    Si nadie logra conglomerar una mayoría, como sucedió en las elecciones de abril y septiembre de 2019, el país debe volver a las urnas y el gobierno se mantiene en su lugar como "cuidador".

    Aún asi, no debería ser tan difícil. Los nacionalistas y partidos religiosos han capturado la mayoría de los escaños en el Knesset en cada una de las últimas cuatro elecciones, por lo que si tan solo pudiesen ponerse de acuerdo entre ellos sería suficiente. Pero ahí es cuando el nombre de Netanyahu aparece.

  • ¿Qué reacciones genera la figura de Netanyahu?

    Benjamin Netanyahu, ex Primer Ministro de Israel. | Reuters

    Para sus partidarios de derecha y religiosos, Netanyahu es casi el "rey de Israel", un nacionalista de ala dura y hombre de estado con experiencia, que puede dirigirse a líderes mundiales de igual a igual, desde Vladimir Putin a Joe Biden, conduciendo a Israel en sus numerosos desafíos de seguridad.

    Para sus oponentes, incluyendo líderes de la coalición saliente, es en el mejor de los casos un ladrón y en el peor una amenaza para la democracia. Apuntan al juicio en su contra por corrupción que se está desarrollando, su estilo dominador y su hábito de generar divisiones internas para su propia ganancia política.

    Netanyahu fue el Primer Ministro de mayor duración en Israel, y su partido Likud fue primero o segundo en todas las últimas cuatro elecciones. Pero nunca ha conseguido formar una mayoría de derecha, porque algunos de sus aliados ideológicos -incluyendo personas con las que trabajó- se rehúsan a asociarse con él.

    Un ejemplo es Avigdor Lieberman, un colono de Cisjordania que encabeza un partido de derecha y es famoso por su feroz retórica anti-árabe, lo que lo perfila como un aliado natural. Pero quebró su relación con Netanyahu en 2019 y se rehúsa a sentarse en un mismo gobierno con él o sus aliados ultra ortodoxos.

    Lieberman incluso apoya un proyecto de ley que prohibiría que cualquier persona acusada de cargos penales pudiese desempeñarse como Primer Ministro, un intento de terminar con la carrera política de Netanyahu.

  • ¿Cómo se desbarató la coalición gobernante?

    Naftali Bennett, actual Primer Ministro de Israel. | Reuters

    El año pasado, luego de la cuarta elección, los opositores de Netanyahu lograron sacarlo de su puesto.

    Naftali Bennett, otro hombre de derecha y ex aliado de Netanyahu, junto al centrista Yair Lapid, armaron una coalición de ocho partidos de todo el espectro ideológico, desde nacionalistas de derecha hasta quienes abogan por un estado Palestino, incluyendo el pequeño Partido Islamista Árabe.

    Las facciones dejaron de lado sus diferencias ideológicas y trabajaron en conjunto, al menos por un tiempo. El gobierno logró aprobar su presupuesto, manejó dos olas de coronavirus sin necesidad de imponer confinamientos, mejoró las relaciones diplomáticas con países árabes y musulmanes, y evitó conflictos bélicos. Bennett, como Primer Ministro, incluso intentó mediar entre Rusia y Ucrania.

    Pero desde el principio, el gobierno tenía la mínima de las mayorías, y Netanyahu presionó a los miembros de derecha, acusándolos de asociarse con terroristas y de traicionar a sus votantes. Varios miembros de derecha de la coalición recibieron amenazas de muerte, incluyendo el propio Bennett.

    Al final, muchos cedieron, y el partido Yamina de Bennett prácticamente colapsó. El gobierno perdió su mayoría en abril. Este mes, no pudo aprobar una ley que extendía el estatus legal especial a los colonos judíos en Cisjordania, lo que muchos israelíes consideran esencial.

  • ¿Debería cambiar el escenario de cara a las nuevas elecciones?

    Imagen de uno de los procesos electorales en 2019. | EFE

    Los israelíes deberán volver a las urnas en una fecha por determinar, de octubre en adelante, ocasión en que tendrán que enfrentarse a un escenario que ya es familiar.

    Netanyahu espera poder regresar, y el Likud con sus aliados esperan ganar más votos que lo que consiguieron la última vez. Algunos de sus oponentes de derecha, debilitados por haber estado asociados en la coalición del actual gobierno, podrían perder algunos o todos sus escaños.

    Pero aún es muy temprano para tener encuestas confiables, incluso si Netanyahu y sus aliados consiguieran más escaños, probablemente se quedarían cortos para conseguir una mayoría suficiente.

    Si eso ocurre, nuevamente los mismos partidos que formaron el gobierno saliente tendrían que intentar limar sus diferencias y formar una nueva coalición, una que pueda sobrellevar las mismas dificultades que la anterior.

    ¿Qué ocurre si nadie logra suficiente apoyo para formar gobierno? Nuevas elecciones.

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