Una nueva polémica sacude a Colombia, luego de que un reportaje publicado el domingo revelara un supuesto plan del excanciller
Álvaro Leyva para sacar del poder al presidente
Gustavo Petro, quien se hizo eco de estos rumores e incluso le exigió explicaciones a su vicepresidenta,
Francia Márquez, por su presunta participación en este operativo, algo que ella ha negado tajantemente.
La información fue dada a conocer hace dos días por el diario español El País. De acuerdo con este medio, Leyva -que fue el primer canciller de Petro y ha insistido que el gobernante sufre de una adicción a las drogas- se reunió hace dos meses en Estados Unidos con el congresista republicano Mario Díaz-Balart, en un intento de acercarse al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, para ejercer "una presión internacional" contra el mandatario colombiano y poner en su lugar a Francia Márquez.
"Nos dijo que tenía todas las herramientas para ejecutar un plan y sacarlo.
Su lugar lo ocuparía Francia Márquez. Contaba con evidencias de que Petro no podía seguir ejerciendo el cargo y que en caso de que esto saliera adelante, el presidente no tendría capacidad de respuesta. La ayuda de los americanos era muy importante", dijo al diario una fuente estadounidense.
El País también tuvo acceso a unas grabaciones de audio en las que Leyva, que habla con alguien no identificado, se refiere a la crisis de seguridad y violencia en el país y del clima que se vive a menos de un año de las elecciones legislativas y presidenciales de 2026, por lo que sugiere un "gran acuerdo nacional" en el que incluso estén la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas criminales.
También menciona brevemente la posibilidad de buscar el apoyo de políticos como el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, del partido de derecha Centro Democrático, gravemente herido en un atentado el pasado 7 de junio.
"Hay que sacar ese tipo (Petro). Ese tipo presidiendo las elecciones (...) es que, además, el orden público se desbordó. Eso no puede suceder, sino con un gran acuerdo nacional, en donde tiene que estar, ELN, los del Clan del Golfo (...) Yo he hablado con los gremios más importantes (...) Es que aquí han venido los del Clan del Golfo, una vaina muy jodida. Este país va al despeñadero", afirma Leyva.
Petro, que suele referirse a
un "golpe blando" en su contra, se enteró hace varias semanas de la presunta conspiración de Leyva, e incluso en un discurso que dio el pasado 6 de mayo en Bogotá acusó al representante Díaz-Balart de estar involucrado en reuniones para desalojarlo del poder.
El domingo, tas conocer el reportaje de El País, el Mandatario calificó el complot de Leyva para supuestamente sacarlo del poder como "un acto de venganza bárbaro y canalla" y reconoció que lo nombró ministro "sin ningún cálculo político" porque creía que tenía "una genuina vocación de paz".
Llamado a la vicepresidenta
La publicación del reportaje desató todo un escándalo en Colombia. Voces tanto del oficialismo como de la oposición rechazaron el supuesto plan de Leyva y aseguraron que se trata de "un atentado a la democracia misma". Por su parte, Francia Márquez se desmarcó inmediatamente del hecho: "No existe la posibilidad de que me prestara a conspiraciones", dijo la funcionaria en un comunicado, donde agregó que "tengo la conciencia tranquila, la mente clara y el corazón firme".
Sin embargo, Gustavo Petro puso en duda a la vicepresidenta y le exigió explicaciones el lunes. "Todas las personas que nombra allí, de las cuales yo no sé si lo que él cuenta es verdad o no, pues deben dar explicaciones y no solamente políticas públicas, sino ante la justicia", aseguró ante la prensa.
El primer presidente izquierdista de Colombia y su número dos mantienen
un distanciamiento que se ha agravado en los últimos meses.
En febrero, Márquez criticó la inclusión en el gabinete presidencial del ahora ministro de Interior, Armando Benedetti, por considerarlo contrario al proyecto progresista y, en mayo, acusó al gobierno de practicar "el racismo" y "el patriarcado".
El nuevo enfrentamiento en el seno del Gobierno llega en medio de la peor ola de violencia de la última década en Colombia. Tras el atentado del 7 de junio contra el aspirante presidencial de derecha Miguel Uribe, y varios ataques de disidentes de la extinta guerrilla de las FARC, el Ejecutivo asegura que hay planes para desestabilizarlo.