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Complejo escenario, polarización y búsqueda de consensos: Qué une y qué separa a Boric de Lula versión 2022

En enero, el Mandatario chileno había compartido sus expectativas de trabajar "codo a codo" con el brasileño y otros dos líderes de la región con el fin de armar "un eje tremendamente interesante".

03 de Noviembre de 2022 | 08:03 | Por Cecilia Román, Emol.
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Emol / Aton
Más de un elemento une al Presidente Gabriel Boric con el otra vez mandatario brasileño Lula Da Silva: desde la ideología política que sostienen, ligada al progresismo, hasta las circunstancias en las que llegaron al poder. Boric, de hecho, había compartido sus expectativas de trabajar "codo a codo" con él, Luis Arce -presidente de Bolivia- y Gustavo Petro -de Colombia-, a principios de año en entrevista con la BBC. "Ahí se puede armar un eje tremendamente interesante", señaló entonces.

Hoy, tras el estrecho triunfo que cosechó Da Silva el domingo, analistas internacionales remarcan lo que une y separa a Boric con el líder del Partido de los Trabajadores en su versión 2022 (ya fue Jefe de Estado de Brasil entre 2002 y 2010), sus diferencias y las similitudes que los insertan a ambos en el consolidado grupo de presidentes de izquierda que está dominando la región desde hace un par de años. De hecho, la visión sobre América Latina, aunque con matices, sería uno de los puntos en común, explican los expertos.

"Gran parte de la obra de Unasur reposa sobre los esfuerzos de Lula en sus dos administraciones. Unasur, que hoy tendríamos que mirar con atención si hay una intención de resucitarla o de ensayar algún tipo de coordinación subregional, de alguna manera es parte de la herencia de Lula y no es muy distinto a lo que está pensando con las relaciones exteriores el Presidente Boric", plantea Gilberto Aranda, analista internacional y académico de la U. Autónoma de Madrid.

Quien marca el matiz es el analista y académico de la U. de Valparaíso, Guillermo Holzmann, que asegura que "la idea de integración regional que tiene Lula no necesariamente tiene la misma intensidad y profundidad que representa para el Frente Amplio, eso de que América Latina tiene que ser una sola voz, una sola forma de relacionarse con el mundo. Lula tiene una visión más moderada que está muy marcada por los intereses brasileños en la región".

El académico y director del Magíster en Sociología de la U. Alberto Hurtado, Alexis Cortés, agrega otra diferencia en cuanto a la postura sobre la política exterior. "Da Silva me parece que está alineado con una perspectiva más clásica de las relaciones internacionales, lo ha dejado claro en relación a su postura con respecto a Rusia y Ucrania, donde si bien responsabiliza a Putin, también responsabiliza a la Otan por no haber evitado esta situación. En el caso de Venezuela, Boric tiene una postura más rupturista con esta tradición de izquierda, sobre todo en no dar señales de apoyo automático a Venezuela o Nicaragua", explica.

Las circunstancias en las que llegan al poder


Hay otro elemento similar: tanto Boric como Da Silva llegaron al poder en esta oportunidad en un contexto social y económico muy duro, marcado por las consecuencias de la pandemia; inflación y un escenario en general adverso en este punto. Y ambos debieron ampliar su base de apoyo para ganar, aunque ahí también están las diferencias.

"El Frente Amplio no es el Partido de los Trabajadores", señala Javiera Arce, analista política e integrante de la Red de Politólogas.

"Sí hay similitudes en que ambos tuvieron que hacer alianzas más amplias. Pero la diferencia es que Lula tuvo que pactar con la centroderecha, a diferencia de Boric, cuyo límite fue la DC, para lo que ya estaban bastante reticentes. Además, Lula es un político que cree harto en los consensos y que tiene buenas relaciones en general con la gente, a diferencia del Frente Amplio, que ha optado por la estrategia confrontacional", señala Arce.

Para Gilberto Aranda, la coalición que llegará al poder en Brasil no es tan similar a la fórmula que sostiene a Boric hoy, sino que es más parecida a lo que fue la Concertación en Chile.

"Hay personas del centro e incluso centroderecha que le dieron el apoyo a Lula, aunque no forman parte de la coalición, más el PT y otros partidos. Yo diría que esta coalición, que se enfrenta a Bolsonaro o es anti-Bolsonaro, combina la izquierda con el centro y eso la hace más cercana como experiencia a la época de la Concertación", responde Aranda.

Otro punto en común entre ambos mandatarios es que, incluso sumando el respaldo de otros sectores, no alcanzan a tener mayoría en el Congreso, lo que dificultará el escenario para la implementación del programa e implicará muchos consensos transversales.

"Es una realidad comparable a la de Gabriel Boric en el sentido de que no tiene mayoría en el Congreso; tampoco tiene el apoyo de todos los gobernadores y dada la polarización del país, queda en evidencia que tendrá que tener una capacidad de negociación fundamental. Es ahí donde Lula tiene más experiencia política que Boric", suma Holzmann.

Esa experiencia es uno de los puntos que muestran la distancia entre ambos presidentes: Da Silva logró llegar al poder tras tres intentos fracasados y ya estuvo al mando de Brasil por dos períodos. El Frente Amplio, en tanto, logró un ascenso meteórico y, como han señalado diversos expertos, se podría afirmar que su primera gran derrota recién fue en el Plebiscito de salida.

Agenda "transformadora" y "normalización institucional"


La administración del Presidente Boric ha estado marcada por una tensión entre las dos almas oficialistas y una presión de la más radical por avanzar en cambios o tomar decisiones que no son correspondidas por el sector más moderado. Esto, según anticipan académicos, no debería sucederle a Da Silva, a pesar de que tendrá que gobernar sostenido por una coalición mucho más amplia que su sector original.

"Sin descartar que habrá tensiones, contradicciones, y diferencias a lo largo del gobierno de Lula, creo que un elemento muy diferenciador es que en el caso de Boric, él llega al gobierno con altas expectativas de cambios. En el caso de Lula, esa expectativa de cambios estuvo más presente en sus gobiernos anteriores y en este caso lo que hay es una expectativa de normalización institucional", dice Cortés.

En este punto, Aranda remarca que "Lula tiene una experiencia de 8 años en el Gobierno, donde tuvo una serie de programas de inclusión y atención a los sectores más pauperizados, inclusión de lo étnico, lo que en Chile más bien existía antes más focalizado y hoy, en cambio, se está profundizando, con esa relevancia de lo invisibilizado, lo excluido. Ya hubo algo de eso en la experiencia precedente de Lula".

"El PT tenía un proyecto más revolucionario, pero también en gobiernos de coalición ellos han tenido que matizar muchas cosas y ahora también tienen que luchar por normalizar una situación, porque el Estado quedó bastante desmantelado. Tiene que ordenar la casa primero", suma Arce.

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