"No está en duda la asistencia al BRICS". Con esa frase, el Ejecutivo zanjó las dudas en torno a la participación del Presidente Gabriel Boric en la cumbre que tendrá lugar el próximo 6 y 7 de julio en Río de Janeiro, en Brasil.
Boric concurrirá en calidad de invitado, luego de que el presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva lo conminara a asistir durante la visita que protagonizó el Presidente a Brasilia, en abril pasado.
BRICS es el acrónimo de los países fundadores de este foro protagonizado por las cinco de las mayores economías emergentes del mundo: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Luego de varias reuniones informales desde 2006, el primer encuentro oficial de la cumbre se realizó en Rusia, en 2009.
Posteriormente se unió Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. De esta manera, son 11 los países que componen oficialmente el BRICS.
Pero además, durante 2024 se unieron, como países asociados: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.
En cada una de las reuniones anuales -donde participan los 11 miembros permanentes-, los países del BRICS abordan materias relativas a potenciar sus economías, aumentar su presencia a nivel internacional, plantear alternativas al dólar y al euro, políticas de desarrollo sostenible, y revisión de asuntos geopolíticos clave, entre otras. En tanto, todas las decisiones que se toman en esta instancia se basan en el consenso.
Cómo se dibuja la "alternativa a Occidente"
Alberto Rojas, director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la U. Finis Terrae, comenta que los BRICS tienen una dimensión económica y comercial muy importante, "algunos incluso consideran que se ha ido volviendo una especie de, no rival, pero sí un competidor importante del G7, cosa que me parece que todavía está muy lejos".
El G7, en tanto representa la "hegemonía de Occidente", está compuesto por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, e instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Pero el BRICS
también se ha dotado de una dimensión política. "Y esto no es menor, tomando en cuenta que ahí está Rusia, China, grandes actores políticos a nivel mundial, que no son democracias y que inevitablemente le dan un perfil, un punto de vista a muchas de las decisiones que se toman", comenta el experto.
En la misma línea, Jaime Baeza, profesor de Flacso Ecuador, comenta que el BRICS plantea temas de arquitectura multilateral para la paz que resulta "bastante compleja, por quienes son sus miembros".
"Hay ciertas definiciones de BRICS en temas de jugar fuera de occidente, particularmente en el caso chino más que incluso el caso brasileño, sumado a que al interior de los BRICS hay bastantes sensibilidades muy distintas. La presencia de Rusia y de Irán, este último, por este momento tan complicado en que están frágiles los temas en Medio Oriente con Israel", comenta.
En esa línea, plantea que el punto de fondo es es si BRICS se asocia o no a occidente en esta discusión, y quiénes participan de esta arquitectura internacional para la paz y la seguridad. "Si miramos a la India, es un país que tiene una muy buena relación tanto con Estados Unidos como con Europa, no así tanto con China. En tanto, China se plantea cierta presencia alternativa a Estados Unidos; Brasil trata de jugar un rol de articulador desde lo regional; Sudáfrica es un país que está hoy día en una crisis política importante ya desde hace un tiempo, entonces son muchas agendas que confluyen hacia esta discusión donde quién y como se plantea esta la alternativa a occidente".
Los (múltiples) intereses políticos dentro de BRICS
Rojas recuerda en la última ampliación que tuvo BRICS, "la India del primer ministro Narendra Modi, no estuvo muy de acuerdo con la idea de que entraran tantos miembros a la vez y que dentro de esos miembros estuviera Irán, por ejemplo. Por lo tanto, dentro de este bloque evidentemente hay intereses individuales que conviven con los intereses y objetivos colectivos de esta alianza".
Otro caso donde se han expresado los intereses políticos, ocurrió en 2024, cuando Brasil vetó el ingreso de Venezuela a la cumbre BRICS que se desarrolló en Kazán, Rusia. La acción -que continuó en la línea de la postura que había tenido el ex presidente, Jair Bolsonaro- fue tildada como "un gesto hostil" y "una agresión", por parte del régimen de Nicolás Maduro.
Aquel "veto" tuvo un precedente clave: la tensión entre ambos países se hizo más evidente después de la cuestionada reelección de Maduro en los comicios donde presuntamente "venció" a Edmundo González, y cuyas actas -a la fecha- nunca han sido transparentadas.
Quien también expresó su opinión fue el presidente de Rusia, Vladimir Putin, -aliado de Maduro- quien expresó la necesidad de que Brasil y Venezuela pudieran "resolver" la situación.
Ese año, la cumbre también estuvo marcada por la molestia de Ucrania ante la asistencia del secretario general de la ONU, António Guterrez, en la cumbre que tenía como sede Rusia, con críticas respecto a que aquello ayudaba a "normalizar" la invasión. Asimismo, desde una asociación de familiares de los prisioneros de guerra ucranianos, recomendaron a Guterrez que aprovechara su viaje "para visitar a los cautivos que Rusia mantiene en el aislamiento y en una incertidumbre durante años".
Participación de Boric como invitado
Aunque este martes se confirmó un "alto al fuego" por parte de Irán, de todos modos, el conflicto en Medio Oriente, ha sido también un foco de intenso debate de cara al BRICS. De hecho, desde la oposición, diputados UDI e integrantes de las comisiones de Relaciones Exteriores y Derechos Humanos, enviaron una carta al Mandatario para que no asista a este foro.
Entre sus argumentos, señalaron que la mayoría de los países que forman parte del bloque tienen "un historial innegable sobre violaciones a los derechos humanos", y que bajo el contexto de la intervención de Estados Unidos en la guerra del Medio Oriente, "es el momento menos indicado para demostrar algún tipo de posición". Esto, considerando que Irán es uno de los países que integran el bloque.
Pero desde el oficialismo también han surgido voces en contra. El senador Pedro Araya (PPD), dijo a El Mercurio que "el Presidente Boric debe tener presente que Estados Unidos es un país estratégico. Nos parece altamente inconveniente que asista a la cumbre del BRICS, en la que participan Rusia e Irán, en el actual escenario geopolítico. Eso claramente puede ser malinterpretado".
En opinión de Baeza, la presencia chilena en la cumbre, "no tiene mucho sentido, no aporta nada a la política exterior chilena; las relaciones bilaterales tanto con Brasil como con la India están en un punto y pueden continuar desde ese punto bilateral, y puede que haya otras instancias multilaterales donde se dialogue con Brasil y donde se dialogue con la India".
"Pero participar de una instancia multilateral de este tipo con Rusia, el gobierno chileno ha defendido la postura ucraniana varias veces y hacerse parte de un diálogo en este sentido con Rusia no es conveniente. Está Irán también que, como sabemos, es un sponsor internacional del terrorismo y, a mi juicio, genera tensiones innecesarias con Occidente en un momento de definiciones importantes. Me parece que no es prudente", afirmó.
Por su parte, Rojas comenta que un hipotético ingreso de Chile a este bloque -lo que hasta ahora se ha descartado-, debe ser "estudiado con cuidado y con tiempo, y sobre todo, desde una perspectiva técnica. Chile tiene muchos acuerdos de libre comercio, incluyendo con algunos países que integran los BRICS. Por eso, la pregunta es cuál es la ventaja de que Chile profundice esa relación, ya no en términos bilaterales sino que en términos de pertenencia a un bloque, y cuáles son los costos". Esto, sin olvidar que todo aquello, está cruzado por dimensiones políticas.
