EMOLTV

A 30 años de la guerra entre Ecuador y Perú, el último enfrentamiento armado entre dos países en Latinoamérica

Entre enero y febrero de 1995 tuvo lugar una disputa entre ambos países en la región del río Cenepa que contó con la intervención diplomática chilena para la resolución del conflicto.

02 de Febrero de 2025 | 07:15 | Por Gabriel Koenig, Emol
imagen

Marinos peruanos patrullando el río Cenepa. 27 de enero 1995.

AP
En 1995, Perú y Ecuador se enfrentaron en un conflicto armado conocido como la guerra del Cenepa, donde ambos países disputaron la soberanía de una zona ubicada en la cuenca del río del mismo nombre, en el lado oriental de la Cordillera del Cóndor, que tanto en Lima como en Quito reclamaban propia.

A pesar de los esfuerzos diplomáticos previos para poder resolver la disputa, las tensiones se intensificaron y desembocaron en un enfrentamiento bélico de corta duración pero alta intensidad.

Durante las semanas de combate, las fuerzas armadas de Perú y Ecuador lucharon en un terreno amazónico de difícil acceso que resultó en cientos de muertos y desplazados. La comunidad internacional, con el apoyo de Chile, fue crucial para poder llegar al Acuerdo de Paz de Itamaraty, donde se determinó la retirada de las tropas de ambos países.


Origen de la disputa territorial

Tras la independencia de Perú y Ecuador durante la primera mitad del siglo XIX, los límites fronterizos fueron establecidos bajo el principio de uti possidetis juris, que otorgaba a cada nación los territorios que poseían durante la colonia. Para intentar resolver las disputas territoriales que surgieron más tarde, se firmó el Protocolo de Río de Janeiro en 1942, que definió los límites fronterizos entre ambos países.

Este acuerdo buscaba poner fin a las tensiones pero no resolvía por completo todos los detalles, ya que algunas zonas, sobre todo las más difíciles de acceder por su geografía montañosa y selvática, quedaron sin demarcar.

Esta compleja geografía hizo que durante la segunda mitad del siglo XX ambos países mantuvieran cierta tensión por la disputa de territorios limítrofes, como fue la Guerra de Paquisha en 1981, donde tropas ecuatorianas y peruanas se disputaron tres puestos de vigilancia en el río Comaina.

Así, las tensiones llegaron a su máximo nivel cuando el 25 de enero de 1995 una escaramuza entre soldados ecuatorianos y peruanos marcó el inicio de los enfrentamientos en la región amazónica.

El conflicto armado estalló específicamente en la región del río Cenepa, en la Cordillera del Cóndor, cuando las fuerzas ecuatorianas decidieron expulsar a una unidad peruana que estaba construyendo un helipuerto en la zona conocida como Base Norte.

Durante las siguientes dos semanas, el conflicto se intensificó y ambos países movilizaron tropas hacia la zona, protagonizando enfrentamientos tanto aéreos como terrestres.

Las cifras oficiales de muertos varían según el país. Ecuador reportó 33 soldados fallecidos, aunque Perú cuestionó esta cifra, indicando que fueron 350. Por su parte, Perú reconoció la muerte de 60 de sus propios soldados.

A pesar de la crisis económica que atravesaba Ecuador al momento del estallido de la guerra, el presidente Sixto Durán-Ballén logró un fuerte apoyo político y ciudadano, y su frase "Ni un paso atrás", pronunciada por primera vez el 27 de enero desde el balcón del Palacio de Carondelet, se convirtió en el lema que acompañó a Ecuador durante el enfrentamiento.

El acuerdo de paz y su resolución

Ante la intensificación de la violencia, la presión internacional creció y ambos países lograron acordar un cese al fuego el 17 de febrero de 1995 gracias a la intervención diplomática. Los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro -Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos- desempeñaron un papel clave al mediar entre Perú y Ecuador.

Ese día se firmó la Declaración de Paz de Itamaraty en Brasil, poniendo fin a las hostilidades y marcando el primer paso para la firma del Acta de Brasilia en 1998.

Este acuerdo definió con precisión las fronteras entre ambos países, estableciendo que algunas zonas de la Cordillera del Cóndor y Tiwinza serían para Perú, pero Ecuador recibiría una pequeña parte de Tiwinza como propiedad privada, sin posibilidad de ser expropiada.

Gracias a la firma del Acta de Brasilia en 1998, Ecuador y Perú no solo pusieron fin a la guerra del Cenepa, sino que lograron definir fronteras claras después de siglos. Esta delimitación, sumado a los acuerdos de cooperación y comercio entre las partes, sentó las bases de un relación pacífica y asociativa que se mantiene hasta la actualidad.

Un ejemplo reciente de esta cooperación es la firma en 2024 del "Acta de la XVI Comisión de Vecindad Ecuatoriano-Peruana", un acuerdo que establece una nueva "hoja de ruta" a través de 49 compromisos de distinta índole. Entre estos se encuentran convenios sociales, culturales, de cooperación, productivos, comerciales, inversión, turismo, ambientales, energéticos y mineros, fronterizos, de infraestructura, conectividad, derechos de las personas, seguridad y defensa.

El rol de Chile y la controversia por las armas vendidas a Ecuador

Chile tuvo un rol bastante comentado. Ya en esa época, corría el rumor de que nuestro país vendió armamento a Ecuador en pleno conflicto, a pesar de ser uno de garantes del Protocolo de Paz de Río de Janeiro.

Una década después, el Gobierno peruano insistía en esta tesis, a raíz de una investigación que aseguraba que la transacción incluyó fusiles, cargadores, cohetes y visores nocturnos, que fueron transportados en aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana desde Santiago.

Chile argumentó que el acuerdo para la venta de armas a Ecuador se había concretado en septiembre de 1994, cuatro meses antes del inicio del conflicto, cuando Augusto Pinochet aún era comandante en jefe del Ejército.

Finalmente, la controversia llegó a su fin el 22 de mayo de 2005, luego de una declaración conjunta de las cancillerías de Chile y Perú.

"Con esas expresiones, los Gobiernos de Perú y Chile consideran superada la situación generada sobre este asunto. Asimismo, reiteraron el espíritu que anima a sus respectivos gobiernos de conducir las relaciones bilaterales sobre la base del entendimiento, la cooperación y el respeto mutuo", señalaba la declaración.