Durante las últimas semanas
Latinoamérica ha sido testigo de una nueva ola de violencia ligada al
crimen organizado. En
Colombia ya se reportan más de
80 fallecidos y
32.000 desplazados producto de los enfrentamientos entre el
Ejército de Liberación Nacional (ELN), el grupo armado activo más grande de Colombia, y disidencias de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) en la región de
Catatumbo, fronteriza con Venezuela.
Por otro lado, en Perú se mantiene el estado de emergencia en ciertas regiones del país que han sido blanco de la delincuencia, como la zona norte, en donde se han llevado a cabo ataques atribuidos a grupos ligados a la minería ilegal y que han sido calificados de "terrorismo" por el gobierno de Dina Boluarte.
Ante este tipo de escaladas, sumado a la discusión sobre el crimen organizado planteada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, surgen nuevas interrogantes acerca de las medidas que toman los gobiernos para frenar la expansión de la delincuencia y las consecuencias del funcionamiento de estos grupos armados.
¿Qué podría ocurrir en Chile?
Samuel Fernández, analista internacional de la Universidad Central y ex diplomático del servicio exterior de Chile, asegura que "las guerrillas y los fanáticos en estas posiciones no ceden en su postura y es muy difícil que se vuelvan a reinsertar en la vida común y democrática", lo cual explicaría que busquen constantemente "las fronteras más permeables, donde la policía no va a dar abasto, donde no hay una persecución sistemática, donde hay sectores que todavía los pueden apoyar y encuentran un aumento de criminalidad o de terreno fértil para poder volver a instalarse".
Bajo esta premisa, el académico considera que Chile puede ser un "punto de atracción para que ellos comiencen a operar" y que ya existen vestigios de este tipo de actos en el país pero que no se está combatiendo de manera eficiente.
"Se tiene indicadas las personas, se sabe cómo operaron, se saben los resultados lamentables, y entonces esto ha creado una posibilidad de acción. Y esa es la posibilidad de acción que hay que saber cortar, y hay que poner una efectividad en la acción, y una efectividad en la persecución, que todavía no está demostrado(...). Eso indica que hay un terreno fértil que debe ser cortado", agregó Fernández.
Impunidad y garantismo
Por su parte, el académico e historiador de la Universidad de Santiago (Usach) Pablo Lacoste, critica el funcionamiento de los aparatos judiciales de Chile, asegurando que estos hoy en día "generan una situación de impunidad".
"Lo que ocurre es que el sistema de normas, reglamentos, decretos, leyes, preceptos, lleva a que muchos fiscales, jueces, agentes de la seguridad del Estado tengan que tramitar. Tienen que tramitar y van tramitando, tramitando, tramitando y no resuelven. Todo se dilata, apelación, contraapelación, etc.", señaló Lacoste.
El especialista argumenta que los sistemas de seguridad se han visto debilitados debido al garantismo -ideología jurídica que se basa en la protección de los derechos y libertades de las personas frente al poder público- a un extremo tal que "considera que el delincuente es una víctima y que por lo tanto es una víctima del sistema (...), y esto ha llevado a crear mecanismos que terminan asegurando la impunidad en muchos casos".
"La cultura woke y el garantismo hacían la puerta giratoria, entonces delinquen, vuelven a salir, vuelven a delinquir, vuelven a salir, todo eso es parte de este problema. Exactamente eso es lo que está ocurriendo en América Latina y en el mundo", agregó Lacoste.
Asimismo, el académico argentino explica que en los países democráticos del mundo existe una inmensa demanda social por seguridad a raíz del ascenso del crimen organizado y otros grupos extremistas, lo cual ha resultado en la aparición de líderes que "no son políticamente correctos, pero están acertando en resolver algunas necesidades extremas".
"Milei en Argentina está resolviendo el tema de la superinflación y la hipercorrupción, Bukele resuelve el problema de la hiperinseguridad, la AFD en Alemania está haciendo una campaña proponiéndose para resolver el problema de la hiperinseguridad, y esto es lo que los está haciendo ganar, a pesar de que tienen muchas limitaciones, que ideológicamente tienen muchos aspectos que nos chocan, pero están acertando en ofrecerle al público una salida, una solución (...) que las otras fuerzas no son capaces de resolver", agregó.
Cooperación internacional
Fernández, por otro lado, enfatiza en la importancia de la acción coordinada entre países debido al carácter internacional que ha adquirido el crimen organizado y en el fortalecimiento de las labores de inteligencia.
"Aquí se trata de crímenes transnacionales donde las fronteras las pasan, y ocupan ya sea el soborno, o sea, las fórmulas para poder traspasar de un país a otro y seguir operando, porque ellos tienen objetivos bien claros de lo que quieren conseguir, y son esos los objetivos que hay que estar pendientes, y acrecentar las labores de inteligencia, siempre necesarias y que han tenido una merma en su efectividad", concluyó el ex embajador.
