La noche del pasado martes, un joven de 17 años, identificado como Nahel M., falleció tras recibir el disparo de un policía, en medio de un operativo ocurrido en Nanterre, en la periferia de París. Según el relato oficial, el adolescente, que estaba manejando un vehículo, comenzó a ser perseguido por los agentes luego de que éstos se percataran de que había cometido varias infracciones.
Una vez que los policías consiguieron detener al joven, le apuntaron con sus armas y le exigieron que apagara el motor. Sin embargo, Nahel aceleró, causando que uno de los dos agentes le disparara a bocajarro en el pecho.
En un principio, el policía involucrado, de 38 años, justificó el uso de su arma asegurando que Nahel amenazaba su integridad y la de su colega, no obstante, las imágenes grabadas y difundidas por testigos del hecho demuestran lo contrario. Esto generó una serie de protestas que continúan hasta hoy y que han dejado como saldo cientos de detenidos cada noche y miles de vehículos incendiados y edificios públicos y privados atacados, tanto en París como en otras ciudades de Francia.
Producto de lo ocurrido, el policía autor del disparo se encuentra en prisión preventiva mientras continúa la investigación. Su accionar esa noche ha sido muy cuestionado, ya que sus críticos aseguran que, en vista de lo demostrado por las imágenes, no era necesario disparar.
La muerte de Nahel ocurrió en Nanterre, barrio periférico de París. A este tipo de comunidades se les conoce en Francia como "banlieues": grandes construcciones de bloques situadas en las afueras de las grandes ciudades, antiguas zonas industriales o de barrios periféricos de localidades medianas y pequeñas, y se caracterizan por ser barrios más bien pobres y estigmatizados por la violencia y el crimen.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas (Insee), 5,2 millones de personas viven en barrios marginales de Francia, equivalente al 8% de la población de todo el país. Asimismo, el 23,6% de los habitantes de estos barrios periféricos no nació en el país.
La carencia es un factor clave en estos territorios. Según el Insee, la tasa de pobreza de estos barrios es tres veces más alta que en el resto de Francia y un 43,3% de las personas que viven en estos distritos subsisten bajo el umbral de la pobreza, frente a un 14,5% de la población general. Asimismo, la tasa de desempleo es del 18,6% frente al 8% promedio en todo el país.
Tanto sus habitantes como diversos académicos y expertos aseguran que los "banlieues" han estado abandonados por las autoridades durante décadas, y afirman que este tipo de manifestaciones no son más que el reflejo de esa realidad marcada por la marginalidad. Es más, los protagonistas de estos disturbios son en su mayoría jóvenes cuyos abuelos llegaron a Francia desde el exterior y que, si bien son franceses, alegan una discriminación constante por sus orígenes y una falta de inclusión.
Para ellos, lo ocurrido en Nanterre es solo la gota que rebasó el vaso de un problema que estallaría en cualquier momento.
Las protestas, era que no, han complicado al Gobierno de Emmanuel Macron, quien ha enfrentado serias manifestaciones a lo largo de su mandato, como el movimiento de los "chalecos amarillos" iniciado en 2018, o las masivas marchas en contra de la reforma previsional impulsada por el Mandatario. Estos nuevos hechos vienen a empañar los trabajos del Ejecutivo y sus intenciones de tranquilizar el ambiente en Francia.
La reacción del Gobierno ha sido de condena a las manifestaciones violentas, aunque también de cuestionamiento al accionar policial en la muerte del joven Nahel, lo que molestó a los principales sindicatos policiales. Como respuesta a los disturbios, se ordenó el despliegue de más de 45.000 agentes en todo el país para controlar las movilizaciones. Sin embargo, la violencia sigue y desde la oposición de derecha el llamado es a decretar estado de emergencia.
Macron, en tanto, hizo un llamado a la "responsabilidad" de los padres para que sus hijos se queden en casa y no acudan a las movilizaciones, considerando que un tercio de las personas detenidas en los disturbios son menores de edad. El Mandatario también atacó el rol de las redes sociales en la convocatoria de estas manifestaciones.
Pero el Presidente francés también ha sido criticado por algunas de sus acciones. El miércoles, Macron acudió al concierto ofrecido por Elton John en París, misma noche en que miles de personas salían a las calles y se reportaba un sinnúmero de hechos violentos. "Mientras Francia ardía, Macron no estuvo al lado de su ministro del Interior o de la policía… sino que prefirió aplaudir a Elton John ¡Cada uno tiene sus propias prioridades! Totalmente irresponsable", dijo en su cuenta de Twitter el eurodiputado francés Thierry Mariani.
La muerte de Nahel puso en dudas el rol de la policía. Muchos ya han cuestionado el accionar del agente que provocó el deceso del joven, asegurando que, de acuerdo con las imágenes, no se justificaba el uso de su arma. Para los manifestantes y algunos dirigentes, esto es el reflejo de un sesgo discriminador en las fuerzas de orden, es más, de acuerdo con el informe de 2017 del Defensor de los Derechos, un joven percibido como árabe o como una persona negra tiene una probabilidad 20 veces más alta de ser sometido a un control policial.
La policía se defiende. Así quedó demostrado en el comunicado difundido por los dos sindicatos de policía más importantes de Francia, Alliance y Unsa Police, en el que llamaron a "combatir" contra las "hordas salvajes" que participan en los disturbios desde hace casi una semana. "Someterse, capitular y complacerlos deponiendo las armas no son las soluciones, en vista de la gravedad de la situación", aseguraron los sindicatos, recalcando que "están hartos de aguantar el dictado de estas minorías violentas".
Asimismo, indicaron que, una vez concluida la crisis, reclamarán "medidas concretas de protección jurídica del policía". "Mañana estaremos en resistencia y el gobierno tendrá que darse cuenta de ello", agregaron. El comunicado generó el rechazo de un sector político, calificándolo de un "llamado a la guerra civil".
El respaldo hacia la policía, de todos modos, continúa, sobre todo ante los serios disturbios. Pero ya tanto en Francia como en el exterior advirtieron que su accionar será muy monitoreado.
Y si bien la gran mayoría de los franceses condena lo ocurrido con el joven Nahel, tampoco respaldan los disturbios que han dejado al menos 3.200 detenidos, más de 700 policías heridos, unos 5.000 vehículos incendiados y casi 1.000 edificios dañados, de acuerdo con los datos del Ministerio del Interior.
Uno de los hechos más repudiables ocurrió la madrugada del domingo en la comuna parisina de L'Haÿ les Roses, en las afueras de París, donde un vehículo se estrelló contra la casa del alcalde Vincent Jeanbrun y luego se incendió. Producto del hecho, la esposa del edil y uno de sus dos hijos pequeños resultaron con heridas leves.
Esto provocó la ira de los colegas de Jeanbrun, que condenaron los hechos violentos de los últimos días. En esa línea, la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF) convocó a concentraciones ante los ayuntamientos de todo el país por los "graves disturbios" que atacan "símbolos" como escuelas, ayuntamientos, bibliotecas y policía municipal.
"Desde el martes, las noches son difíciles para los vecinos (...) Los sucesivos actos de violencia son inaceptables", declaró Patrick Jarry, alcalde de Nanterre, donde se registró la muerte de Nahel.
Por otro lado, la misma abuela del joven fallecido, Nadia, pidió que se deje de usar a su nieto como pretexto para sembrar la violencia. "Quiero al policía que mató a mi nieto, es todo lo que quiero. Los policías están ahí, felizmente están ahí, y a la gente que está destrozando, les digo paren", dijo al canal televisivo BFM.
Habrá que esperar si los disturbios continúan o el escenario se calma.